Este artículo se publicó hace 2 años.
Policía y Guardia Civil reciben más de 45 denuncias diarias por ataques a la libertad sexual
Las presentación de denuncias en comisarías y cuartelillos crece más de un 70% en cinco años para superar en 2021 las 17.000 y alcanzar un volumen de más de 30.000 ataques en los dos primeros años de pandemia.
Zaragoza-
Las denuncias por ataques contra la libertad y la indemnidad sexuales han comenzado a crecer de una manera constante en los últimos años, hasta aumentar un 72% entre 2015 y 2021, según indican los datos facilitados por el Gobierno en su respuesta a una pregunta parlamentaria del senador malagueño del PSOE Miguel Ángel Heredia y en el Portal Estadístico de Criminalidad del Ministerio del Interior.
En ese periodo pasaron de 9.869 a 17.016, dato este último que junto con el del año anterior (13.174) arroja un escalofriante balance de más de 30.000 conductas de este tipo denunciadas en los dos años de la pandemia, una cifra que nunca antes se había alcanzado y que llegó en unos meses con restricciones en la movilidad y en el ocio nocturno, y que arroja para el último de esos ejercicios una media de 46 denuncias por jornada ante las fuerzas de seguridad.
Las denuncias por ataques contra la libertad y la indemnidad sexuales han comenzado a crecer de una manera constante en los últimos años
Aunque siempre queda la duda, por tratarse de una incógnita imposible de despejar, sobre si el aumento de las denuncias responde a un mayor afloramiento de casos que antes permanecían ocultos (lo que en criminología se denomina "cifra negra"), a un incremento de la delincuencia de este tipo o a una combinación de ambas cosas.
"Se denuncia más, hay mucha más conciencia. El tema de 'La manada' despertó la conciencia de que los ataques a la libertad sexual hay que denunciarlos, que no se pueden quedar en lo privado", explica María Jesús Portillo, psicóloga y fundadora de Cavias (Centro de Asistencia a Víctimas de Abusos Sexuales), una entidad que lleva casi dos décadas prestando asistencia psicológica especializada y permanente a las víctimas de delitos sexuales y personas de su entorno.
Según la Macroencuesta sobre Violencia Sexual del Ministerio de Igualdad de 2020, apenas un 8% de esas agresiones son denunciadas por las mujeres que las sufren, una tendencia que también se da cuando las víctimas son menores, en este caso para elevar la "cifra negra" hasta el 85%, lo que impide perseguir seis de cada siete ataques.
"Por un lado, se está normalizando la denuncia, que ya no avergüenza a quien ha sido víctima de unos hechos que pueden ser constitutivos de agresión sexual", explica la abogaba Altamira Gonzalo, vicepresidenta de la asociación de mujeres juristas Themis, quien, no obstante, advierte de que "al mismo tiempo estamos observando un aumento de esas agresiones".
"El 80% de las mujeres ha sufrido algún tipo de agresión"
Heredia, que mostró su "preocupación por el significativo incremento de los delitos contra la libertad e indemnidad sexuales en los últimos cinco años", calificó de "terrible que entre 2020 y 2021, durante la pandemia, el número de infracciones penales contra la libertad e indemnidad sexual supere las 30.000".
El senador destacó el impulso a la Ley de Libertad Sexual, conocida como ley del solo sí es sí, que "pone el foco en el consentimiento de la mujer como aspecto fundamental sobre el que se configuran los delitos contra la libertad sexual" y "deja claro que el silencio o la pasividad no significan consentimiento, o que no mostrar oposición no puede ser excusa para actuar en contra de la voluntad de la víctima".
"Los datos son alarmantes: el 80% de las mujeres informa de que ha sufrido algún tipo de agresión sexual", explica Mar Sánchez, profesora de Psicología en la facultad de Teruel y especialista en esta materia, que llama la atención sobre aspectos como que la mayor prevalencia de este tipo de ataques se concentre, tanto entre las víctimas como entre los agresores, entre los universitarios de 18 a 25 años.
"Los hombres siguen con los roles tradicionales del género", señala la psicóloga, que anota cómo en la encuesta en la que se basa el trabajo "las personas más jóvenes informaban de que sufren más a menudo esos actos sin consentimiento" y que aporta algunas pistas acerca de la elevada "cifra negra" que oculta la verdadera dimensión de la violencia sexual: "La mayoría de quienes sufren tocamientos no presentan denuncia, y el principal motivo para tomar esa decisión es el convencimiento de que las instituciones no van a hacer nada".
"Entienden lo afectivo-sexual por las películas de Disney y el porno"
Esas investigaciones se alinean con una de las hipótesis a las que también señalan los datos sobre denuncias, y que apuntan a un paulatino afloramiento de la frecuencia con la que esas agresiones son cometidas por jóvenes.
Uno de cada cinco condenados por delitos sexuales (480 de 2.374 en 2020) tiene menos de 25 años
Uno de cada cinco condenados por delitos sexuales (480 de 2.374 en 2020) tiene menos de 25 años, según los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), a los que hay que añadir la creciente cifra de los alrededor de 400 menores de edad que cada año son declarados culpables de ataques contra la indemnidad sexual.
¿A qué puede responder, además de a la obvia presentación de las denuncias, ese aparente adelanto en la edad de los agresores sexuales? Confluyen varias causas, apunta Portillo, que lleva tres décadas atendiendo a víctimas de esta violencia, entre las que, a su juicio, destaca la falta de educación afectivo- sexual.
"Muchos niños y niñas entienden lo afectivo-sexual por las películas de Disney y por el porno", señala, lo que lleva a una mezcla de ficciones de romanticismo y de sexo explícito cuando "hablar de sexo sigue siendo un tabú y en clase se les dan explicaciones reproductivas. Solo se les explica el embarazo y, en el mejor de los casos, las enfermedades de transmisión sexual", añade.
Responsabilidad compartida: adolescente, escuela y padres
"Hay una sexualización enorme, y la pornografía de libre acceso tiene mucho que ver con eso", refuerza Gonzalo, que se refiere a esos productos audiovisuales como "una mala escuela de aprendizaje sexual, porque reproduce papeles muy machistas, de opresión y de sumisión. La pornografía, que tiene detrás el negocio de la prostitución, trata de normalizar las relaciones basadas en la violencia y que reproducen situaciones de dominación".
"Hay una sexualización enorme, y la pornografía de libre acceso tiene mucho que ver con eso", refuerza Gonzalo
Esos rasgos, anota Portillo, se combinan durante la adolescencia con otros como "la tendencia a la gratificación inmediata y la cultura del placer, que es una idea según la cual se puede obtener placer sin componente afectivo, a lo que se une la falta de control de impulsos y de empatía y el inicio temprano" en el sexo, que tiene lugar en la mayoría de los casos entre los catorce y los quince años.
"Muy pocos tienen claro el tema del consentimiento antes de los 16 años", expone la psicóloga, que hace hincapié en la necesidad de "hablar y saber hasta dónde quiere llegar cada uno" antes de mantener relaciones sexuales.
El puzle se completa con el uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales. "La mayoría de los chavales que participan en nuestros talleres reconoce haber enviado y recibido fotos de desnudos a conocidos y a desconocidos", señala Portillo, que anota cómo "la educación también tiene que ser para los padres, que tampoco la tuvieron afectivo-sexual, porque no se puede hacer recaer toda la responsabilidad en los chavales".
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