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Túnez da un paso atrás

Las mujeres tunecinas temen por sus derechos, que el partido que lidera el Gobierno había prometido proteger, en la elaboración de la Constitución. Las asociaciones pro Derechos Humanos y la ONU ya han dado la voz de alarma

ANA LUZ MUÑOZ

Túnez fue el país que dejó atónito al mundo hace dos años cuando la fuerza de la revolución popular derrocó la dictadura de Ben Alí después de 23 años. El movimiento inspiró a otros y se convirtió en el símbolo de la Primavera Árabe. Décadas antes, en 1956, el entonces presidente Habib Bourguiba decretó el Código del Estatuto Personal, que otorgaba a las mujeres unos derechos sin precedentes en el mundo árabe. Un texto de gran valor para las tunecinas ya que recoge la igualdad entre el hombre y la mujer, además de abolir la poligamia, prohibir el repudio y permitir el matrimonio y el divorcio de consentimiento mutuo. Un Estatuto que Ennahda, el partido islamista moderado que lidera el Gobierno actual, había prometido proteger durante la campaña electoral.

Pero la transición democrática en el país no está siendo un camino de rosas, no sólo en lo que concierne a los derechos de la mujer, sino que tampoco se han resuelto los problemas que provocaron la revolución. La conmemoración del segundo aniversario de la huida de Zine El Abidine Ben Alí se ha vivido en el país entre la redacción de la nueva Constitución y el gusto amargo a decepción, además del temor, por parte de las tunecinas, de tener que luchar para preservar los derechos que tienen desde 1956.

El artículo que definía a la mujer como complementaria al hombre se eliminó tras la presión popular

El pasado 13 de agosto miles de mujeres y hombres salieron a la calle para protestar contra la aprobación, gracias a los votos de Ennahda, del Artículo 28 del borrador de la Carta Magna, que definía a la mujer como complementaria al hombre y no igual. La fecha coincidía con el Día de la Mujer, establecido así por ser el aniversario del Código del Estatuto Personal. Gracias a la presión popular, el Gobierno tuvo que dar marcha atrás y reelaborar el artículo un mes más tarde, esta vez incluyendo la igualdad. 'El movimiento ciudadano se ha vuelto muy fuerte en Túnez', afirma la activista Lina Ben Mhenni, profesora de universidad pero más conocida por su blog A Tunisian Girl, en el que en diciembre de 2010, cuando comenzó el levantamiento popular, contó y publicó fotografías sobre la represión que estaban viviendo los ciudadanos por parte del Gobierno. Desde entonces no ha parado y se ha convertido en un símbolo de la revolución, que le valió la candidatura al Premio Nobel de la Paz en 2011.

El 23 de octubre de 2011 se celebraron las primeras elecciones libres en Túnez, en las que la paridad en los partidos políticos era obligatoria. 'Lamentablemente la mayoría de mujeres que se presentaron no habían participado en la revolución ni tenían experiencia política. Muchas de ellas pertenecen a Ennahda y no me representan', señala Ben Mhenni. Esto es lo que, a su juicio, explicaría que el Artículo 28 fuese aprobado pese a definir a la mujer como complementaria al hombre. 'Son mujeres que están contra las mujeres', añade. También algunos partidos políticos se mostraron contrarios al ya famoso Artículo.

La troika, coalición de Gobierno actual que reagrupa al partido islamista moderado (con 90 de los 217 escaños), Ettakatol (socialistas), y el Congreso para la República (centro–izquierda) 'atraviesa problemas políticos internos, debido a su heterogeneidad. De ahí que conseguir el consenso entre ellos sea difícil y que muchas veces estén en desacuerdo', explica Abdeljelil Bedoui, economista, activista y fundador del Partido del Trabajo de Túnez.

Algunas mujeres han empezado a llevar el velo para protegerse debido al aumento de las agresiones

Túnez ha sido siempre vanguardista en materia de derechos de las mujeres en comparación con los demás países árabes. Es más, las tunecinas tuvieron un papel muy importante durante la revolución. Sin embargo, ahora, los defensores de los derechos humanos en el país están dando la voz de alarma en cuanto a un posible retroceso. 'Hemos llegado a un punto en el que estamos luchando para asegurarnos los derechos que teníamos, en vez de para avanzar como hacíamos antes. Está todo en peligro', explica con resignación Lina. Aún así cuentan con el apoyo de los partidos de la oposición y su esperanza está puesta en la presión que pueda hacer la sociedad civil.

El Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre la discriminación contra las mujeres visitó la semana pasada el país durante varios días y se mostró preocupado sobre el proyecto de Constitución que se está elaborando, afirmando que, aunque la igualdad entre hombres y mujeres está recogida en el borrador de la Carta Magna, todavía hay muchas lagunas y partes ambiguas que pueden dar lugar a desigualdades. La ONU declaró en un texto elaborado tras la visita que el borrador de la Constitución 'no menciona la universalidad, la indivisibilidad y la interdependencia de los derechos humanos, cruciales para asegurar que las futuras reformas no amenazarán lo conseguido hasta ahora en el plano legislativo, en particular en el derecho de las mujeres', además de no estar recogidas 'las esferas de la vida en las que el derecho a la igualdad está garantizado'.

Ben Mhenni, profesora de universidad, contó en su blog la represión que estaban viviendo los ciudadanos por parte de Ben Ali.  A. M. 

Túnez es hoy en día una sociedad patriarcal en la que el conservadurismo y la modernidad intentan cohabitar. Las mujeres no se sienten en seguridad y en cuanto anochece es difícil encontrar alguna por la calle.

Desde hace dos años la presencia de mujeres con hiyab [pañuelo que cubre el pelo y el cuello] y niqab [prenda que cubre a la mujer entera dejando sólo los ojos al descubierto] es mayor. 'El problema no es que se vean más velos, sino que están aumentando las agresiones a las mujeres que no lo llevan, y lo más grave es que la mayoría de los agresores salen impunes', se lamenta Fathia Hizem, de la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas (ATFD, por sus siglas en francés). Sabe bien de lo que habla, la asociación existe desde 1989 y desde siempre ha militado para reivindicar la igualdad entre hombres y mujeres. 'Hay algunas que llevan velo y ni siquiera rezan, lo hacen para protegerse' prosigue, 'por ejemplo, las que tienen que coger el transporte público temprano para ir a trabajar, se sienten más protegidas si van cubiertas. Es lamentable haber llegado a este punto', afirma Hizem, que asegura que este comportamiento se explica por la falta de confianza en la ley.

'Estamos luchando para asegurarnos los derechos que teníamos', dice una activistaJihen Ayari es una joven tunecina que se marchó hace varios meses a Brasil para terminar sus estudios de arquitectura. 'Me siento mucho más segura aquí que en Túnez, donde el riesgo de violación siempre te acompaña cuando vas sola por la noche'. El problema de la inseguridad se ha acentuado en los últimos años, incluso antes de la revolución. 'El Gobierno no se está ocupando de este asunto y si la gente sabe que no va a ser castigada la violencia aumenta', cuenta Hayet Ouertani, del Centro de Escucha y Orientación a las Mujeres Víctimas de Violencia (CEOFVV por sus siglas en francés), que trabaja desde 1993 organizando campañas de sensibilización y ofreciendo ayuda médica, jurídica y psicológica a las tunecinas. Se refiere a la impunidad de la que gozan la mayoría de los agresores, que aunque sean detenidos 'siempre los sueltan rápido', añade. Ouertani asegura que últimamente han recibido bastantes casos de mujeres que han sido agredidas por taxistas.

Experiencia que Fathima [nombre ficticio], una joven tunecina, vivió en primera persona el 13 de enero de 2011, uno de los días de mayor caos durante la revolución, cuando intentó volver a su casa de madrugada. La mayoría de carreteras estaban cortadas. Un taxi se ofreció a dejarla esperar dentro del vehículo hasta que amaneciese y reabriesen la ruta, pero el conductor aprovechó para meterse en una cochera e intentar violarla. 'Pasé tres horas convenciéndolo de que no lo hiciese, diciéndole que podría tener la misma edad que su hija. A veces pensaba que ya no había vuelta atrás, pero al final recapacitó y me dejó en paz', cuenta.

No corrió la misma suerte la joven tunecina que el pasado mes de septiembre fue violada por dos policías mientras un tercero obligaba al novio de ésta a sacar dinero en un cajero para entregárselo. Cuando la pareja denunció los hechos, los policías los acusaron de haberlos pillado en una 'posición inmoral' dentro del coche en el que se encontraban, situación que en Túnez se paga con la cárcel. La víctima pasó a ser la acusada, pero de nuevo la presión de la sociedad civil, que se manifestó contra la imputación de la chica, consiguió que el presidente de la república, Moncef Marzouki, se disculpase públicamente por los hechos.

'Me aterroriza pensar que la gente pueda abandonar la causa debido a la represión'

Dos años después de la revolución, los tunecinos que arriesgaron su vida para cambiar el país no tienen nada que celebrar, aunque todavía conservan la esperanza. 'La única forma que tenemos de construir un Túnez democrático es empezando con la igualdad entre mujeres y hombres', asevera Fathia Hizem, de la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas. Son conscientes de que la sociedad civil está ahora más fortalecida que nunca y que pueden conseguir que la nueva Constitución sea el medio para garantizar la justicia y la igualdad. Lina Ben Mhenni, la joven blogger, sabe que no es fácil. 'La policía ya me ha pegado varias palizas en manifestaciones, pero no tengo miedo. Lo que me aterroriza es que la gente abandone la causa debido a la represión'.

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