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Beiras, Ada Colau y el nuevo muncipalismo: navegar a mar abierto

Gerardo Pisarello
Portavoz de Guanyem Barcelona

Este jueves viajamos con Ada Colau a Galicia a compartir la experiencia de la candidatura municipalista que estamos construyendo en Barcelona de cara a las elecciones de mayo. Nuestra primera parada será en Santiago de Compostela, donde coincidiremos con Xosé Manuel Beiras y los “irmandiños” de Anova, una de las revelaciones de las autonómicas gallegas de 2012. Luego iremos a A Coruña, donde Ada mantendrá un diálogo con el escritor Manuel Rivas, portavoz de una ilusionante propuesta hermana: la Marea Atlántica.

Beiras y Ada son dos de las figuras políticas más queridas por mujeres y hombres de a pie de distintos rincones del Estado. A pesar de las diferencias generacionales que los separan, tienen mucho en común: son valientes, dicen las cosas de manera directa y carecen de las formas calculadas, estereotipadas, propias de los políticos profesionales. Por eso, precisamente, son apreciados por la gente sencilla y temidos e injuriados, cuando no deliberadamente silenciados, por sus adversarios.

Conocí a Ada en 2005, cuando salía del movimiento alterglobalizador barcelonés y despuntaba como brillante portavoz de las nuevas iniciativas sociales en defensa del derecho a la vivienda. Con Xosé Manuel coincidí por primera vez unos años más tarde, en 2009, en un encuentro internacional de la Revista Sin Permiso. Con sus 73 años a cuestas, Beiras también venía de participar de forma activa y entusiasta en iniciativas similares: desde el Nunca Mais gallego, surgido para denunciar el trágico escándalo del Prestige, hasta el Foro Social Mundial.

Muchas de las cualidades que me impactaron de él son las que siempre he admirado en Ada: su determinación, su agudeza, no exenta de fina ironía, y un estilo heterodoxo reacio a la domesticación burocrática. Más tarde entendí que muchos de estos rasgos personales se habían forjado en la resistencia al Régimen heredado de la Transición. En 1977, Beiras fundó el Partido Socialista Gallego y se negó a ingresar en el Partido Socialista Obrero Español de Felipe González y Alfonso Guerra. Esta disidencia le valió la exclusión del reparto de poder que se generó por ese entonces. A cambio, le permitió afirmarse en sus convicciones republicanas, en su compromiso con el derecho a la libre determinación de los pueblos, comenzando por el suyo, y rechazar las componendas con el neoliberalismo rampante que se imponía y que acabó calando incluso entre las izquierdas institucionalizadas.

Con Beiras de portavoz, el BNG llegó a convertirse en segunda fuerza en el parlamento gallego y en principal alternativa al ex ministro franquista, Manuel Fraga. Esta persistencia desobediente le permitió, a diferencia de otros, advertir la importancia de la irrupción del 15-M y de la exigencia ciudadana de no dejar la democracia en manos de banqueros y de políticos marionetas que actúan a su servicio. Eso lo llevó, en 2012, a impulsar una fuerza política de nuevo cuño, Anova, y más tarde un Frente Amplio “mestizo”, con Esquerda Unida, Equo y Espazo Ecosocalista, con el propósito de plantar cara al PP y llevar al Parlamento los reclamos de la cidadanía do común. Muchos pensaron que se trataba de un gesto temerario.

Sin embargo, aquel salto audaz logró la complicidad de 200.000 gallegas y gallegos y anticipó muchos de los cambios que vendrían luego. Así lo reconocería Pablo Iglesias, quien tuvo un papel activo en aquella campaña como asesor de la candidatura. El impulsor de Podemos —que no ha ocultado su admiración por el líder gallego— ha recordado más de una vez que la revuelta irmandiña fue “la señal de que las cosas eran posibles”, aunque “el centralismo arrogante español haga que se mire con desdén, o que directamente no se mire, lo que ocurre en otros lugares de España”.

Aquella rebelión democrática, en efecto, contribuyó de manera decisiva a traer muchas de las que se están gestando hoy: desde la irrupción de Podemos a las numerosas iniciativas municipalistas que comienzan a proliferar en el conjunto del Estado con el fin de desalojar a unas mafias políticas y económicas que llevan demasiado tiempo acampada en las instituciones. De eso, precisamente, hablaremos este jueves con Beiras y con Martiño Noriega, portavoz de Anova y alcalde, además, del concelho de Teo, quien estuvo hace poco en Barcelona explicándonos los retos del municipalismo alternativo en tiempos de la Troika y del ministro Montoro. Hablaremos de eso y de una de las propuestas municipalistas ciudadanas que más expectativas despierta hoy en Galicia: la de la Marea Atlántica.

Al igual que Guanyem Barcelona, la Marea Atlántica es una iniciativa surgida en A Coruña al margen de los partidos, que plantea la necesidad de construir con autonomía una candidatura amplia, a partir de objetivos concretos y de un código ético que impida que los cambios institucionales se resuelvan en el simple cambio de una casta por otra. Entre los rostros más notorios de esta propuesta se encuentran el escritor Manuel Rivas y activistas con una larga trayectoria como Antón Gómez Reino, más conocido como “Tone”. Los desafíos de la Marea, como los de Guanyem y los de otras muchas candidaturas alternativas que pretenden convertir mayo de 2015 en una nueva primavera democrática, son numerosos.

Lograr formas de confluencia amplias y plurales que neutralicen, sin embargo, las lógicas cupulares de partido; llegar a la gente politizada pero también a la que comienza a despertar y necesita involucrarse a partir de códigos reconocibles, no doctrinarios; despertar entusiasmo y expectativas de cambio sin abonar el camino para la desilusión, sabiendo que el adversario es feroz y que a menudo actúa como una brigada de demolición que destruye una y otra vez lo que la ciudadanía crea.

Lo cierto, en todo caso, es que no podemos permitirnos no intentarlo. Por nosotros, pero también por nuestros hijos (la más pequeña de los míos se llama Lua, catalana con nombre gallego) y por todos los que nos han precedido en este empeño. Sobre eso hablaremos en Galicia. Sobre los retos, sobre las dificultades, pero también y ante todo sobre la gran oportunidad que tenemos por delante. A trabajar, pues, como pedía un juvenil Beiras en un memorable discurso de hace dos años. ¡A salir de la ría y a navegar en mar abierto! ¡Adelante!