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14F El independentismo se refuerza en el Camp de Tarragona y se estanca en sus feudos tradicionales

A pesar de perder casi 640.000 votos, la caída de la participación le permite superar el 50 % de los votos por primera vez y ganar cuatro diputados. El área metropolitana de Barcelona, el Tarragonès y el Valle de Aran se mantienen como los territorios donde obtiene peores resultados.

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Imagen de papeletas electorales. - Archivo

Finalmente, el independentismo ha superado el 50 % de los votos en unas elecciones. Eso sí, con un volumen de sufragios notablemente inferior al alcanzado en los comicios al Parlament de 2017, cuando con una histórica participación del 79,1 % amasó casi 2.080.000 votos, el 47,5 % del total. Este 14-F, la suma de ERC, JxCat, CUP y PDeCAT se quedó en 1.437.755 papeletas, lo que supone una caída de 640.000. Ahora bien, como consecuencia del enorme crecimiento de la abstención -1,5 millón de votos menos- el porcentaje ha crecido en 3,2 puntos, hasta el 50,7 %. Además, ha pasado de 70 a 74 diputados. A la espera de ver si el hito tiene alguna consecuencia -la candidata de Junts, Laura Borràs, había manifestado durante la campaña que superar el 50% debía servir para reactivar la declaración de independencia-, analizamos donde ha ganado peso el independentismo y donde se ha estancado. Partiendo de la base, eso sí, que ha recibido menos votos en todas partes, por la menor asistencia a las urnas.

A grandes rasgos, el independentismo gana peso sobre todo en el Camp de Tarragona, mientras se estanca e incluso pierde peso relativo en algunos de sus principales feudos, como las Terres de l'Ebre o algunas de las comarcas pirenaicas, entre otros. Por provincias, los mejores resultados los obtiene en Girona, con el 66,7 % de los votos (+3,0 puntos) y 13 diputados -uno más-, seguido de Lleida (66,6 %, +2,4), donde se mantiene en 11 diputados. En Tarragona avanza casi cuatro puntos y con el 53,4% de apoyo supera por primera vez el umbral del 50%, además de acumular en ella 10 representantes, uno más que en 2017, mientras que en Barcelona se queda en el 47, 1% (3,1 puntos más) y 40 diputados (gana dos). Por partidos, Esquerra pierde una décima de apoyo (suma el 21,3%), mientras que JxCat cae 1,6, hasta el 20,0%. La CUP avanza 2,2 puntos (suma el 6,7% de los votos) y el PDeCAT no entra en el Parlament tras obtener 77.000 votos, el 2,7% del total.

Caída en las Terres de l'Ebre

Si se va más al detalle puede observarse que cuatro de las comarcas donde más apoyo relativo ha ganado el independentismo están en Tarragona: Alt Camp, +6,9 puntos; el Baix Camp, +6,2; el Baix Penedès, +5,0; y el Tarragonès, +4,2. La otra es Anoia, donde avanza 5,7 puntos. También tiene crecimientos destacados en el Bages (+4,4), la Selva (+4,4) y el Vallès Occidental (+4,2). En conjunto, el independentismo supera el 50 % de los votos en 35 de las 42 comarcas catalanas, dos más que en 2017. En cambio, en general el independentismo se estanca o avanza muy poco en aquellas zonas donde ya tenía una hegemonía muy clara, con más del 60% de los votos. Así, por ejemplo, las únicas comarcas donde obtiene un porcentaje de votos menor que en 2017 son la Garrotxa (Girona), el Pallars Sobirà y el Pallars Jussà (Lleida), el Baix Ebre y el Priorat (ambas en Tarragona). En todas supera el 70 % -y se acerca al 80 % en el Pallars Sobirà, el Priorat y la Garrotxa-, menos el Baix Ebre, donde obtiene el 65 %. Las caídas se mueven entre las dos décimas menos en el Baix Ebre y los 2,3 puntos del Pallars Jussà.

También se ha estancado o ha crecido por debajo de la media el apoyo independentista en el Montsià y la Terra Alta, en las Terres de l'Ebre (Tarragona). La ganancia de voto relativo es menor de un punto en el Moianès (Barcelona), el Ripollès y el Pla de l'Estany (ambas en Girona), tres de las comarcas más partidarias del Estado propio: en la primera, los partidos que lo defienden superan el 78%, en la segunda, el 75%, mientras que en la tercera suben al 82,5% de los votos, el tope del país. Finalmente, el crecimiento se queda entre uno y dos puntos en el Berguedà (Barcelona) o les Garrigues (Lleida), también comarcas muy independentistas, pero también en el Aran, la que lo es menos, con sólo un 32% de los votos para JxCat, ERC, CUP y PDeCAT. En el Barcelonès el crecimiento también es sólo de dos puntos, por debajo de la media catalana.

Aparte del Valle de Arán, Baix Llobregat (36,34%), Tarragonès (40,86%) y Barcelonès (42,86%) son los territorios con peores resultados del independentismo, que en general sigue quedando por debajo de la mayoría de votos en las áreas y ciudades más pobladas, mientras que arrasa en las Terres de l'Ebre, las comarcas de Girona, casi todo el Pirineo y la Catalunya interior.

El dilema si el independentismo representa realmente a más de la mitad de los catalanes sigue todavía irresuelto y, probablemente, seguirá así mientras no se celebre un referéndum aceptado por todas las partes. Pero a pesar de la enorme caída de votos, el independentismo ha vuelto a demostrar un grado de movilización superior al del resto de proyectos políticos, si bien queda lejos de lo que tenía en los momentos más calientes del Proceso. De momento, refuerza la mayoría en el Parlament y todo parece indicar que mantendrá la presidencia, esta vez en las manos de ERC, en concreto de Pere Aragonès.

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