“Las cofradías son iglesia, una delegación de responsabilidad que se concede a un laico. La Conferencia Episcopal es nuestra voz” -Enrique Guevara, portavoz del Consejo de Hermandades de Madrid-

Pasada la semana santa, al hacer balance hay quien cree que las polémicas sobre el lazo blanco muestran la debilidad de la jerarquía católica, que fracasó donde no hubo lazo. Pues no. Los obispos han conseguido lo que buscaban: hacer ruido, que se hable de ellos, marcar el debate y que parezca que la reforma del aborto causa gran división social.

Son unos genios de la comunicación, llevan siglos demostrándolo. Con su campaña, todos hemos estado pendientes del dichoso lacito, tanto si estaba como si no estaba; ha habido discusiones en cada hermandad, y numerosos episodios bufos: broncas entre concejales, costaleros desertores, guardias civiles que no escoltaban con lazo, una organización de consumidores llamando a los antidisturbios...

Espero que al menos sirva para que algunos aprendan la lección y tomen nota. Por ejemplo, todos esos concejales de izquierda (incluidos de IU, vean Córdoba) que dudaron si salir en procesión en caso de lazo, ¿no deberían replantearse su participación institucional? ¿Acaso es la presencia de un lacito la que hace aceptable o inaceptable que participen en un acto religioso?

También deberían extraer conclusiones los nazarenos que se sintieron incómodos. Mientras ellos creen que lo suyo es una cosa popular, ajena a los obispos, por arriba hay quien saca beneficio.