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Los tunecinos del interior van a la capital a derribar el Gobierno

Los manifestantes llegan desde la ciudad donde Bouazizi se suicidó a lo bonzo y de las zonas con más muertos en la represión. Los jóvenes campesinos exigen el cese de todos los herederos de Ben Alí

TRINIDAD DEIROS

El Túnez más olvidado, el de las áreas rurales del interior donde empezó la revolución, quiere arrancar de raíz la dictadura de Ben Alí. Cientos de jóvenes escuálidos y desarrapados llegaron ayer a la capital exhaustos, tras recorrer cientos de kilómetros a pie, para gritar ante el palacio del primer ministro: 'Ghanuchi, lárgate'.

A ellos se fueron uniendo centenares de ciudadanos de todas partes del país. Las casi 2.000 personas que al final se manifestaron en Túnez para increpar a la vieja guardia del dictador no se conforman con menos de la dimisión de todo el Gobierno interino.

Llegados desde Sidi Bouzid, la ciudad donde arrancaron las protestas tras el atroz suicidio a lo bonzo de Mohamed Bouazizi; desde Kasserine, donde 22 personas fueron abatidas en las manifestaciones, y desde Gafsa, la localidad minera cuyas protestas fueron aplastadas en 2008, jóvenes como Mourad explicaban ayer que la depuración de los hombres del dictador 'es una demanda de todo Túnez'.

Los ex ministros de Interior y Defensa son arrestados por su pasado represivo

Como sus compañeros, algunos aún en la adolescencia, Mourad tiene la piel cuarteada por el sol. Rostros juveniles prematuramente envejecidos por pieles ennegrecidas que hablan de muchas horas en los campos. Algunos están tan agotados, tan consumidos a sus 17 ó 18 años, que no tienen fuerzas ni para hablar.

Descansan bajo un cartel que reza 'Mohamed Bouazizi dio su vida por su país'. Uno de ellos ha llegado a Túnez calzado con unas zapatillas rotas. Mourad suspira y dice que han caminado '350 kilómetros, de noche y de día', para exigir a los ministros heredados de la tiranía que se vayan.

Bouazizi se ha convertido en su héroe. Su vida truncada prematuramente, las humillaciones que sufrió durante sus 26 años de existencia y la ausencia de futuro que pesaba sobre el joven es también la historia de cada uno de ellos.

'En estas regiones no hay trabajo. A ello se une un enorme desequilibrio en el reparto de la riqueza. Son regiones ricas, con recursos naturales. Sin embargo, sus gentes son pobres. En estas zonas hay muchos Bouazizis', explica Habib.

'Son asesinos. Ben Alí ha desaparecido, pero siguen sus agentes'

Habib vive en Túnez capital. Este 'ex militante de En Nahda', el partido islamista ilegalizado por Ben Alí, pasó siete años en la cárcel por sus ideas políticas. En 2005, explica, tuvo un hijo que enfermó y al que sólo podían tratar en Italia, pero las autoridades se negaron a conceder el pasaporte al niño porque su padre había estado en la cárcel. El pequeño murió.

'Son asesinos. Ben Alí ha desaparecido, pero siguen sus agentes', prosigue Habib. 'El Gobierno caerá hoy', afirma otra tunecina.

Mientras decenas de personas se van uniendo a la manifestación, Hassen subraya: 'Para nuestro Gobierno queremos a gente competente y que no tenga nada que ver con el régimen anterior'.

Los gestos que el Gobierno de transición ha hecho para apaciguar los ánimos y desmarcarse de Ben Alí no han convencido del todo. Ni la renuncia a la militancia en el partido del dictador, ni la incautación de los bienes de la formación, y ni siquiera la promesa de Ghanuchi de que se irá después de las elecciones han bastado a quienes quieren hacer tabla rasa.

Otro ex colaborador del tirano está bajo investigación por dirigir la censura

Hoy mismo, el ex ministro de Interior y actual presidente del Senado, Abdalá Kallek, y Abdelaziz Bendhia, ex titular de Defensa y consejero de Ben Alí, fueron detenidos y puestos en arresto domiciliario por su participación en la represión. Otro ex colaborador del tirano, Abdelwahad Abdalá, también está siendo investigado por su implicación en la férrea censura oficial en los medios de comunicación.

Pero estas medidas no parecen suficientes. La presión sobre el Gobierno no cesa mientras la vida vuelve poco a poco a la normalidad en el país. Hoy los niños empezaran a volver a las escuelas.

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