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Venezuela Guaidó se queda sin oxígeno mientras Maduro se refuerza

Las fuerzas armadas se ha mantenido leales a Maduro y el episodio de la ayuda humanitaria ha dejado claro que el chavismo sigue controlando el país aunque tenga que usar la fuerza para ello.

Juan Guaidó durante una rueda de prensa el 18 de febrero. / REUTERS - MANAURE QUINTERO

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Un mes después de que Juan Guaidó se autoproclamara presidente de Venezuela con el apoyo de Estados Unidos y buena parte de la comunidad internacional, se puede afirmar con seguridad que Maduro ha aguantado el asalto. Aun con dificultades se mantiene en pie tras la peor crisis política que ha vivido desde que es presidente. Todavía no se puede dar la crisis por concluida porque ha dejado heridas en todos los resortes del régimen y sigue teniendo a la calle —pese a estar fatigada— en su contra.

Pero Guaidó difícilmente puede seguir adelante en la escalada —a no ser que se saque un as de la manga— sin llamar de forma directa a una intervención extranjera, que mayoritariamente rechazan América Latina y la Unión Europea, y está por ver si de verdad Washington estaría dispuesto a llevarla a cabo. No hay un próximo paso nítido en su hoja de ruta. En la reunión del Grupo de Lima en Bogotá (Colombia), el vicepresidente americano, Mike Pence, expresó a Guaidó que su opción seguía siendo la solución pacífica.

A pesar del apoyo internacional, las fuerzas armadas se ha mantenido leales a Maduro y el episodio de la ayuda humanitaria ha dejado claro que el chavismo sigue controlando el país aunque tenga que usar la fuerza para ello. El autoproclamado presidente confiaba en que la entrada de convoyes con la ayuda provocaría un clímax de desobendiencia y deserciones masivas que precipitara la salida de Maduro.

Nicolás Maduro, asiste a una reunión con representantes internacionales en apoyo de su gobierno en Caracas. / REUTERS

Nicolás Maduro, asiste a una reunión con representantes internacionales en apoyo de su gobierno en Caracas. / REUTERS

Está por ver si Guaidó volverá a entrar a Venezuela “en los próximos días”, como asegura, y cómo lo hace y la reacción de las autoridades. Su marcha a Colombia fue vendida por sus partidarios como un nuevo “desafío” a Maduro ya que insinuó que cruzó la frontera con la ayuda de los militares. Pero también es cierto que quedarse en el país podía significar que se expusiera a ser detenido por los disturbios ocurridos. Y si vuelve, el régimen tiene la excusa perfecta para arrestarlo ya que la justicia venezolana —controlada por los chavistas— le prohibió salir del país como medida cautelar a la investigación que se anunció tras su proclamación.

Si Guaidó vuelve, el régimen tiene la excusa perfecta para arrestarlo

Por el momento, el líder opositor se encuentra en una suerte de gira por América Latina donde ha sido recibido con honores de jefe de estado en Colombia, Brasil y Paraguay por sus respectivos presidentes. El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, también lo invitó para que visitara su país. En sus comparecencias, Guaidó anuncia “nuevas movilizaciones” pero todavía sin concretar.

El régimen por su parte tampoco está para tirar cohetes. Tiene muchos frentes abiertos que intenta taponar como puede. Por una parte, evaluar el control de daños en las fuerzas armadas después de las deserciones acontecidas los últimos días. A pesar de no ser suficientes, tampoco son pocas. Según el servicio de Migración colombiano, 320 soldados abandonaron Venezuela para entrar a su país.

En el ámbito internacional, el chavismo intenta recuperar el terreno perdido ante Guaidó. El ministro de Exteriores venezolano, Jorge Arreaza, ha dado la batalla diplomática en el Consejo de Seguridad de la ONU donde se rechazaron varias resoluciones: una en la que se instaba a permitir la ayuda humanitaria y la otra —vetada por Estados Unidos— en la que se hacía un llamamiento al diálogo. De las iniciativas para el diálogo que anunció la UE junto con países como México y Uruguay no se habla ni se sabe nada. Pero eso es positivo para Maduro que acostumbra a pedir diálogo para ganar tiempo cuando la oposición le pone en dificultades.

El ministro de Exteriores venezolano, Jorge Arreaza sostiene una imagen mientras hablaba durante la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la situación en Venezuela. / REUTERS - SHANNON STAPLETON

El ministro de Exteriores venezolano, Jorge Arreaza sostiene una imagen mientras hablaba durante la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la situación en Venezuela. / REUTERS - SHANNON STAPLETON

El otro gran frente que el chavismo tiene abierto es el de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos. Washington bloqueó los activos de las empresas públicas venezolanas en el país a la vez que prohibió a las empresas americanas comprar petróleo a Venezuela. Estas sanciones significaron un paso más allá de la presión americana que hasta el momento se había limitado a castigar a personas concretas con alta responsabilidad en el régimen.

Caracas ha respondido protegiendo los activos que tiene en el exterior enviándolos a países amigos

Es demasiado pronto para medir el alcance actual de estas medidas, pero los expertos coinciden en que tendrá unos efectos devastadores para la maltrecha economía venezolana porque afecta a PDVSA, que representa alrededor del 95% de las exportaciones del país. Muchas de las cuales se hacían en Estados Unidos a través de la filial Citgo. Caracas ha respondido protegiendo los activos que tiene en el exterior enviándolos a países amigos. Por ejemplo, ayer anunció que trasladaba la sede europea de PDVSA de Lisboa a Moscú por miedo a posibles sanciones por parte de la Unión Europea. Hace unos 15 días, la Fiscalía de Bulgaria bloqueó las cuentas bancarias de un abogado búlgaro al que PDVSA había transferido millones de dólares al sospechar que funcionara como un testaferro para evitar sanciones económicas.

Las sanciones tienen una importancia crucial porque, además de perjudicar gravemente a la población, pueden dificultar el mantenimiento de posiciones de privilegio que mantienen los altos mandos militares. El objetivo último es provocar una rebelión contra Maduro al perder esta posición. Los expertos calculan que todavía hace falta que transcurran unos meses para que eso ocurra y Caracas ya trabaja en un plan para contrarrestar los efectos.

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