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Un teléfono móvil o 500 dirhams

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Así consiguió su escaño en 2002 el que hoy es el alcalde de la capital, Rabat, Omar Bahraui, un político conocido por su corrupción, que también en las elecciones celebradas el pasado viernes intentó comprar votos. A principios de agosto, el alcalde de Rabat compareció ante un tribunal para responder de estas acusaciones, pero, tras una primer audiencia, el juicio quedó aplazado indefinidamente.
Pero Bahraui no ha sido el único. Al menos así lo sostiene el partido que ha sido el gran perdedor de los comicios del viernes, el islamista Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD). Las pocas encuestas que se conocían indicaban que el PJD no sólo iba a vencer sino que iba a arrasar. No ha sido así, y las urnas han arrojado unos resultados más que magros para el partido que más moviliza a las masas marroquíes: 47 escaños, tan solo cinco más que en 2002. Cuando esperaba convertirse en la primera fuerza política del país, el PJD se queda con la miel en los labios y por detrás del partido nacionalista conservador Istiqlal, que ha vencido al obtener 52 diputados.
Resultados sospechosos
Estos resultados son tanto más sospechosos si se tiene en cuenta que en las elecciones de 2002, el PJD presentó candidatos en sólo el 62 % de las circunscripciones del país, mientras que el pasado viernes, 94 de las 95 circunscripciones de Marruecos contaban con listas de esta fuerza política.
Aunque ya en la tarde del sábado el número dos del PJD, Lahcen Daudi, hablaba de 'compra masiva de votos' por parte de sus adversarios políticos, los dirigentes del PJD se muestran ahora más prudentes.
Abdeliláh Benkirán, miembro de la Ejecutiva del partido islamista, titubea al responder a las preguntas de PÚBLICO. Dice que 'se ha oído hablar de dinero en esta campaña' y después anuncia que el PJD llevará a los tribunales los casos sobre los que tienen pruebas.
'Claro que estamos decepcionados con el resultado de estas elecciones, pero no hay que olvidar que, por encima del número de escaños, seguimos siendo el primer partido de Marruecos', subraya este histórico del movimiento islamista marroquí.
Y entonces, ¿cómo se explica esta derrota? Benkirán no dice nada, pero cuando se le pregunta sobre un sistema electoral y unas circunscripciones hechas a medida para restarles votos, el político islamista espeta un significativo 'Usted lo ha comprendido ¿no?'.
Tras la derrota, Benkirán no quiere hacer tampoco pronósticos sobre una posible participación en el Gobierno de su partido. Se limita a afirmar que están 'a la espera de ver a quién nombra primer ministro Su Majestad', porque, apostilla, 'usted sabe que aquí es Su Majestad quien nombra al primer ministro ¿no?'.

 

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