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La yihad ya no es cosa de hombres

Cada vez hay más mujeres dispuestas a participar en grupos radicales islámicos para cometer atentados suicidas

GUILLAUME FOURMONT

Una multitud de peregrinos chiíes se dirigía el pasado 14 de agosto hacia Kerbala, en Irak, para participar en una celebración religiosa cuando un terrorista hizo estallar los explosivos que llevaba en la cintura. Veinte personas perdieron la vida. Un atentado como otro cualquiera, que ocurre con mucha frecuencia en el país árabe.

Con un matiz: el terrorista era una mujer. Al menos 18 -algunas fuentes hablan de 27- perpetraron este año ataques suicidas, mientras que no fueron más de ocho en 2007, según cifras del Pentágono. Las mujeres están ingresando en un mundo hasta ahora reservado a los hombres: la guerra santa.

Reflejo de una visión patriarcal del islam y de la sociedad, la yihad era cosa de hombres. Tanto los clérigos islámicos conservadores como los ideólogos de Al Qaeda consideran que existe 'desigualdad natural entre los dos sexos', hasta en la muerte. Para la organización terrorista, la mujer puede participar en la yihad al criar a sus hijos según los principios de la lucha y apoyar a los muyahidines. Cuando Osama Bin Laden llama a los 'hermanos musulmanes' a alzar las armas, siempre utiliza el masculino. Y su brazo derecho, Aymán Al Zauahiri, declaró en un foro islamista que no habían mujeres entre los miembros de Al Qaeda.

En árabe, el femenino de muyahidín, sin embargo, existe. Son las mayaidaat. Ser una de ellas es el objetivo de mujeres que reclaman el mismo derecho que los hombres: morir en el nombre de Alá. Las palabras de Al Zauahiri provocaron en foros de Internet un aluvión de reacciones.

Con el seudónimo Compañera de las Armas, una mujer escribió: '¡Cuántas veces he deseado ser un hombre! La respuesta de Al Zauahiri me hirió, sentí que mi corazón estaba a punto de explotar'. Otra pidió a Dios que 'liberase a las mujeres para participar en la guerra santa', mientras que Um Faruk lanzaba: '¡La yihad no es sólo cosa de hombres!'.

Las mujeres entre los rangos de organizaciones terroristas no es, sin embargo, algo nuevo. Muchas alcanzaron altos cargos en las Brigadas Rojas italianas o en Sendero Luminoso. En Irlanda, el IRA utilizó en numerosas ocasiones el método de la mujer embarazada para ocultar bombas o transportar armas. Se considera que el 40% de los miembros de los Tigres de Liberación del Eelam Tamil, principal grupo separatista del sureste asiático, en Sri Lanka, son mujeres.

La investigadora estadounidense Lindsey O'Rourke recuerda en Behind the Woman Behind the Bomb que el 76% de los ataques terroristas del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK), fueron cometidos por mujeres. Fue la primera organización en usar falsas embarazadas como bombas humanas, aunque en Oriente Próximo también eran conocidas las terroristas suicidas del Partido Nacionalista Socialista de Siria.

Lo que sí es nuevo es el compromiso religioso. Todas las organizaciones citadas son laicas; el jeque Yasín, fundador de Hamás, declaró en 2000 que 'una mujer mártir es un problema para la sociedad islámica'. En Irak, la estrategia se adaptó a la situación impuesta por la guerra. 'Los atentados perpetrados por mujeres no reflejan, sin embargo, un cambio de estrategia de Al Qaeda', matiza Mathieu Guidère, experto en terrorismo y autor de Manual de reclutamiento de Al Qaeda (Editorial Base). 'Se trata de una evolución natural de las tácticas de la organización frente a la presión sobre los hombres. Las mujeres son ahora más atractivas'. Pocos son los estadounidenses que osan curiosear bajo la ropa de las iraquíes.

¿Cuántas son? ¿Por qué se alistan? El investigador Guidère considera que 'las mujeres son minoritarias en las acciones terroristas'. En los foros islamistas, el nombre de Al Jansa aparece a menudo. Nombre de una revista saudí para mujeres yihadistas, también era una poeta del periodo preislámico que se habría convertido al islam tras luchar con Mahoma. Y así se llamaría una brigada femenina de Al Qaeda en Irak, a la que pertenece, según Guidère, la viuda de Abu Musab Al Zarqaui, líder de la organización terrorista en el país árabe, fallecido en 2006'.

Para ellas, la yihad es una manera de mostrar su fe. Su primera motivación es religiosa: quieren convertirse en hurí, mujer-ángel del paraíso', explica el experto. Otras pretenden vengar la muerte de un familiar, un hijo o un marido. Antes de morir, en 2004, el jeque Yasín cambió de opinión al considerar que las mujeres eran 'la reserva de nuestro ejército'.
El incremento de mujeres en actos de terrorismo preocupa a los servicios de inteligencia occidentales. En Bruselas, los grupos especializados del Consejo Europeo subrayan que en varios países -entre ellos Marruecos, Argelia y Reino Unido- se busca de manera prioritaria a combatientes mujeres para reforzar las redes yihadistas cercanas a Al Qaeda. Murielle Degauque, belga convertida al islam, fue la primera occidental -y hasta ahora la única- en suicidarse en Irak, en noviembre de 2005, pero las autoridades temen que su caso se repita.

Para la investigadora O'Rourke, el atentado del pasado 14 de agosto no será el último de un fenómeno creciente. El coordinador europeo para la política antiterrorista, Gilles de Kerchove, pidió a sus servicios un informe sobre el tema para el próximo otoño. En Bagdad, la policía creó una brigada especial: las Hijas de Irak. 'Cada vez más mujeres cometerán atentados suicidas', subraya O'Rourke, 'con el único objetivo de liberar su país de la ocupación'.

 




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