Como Mariano lo había acusado el miércoles de pactar con esos extremistas bolivarianos con los que prometió que nunca pactaría, Pdr Snchz se apareció el domingo delante de una enorme bandera española sobreimpresionada en una pantalla gigante, para que no quedara duda alguna de que estaba en Madrid y no en Caracas. En Madrid la bandera española crece y en Cataluña y en el País Vasco se achica: es un curioso efecto óptico que no nos extrañaría nada que se repitiera si a Snchz se le ocurre dar el mismo discurso en Bilbao o en Barcelona.

Los españoles es que somos muy dados a confundirnos de nacionalidad, por eso, a la menor ocasión, plantamos una bandera cuanto más gorda mejor. El PP madrileño plantó en la plaza de Colón una enseña española del tamaño de una pista de tenis, con tanto peligro que parecía que la plaza iba a echar a volar los días de viento. Al poco tiempo, Gallardón tuvo que cambiar de sitio la estatua de Colón por otro efecto óptico que se producía, que al lado de la tricolor XXL el pobre Colón parecía un moco en un pañuelo.

Para chinchar a Mariano y demostrar que a español no lo gana nadie, Pdr Snchz se ha presentado a la americana: aplastado literalmente por la bandera y concluyendo escoltado por su mujer, Begoña Gómez. No se atrevió a poner el himno por megafonía por si se lo silbaban o por miedo a que Zapatero se quedara sentado en la primera fila. Escogió un lugar ideal para montar el espectáculo: el Teatro Circo Price, que es un escenario acostumbrado a cantantes, trapecistas, magos, músicos y saltimbanquis. Los teatros de la capital han decaído tanto tras dos décadas de pepperoni que raro es el que no lleva el nombre de una marca de helados y más raro aun el que todavía programa obras de teatro en lugar de monólogos humorísticos.

Pdr Snchz soltó el suyo delante de dos mil simpatizantes socialistas con un éxito abrumador: no se rió nadie. Y eso que había motivos de sobra, porque el monólogo de Snchz podía haberlo soltado Mariano cualquier día de estos, si es que no lo ha estado soltando a trozos durante la campaña por las municipales. Lo de "erradicar el paro", "combatir la corrupción", "liderar el cambio" y el clásico entre los clásicos, "no me va a temblar el pulso", suena tan rayado que lo mismo Mariano se presenta en Ferraz con una demanda por plagio, como Chiquito de la Calzada cuando llevó a juicio a Flo por copiarle los chistes. "Vamos a ver" le preguntaba el juez a Flo, "¿ha dicho usted alguna vez en sus espectáculos fistro, torpedo, cobarde, pecador, por la gloria de mi madre?". "Sí, señoría, culpable" respondía Flo, aguantándose a duras penas la risa. Aquel juicio mítico tenía que haber acabado con los abogados, el fiscal y sus señorías gritando jaaaarl y caminando a saltitos como en el metro de Tokio en hora punta, que es como está acabando el bipartidismo en España.