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UE Primeros pasos en Bruselas para tratar de dar fuelle al presupuesto europeo 'anticrisis'

Los ministerios de Economía de los 28 países de la UE empiezan a negociar los grandes detalles pendientes de un presupuesto común del euro sin fondos asignados, ambiguo y, de momento, incapaz de contrarrestar posibles crisis.

El Ministro de Finanzas holandés Wopke Hoekstra, el Viceministro de Finanzas de Alemania Jorg Kukies, el Ministro de Finanzas de Luxemburgo Pierre Gramegna y la Ministra de Economía de España, Nadia Calvino, durante la reunión de los Ministros europeos de Economía. / EFE

Tras la reunión de los ministros europeos de Economía de esta tarde en Bruselas, las instituciones comunitarias han anunciado que comenzarán a trabajar en el diseño del presupuesto de la Eurozona y su gobernanza, con el objetivo de tener una propuesta más concreta en octubre. En su reunión del mes pasado, los líderes no habían acordado ni a cuánto ascenderá el fondo ni sus reglas concretas. Solo que habría un instrumento presupuestario.

Bruselas ha anunciado que empezará a darle cuerpo a la idea con el objetivo de llegar a un compromiso entre los países del sur, que desean un presupuesto con entidad, con Francia y España a la cabeza; y los del norte, con Holanda al frente, que no quieren ni oír hablar de solidaridad.

El tema, que hace un mes llevó a los ministros de Economía de la UE a reunirse hasta las cuatro de la madrugada, ha ocupado solo unos minutos en su reunión de esta tarde, que tenía otros temas sobre la mesa como la vigilancia a España, Grecia e Italia y el papel internacional del euro.

Pero la ocasión ha sido suficiente para que el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, volviera a dar un toque de atención a quienes se oponen a un instrumento presupuestario con capacidad para paliar posibles crisis: la llamada capacidad de “estabilización”. “Nos aseguraremos de que la idea no se olvide”, aseguró Moscovici, en referencia a la oposición de los países del norte.

Las instituciones comunitarias esperan tener una propuesta para el tamaño del presupuesto de la Eurozona y reglas más definidas de cómo funcionará el instrumento para octubre, con el objetivo de que el presupuesto entre en la planificación de la UE para el período 2021-2027. Si llega a la fecha, podría estar en funcionamiento en dos años.

Los del norte, con Holanda al frente, no quieren ni oír hablar de solidaridad

La idea es crear un fondo común para que los países que afronten una crisis puedan realizar inversiones que no puedan afrontar por sí mismos, y ayudarlos así a salir más rápido de un posible hoyo. Pero de momento no hay nada acordado. Solo que habrá un presupuesto. Ni su tamaño, ni ratios de cofinanciación de los proyectos que recibirían dinero europeo, ni las normas concretas de uso. 17.000 millones de euros para 7 años es el tamaño que se estima que podría tener cuando se apruebe, previsiblemente a finales de año.

¿Suficiente? España y Francia, dos de los países que impulsan la medida, están de acuerdo en que no, pero consideraban una victoria el mero hecho de que se hubiera acordado la creación del instrumento hace un mes. La idea es que una vez se cree el presupuesto, pueda avanzar “pasito a pasito”, explica Federico Steinberg, investigador principal del Real Instituto Elcano, un think tank español.

Steinberg dice que 17.000 millones “no serían suficientes para tener un efecto” en caso de crisis. “Para que sirva, necesita ser mucho más grande”, advierte. Sin ir más lejos, el rescate a España durante la crisis superó los 76.000 millones de euros.

Las ambiciones de los países del sur de que el presupuesto tuviera el tamaño suficiente para funcionar como amortiguador en caso de crisis quedaron aplazadas en el Eurogrupo del pasado mes. “Más, era imposible de conseguir”, reconocía Bruno Le Maire, ministro francés de Economía y Finanzas, en un evento en organizado este lunes en la sede del think tank Bruegel, en Bruselas.

Francia y España renunciaron de momento a que el presupuesto tuviera una “función estabilizadora”, es decir, los suficientes recursos para ayudar a un país a contrarrestar una crisis y que se envíen de manera automática al Estado que lo necesite. París, Madrid y otras capitales el sur también se resignaban a que el presupuesto tuviera recursos propios: los Estados del euro no pondrán ni un céntimo más de lo que ya aportan a la bolsa comunitaria para financiar este instrumento. Al menos por ahora.

Según el ministro francés, la mayoría de los países del euro está a favor del presupuesto, aunque “los que se oponen, hacen ruido”. Le Maire llamaba a los que se oponen a ser fieles al “espíritu europeo” de diálogo, con la esperanza de que el instrumento de solidaridad acabe en algo sustancial.

Los que más ruido hacen son los holandeses, que no quieren ni oír hablar de mecanismos de solidaridad automática con el sur. “Nunca apoyaré mecanismos de estabilización a nivel del euro”, declaraba el primer ministro, Mark Rutte, a Euractiv, un medio especializado en temas europeos.

Fondo de cohesión 'plus'

“La poca seriedad del Gobierno griego al no admitir un problema profundo de gobernanza y estructura [en los primeros años de la crisis], ha dado lugar a la idea de que esos países, cuando se les ayuda, te toman el pelo”, explica Jorge Núñez Ferrer, investigador sénior en el Centre for European Policy Studies (CEPS), un reputado think tank en Bruselas.

Para Núñez Ferrer, este presupuesto de la eurozona sería poco más que un “fondo de cohesión plus”, en referencia a los fondos de cohesión que la UE concede a los países más pobres para realizar inversiones en infraestructuras. Según el experto de CEPS, las únicas diferencias serían que el presupuesto también serviría para hacer reformas más allá de la inversión, por ejemplo una reestructuración del sector público de un país, y que el dinero no llevaría asignada la etiqueta de quiénes serán países receptores desde el principio.

Según las reglas preliminares, cada Estado tendrá que proponer una serie de proyectos, que las instituciones europeas deberán aprobar. Solo después se desbloquearía el dinero. “El tiempo que se pierde en reaccionar cuesta mucho. Es una desilusión”, se lamenta Núñez Ferrer.

Los países que quieran acceder a la hucha común también tendrían cumplir una serie de requisitos macroeconómicos, que podrían significar reformas en su economía. Para el experto de CEPS, esto es un signo más de que el presupuesto se parecería a los fondos de cohesión. “Si haces una reforma laboral te damos dinero, no es un instrumento automático. Estará basado en una gran condicionalidad”, defiende. El presupuesto debe ayudar en caso de crisis, “pero la reestructuración no se puede poner como punto de partida”.

Steinberg no comparte la misma visión. Para él, las reformas pueden ser aceptables, si son para todos, incluida Alemania, y si la cantidad del presupuesto acaba siendo mayor, “con carácter contracíclico”.

Fuentes de Moncloa aseguraban hace unos días que España sigue insistiendo en que la propuesta recoja elementos en contra de la condicionalidad de los desembolsos a reformas estructurales y de refuerzo de los elementos contracíclicos del instrumento.

Núñez Ferrer: "Estará basado en una gran condicionalidad"

Si el presupuesto del euro acaba teniendo fuelle, España y Francia también proponen la creación de un fondo de desempleo europeo. El objetivo es que se cree un "mecanismo automático”, que frene el impacto en los presupuestos de un Estado concreto en el que una parte importante de la gente que se queda sin trabajo, explica Núñez Ferrer. “Es mucho más caro que la gente se quede sin trabajo y no pague. Esto permitiría evitar una crisis más grande, frenando la cadena de impactos”.

La próxima reunión del Eurogrupo será en septiembre en Helsinki, bajo la presidencia finlandesa del Consejo de la UE. Los países del sur jugarán fuera de casa, pero buscarán crear un embrión de presupuesto, que como pasa a menudo en la Unión Europea, se podría acabar ampliando en un futuro, llegado el caso de necesidades urgentes. Probablemente, tras otra de esas cumbres maratonianas a las que nos tienen acostumbrados.

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