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Un terremoto de 6 grados deja 51 muertos en Turquía

Otras 70 personas han resultado heridas debido a la fragilidad de las edificaciones de adobe

AGENCIAS


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Un fuerte terremoto de 6 grados en la escala de Richter causó en la madrugada del lunes 51 muertos en el este de Turquía y otras 70 han resultado heridas, principalmente debido a la debilidad de las edificaciones de adobe de esta zona.

El seísmo despertó de su sueño a los habitantes de la zona de Basyurt, en la provincia de Elazig, cuando sacudió la tierra a las 4:32 hora local (02:32 GMT). Tuvo una magnitud de 6 grados y estuvo seguido por 30 pequeñas réplicas.

Trabajadores de hospitales y familiares trasladaron a las víctimas en coches y ambulancias al hospital estatal en la ciudad de Kovancilar. Mientras, en los pueblos cercanos, la gente encendía fogatas para mantener el calor en la calle tras huir de sus casas en plena madrugada.

'Hubo un montón de miedo y pánico entre la gente. Duró alrededor de un minuto. Lo sentimos muy fuerte y todo el mundo intentó salir a la calle', dijo Nursel Sengezer, corresponsal de la agencia Dogan en Elazig, a la cadena CNN Turca.

Los primeros datos ofrecidos por el Gobierno, que indicaban que el seísmo había causado 57 fallecidos, fueron posteriormente rectificados por el Ministerio de Sanidad, que estableció la cifra definitiva en 51 muertos.

El terremoto derribó los minaretes de tres mezquitas en localidades de la zona, dijo el gobernador de Elazig, Muammer Erol.

Un equipo de la Media Luna Roja llegó al área del seísmo y estableció un centro de crisis, mientras los equipos de rescate trataban de localizar a supervivientes bajo los escombros.

El propio primer ministro Recep Tayip Erdogan, declaró desde Ankara que no fue el terremoto en sí, sino el tipo de edificaciones, el que ha acabado con la vida de esas 51 personas.

Al respecto, el profesor Miktad Kadioglu, especialista en gestión de desastres naturales, explicó a una televisión local que los tejados de las casas de adobe cocido al sol son muy frágiles después de absorber el agua y la nieve del invierno.

Las advertencias del primer ministro son, de hecho, una constante en Turquía, un país entrecruzado por fallas tectónicas, desde el terremoto que en 1999 devastó la región del Mármara, afectó a Estambul y causó 18.000 víctimas mortales.

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