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Los tories se alían con las empresas para acosar a Brown

Cameron consigue que el aumento de las cotizaciones sociales se convierta en el primer tema de la campaña

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Fue el último Question Time de la legislatura en la Cámara de los Comunes y coincidió con la primera jornada completa de campaña. Son las peculiaridades del sistema político británico, porque el Parlamento no queda disuelto hasta el próximo lunes.

Gordon Brown habría preferido que la última sesión parlamentaria se hubiera celebrado hace una semana. Los conservadores consiguieron los titulares gracias a su ataque al aumento de las cotizaciones a la Seguridad Social, para lo que han contado con el apoyo de los principales empresarios del país.

El líder tory fustigó a Brown desde su escaño: “¿Nos está diciendo el primer ministro que sabe más de creación de empleo que los líderes empresariales que dan trabajo a casi un millón de personas en este país?”

Brown contraatacó con la defensa del gasto social y la necesidad de obtener fondos públicos que lo sostengan: “Podemos subir las cotizaciones y proteger así nuestras escuelas, hospitales y comisarías. O podemos hacer lo que hacen los conservadores, que es poner en peligro escuelas, hospitales y comisarías”.

Los laboristas pagan el precio de su primera reacción a la carta de un grupo de 23 empresarios que se manifestaron en contra de la subida, algo que no podía sorprender a nadie.

Brown y su ministro, Peter Mandelson, que siempre han presumido de sus buenas relaciones con el mundo de la empresa, se lo tomaron como algo personal, y acusaron a los tories de haber “engañado” a los firmantes de la carta.

No dijeron desde el primer momento que la alternativa era subir un impuesto mucho más impopular, como es el IVA.

La primera consecuencia es que los empresarios reaccionaron ofendidos ante la idea de que habían sido manipulados y reclamaron el apoyo de otros líderes empresariales. En total, ya son 68 y sus compañías dan empleo a 850.000 personas.

La promesa conservadora de revertir esa subida cuesta 6.000 millones de libras al año. Dicen que sacarán la diferencia reduciendo el despilfarro en la Administración sin concretar mucho más.

Convencidos de que su insistencia en recortar el gasto público les hizo perder la ventaja que tenían en los sondeos hace un año, los tories ya no dicen que su prioridad es la reducción del déficit presupuestario.

Los mercados financieros, implacables con los países del sur de Europa, no son tan duros con el Reino Unido.

Acosado por la derecha, Brown intentó ayer ganar votos en el electorado progresista con la propuesta de una reforma política que culmine en la elección de la Cámara de los Lores por los ciudadanos.

Además, la edad mínima para votar bajaría a los 16 años y los jefes de Gobierno perderían la capacidad de disolver el Parlamento.

Es una oferta destinada al votante de los liberales demócratas, cuyos dirigentes se apresuraron a rechazar por escasa y tardía. Los laboristas han tardado 13 años en proponer un cambio en el envejecido sistema político del país.

En 1910, el primer ministro liberal, David Lloyd George, consiguió que la Cámara de los Lores perdiera el poder de veto a las decisiones de la Cámara de los Comunes. Un siglo después, sus miembros aún son elegidos por el Gobierno, y no por el electorado.

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