Este artículo se publicó hace 17 años.
Wangari Maathai: "Tengo una sonrisa de oreja a oreja"
Esta ecologista keniana y Premio Nobel de la Paz en 2004, mantiene, a sus 67 años, toda su energía dirigida a subrayar que muchas guerras se librarán o se libran por los recursos naturales, y que hay que hacer algo
Al frente del Movimiento Cinturón Verde de Kenia, la profesora Wangari Maathai empezó a plantar árboles hace treinta años para crear bosques, atraer lluvia, mejorar la producción agrícola y reducir así la pobreza. En el camino se dio cuenta de que es imposible gestionar el entorno de forma no abusiva sin la participación civil y los controles que ofrece un sistema democrático y un Estado de Derecho. Así que se pegó con la policía y se enfrentó al dictador que mandaba en su país para conseguirlo. Hace tres años, el Nobel de la Paz reconoció su lucha. Eso le dio aún más energía, que a sus 67 años sigue empleando para subrayar que muchas guerras se librarán o se libran por los recursos naturales, y que hay que hacer algo. Maathai opina sobre el Nobel de la Paz 2007 en una entrevista telefónica con Público desde Nairobi.
Qué le parece el premio?
Es absolutamente fantástico, tengo una sonrisa de oreja a oreja. Durante años, los dos galardonados han proporcionado al mundo un gran liderazgo sobre la cuestión del cambio climático. Para mí, que el Comité haya vuelto a llamar la atención sobre las actividades humanas que amenazan al planeta me hace sentir una gran alegría, como si hubiera ganando el premio de nuevo.
¿A qué se refiere cuando habla de gran liderazgo?
La combinación de ciencia y diseminación de información es muy poderosa. El doctor Rajendra Pachauri y su grupo de científicos han dado las cifras, los hechos y la información al mundo. Mucha gente se negaba a aceptar que algunas actividades humanas están dañando el planeta hasta que vio la evidencia presentada por los científicos. Dar la información ha sido muy importante. En cuanto a Gore, una cosa es oír los datos científicos y otra muy distinta ver las imágenes que nos trajo en su documental. Allí veías la sequía o la pérdida de hielo, por ejemplo en el Kilimanjaro. Realmente convierte el asunto en algo cercano.
Cuando usted ganó el Premio en 2004, hubo gente que se extrañó porque no terminaba de ver la relación entre la paz y la lucha a favor del medio ambiente. Sin embargo, el comité ha vuelto a insistir en esa idea.
Así es, el Comité de Oslo continúa informando al mundo de que la cuestión de los recursos naturales, su buena gestión, la necesidad de que nos gobernemos democráticamente, el respecto a los derechos humanos y la necesidad de paz están íntimamente relacionados. Vuelven a decirnos que hay un tema importante al que hay que prestar atención para que el planeta siga vivo.
¿Cree que el premio contribuirá a que los gobiernos hagan más? Hay quienes siguen sin firmar el Protocolo de Kyoto.
Sin duda. Cuando el Comité reconoce un tema, éste se convierte en un asunto global. Vamos a ver más atención hacia el calentamiento terrestre y cambios. Incluso en Washington observamos una actitud diferente desde el último informe del IPCC. Estoy convencida de que este premio influirá en lo que los Gobiernos hagan en la Conferencia sobre Cambio Climático de Bali en diciembre.
¿Su Nobel ayudó a cambiar las cosas en África?
Muchísimo. Aumentó la atención, incluso diez jefes de Estado crearon un fondo para proteger la selva de Congo. Y con este premio, más gente se unirá a esta lucha.
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