Público
Público

Los ‘turistas políticos’ también se dejan ver en New Hampshire

Ciudadanos de otros estados acuden a los mítines para participar en las primarias sin votar.

ISABEL PIQUER

“Mira cómo aprieta el labio inferior. Nunca he visto esta expresión. La llevo observando desde hace años. La he visto enfadada, concentrada pero nunca amargada. Creo que se teme lo peor”. Dan Hill ha venido hasta Dover (New Hampshire) para ver de cerca a Hillary Clinton. Y tan de cerca, porque la candidata no ha conseguido llenar el gimnasio de la escuela local y es fácil acceder a las primeras filas del escenario.

Hill, que durante unas semanas ha dejado su negocio en Minneapolis para seguir las primarias, es uno de los turistas políticos que durante estos días han llenado auditorios y canchas de baloncesto para ser testigos de lo que todos perciben como un momento histórico en las elecciones.

Si los sondeos aciertan tanto como en Iowa, Barack Obama debería ganar esta segunda etapa hacia la nominación y el senador por Arizona John McCain, arrebatarle la victoria a su rival republicano, Mitt Romney.

Las cifras definitivas darán los matices clave. Una clara derrota de Hillary Clinton tendrá serias repercusiones dentro de su campaña. La candidata despedirá a algunos de sus asesores y buscará un nuevo ángulo de ataque, sin duda más emocional.

El margen de McCain mostrará hasta qué punto el caos se ha apoderado del Partido Republicano, tras la victoria en Iowa del pastor baptista Mike Huckabee.

“Vi a Huckabee en agosto y por la forma que tenía de interactuar con la gente, deduje enseguida que iba a ganar”, dice Hill. Tiene una empresa que se dedica al estudio de los hábitos de consumo y asegura que puede pronosticar los resultados basándose en el lenguaje corporal. “Obama  transmite la autoridad de un profesor o de un abogado. Hay algo de Abraham Lincoln en él, no tiene la ira de los líderes negros”.

Los turistas políticos son estudiantes, curiosos y aficionados a la política. Vienen a un mitin como quien va a un partido de fútbol. En New Hampshire hay más que en Iowa por la simple lógica geográfica. Está a unas horas en coche de Boston y Nueva York.

Michael Bottom es un estudiante del vecino Massachusetts. Ha venido a escuchar a McCain en Salem. Aprecia su experiencia y veteranía. “El cambio es un buen mensaje pero es una palabra que va a perder valor. Significa cosas muy distintas para distintos candidatos. Tienen que ser más concretos. Si uno quiere cambio, puede votar a Bin Laden, que quiere cambiar muchas cosas en Estados Unidos”.

Tamara Oyola también está entre el público. Es obvio que viene de Nueva York. Ese corte de pelo no se estila en New Hampshire. “He venido por curiosidad. McCain es el más liberal de los republicanos. Huckabee me da miedo, no tiene el bienestar de la gente en mente”.

Unos minutos más tarde, Oyola hará algo más que escuchar. Con otra decena de militantes de una organización a favor de los enfermos del sida, interrumpirá al veterano candidato, con pancartas y gritos, antes de ser amablemente expulsada del recinto.

'Alatriste’ en campaña

Y luego por supuesto están las estrellas. El actor Viggo Mortensen interrumpió su fin de semana para apoyar a uno de los candidatos demócratas más minoritarios, el congresista por Ohio Dennis Kuci-nich. El matrimonio de Susan Sarandon y Tim Robins participó en un evento con John Edwards en el último día de la campaña.

¿Qué importancia tendrá finalmente New Hampshire en la carrera hacia la Casa Blanca? “La batalla de verdad empezará el 5 de febrero cuando estén en juego California y Nueva York”, dice Barry Todd, un banquero de Ohio que saborea un pedazo de pizza frío en un salón de banquetes de Manchester, donde el equipo de Rudolph Giuliani ha reunido a sus fieles para verle en un debate.

Dentro de unos minutos estará cerca de su ídolo. Le preocupa mucho Obama.  “¿De verdad queremos tener como líder del mundo libre a un tío con tan pocos años de experiencia en política?”

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional