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Último adiós a Muriel Casals, "la revolucionaria que sonreía"

La política y la sociedad catalana despiden a la expresidenta de Òmnium Cultural en un doble acto institucional y cívico cargado de emotividad

Un momento del acto de homenaje a Muriel Casals. @omnium

ROGER XURIACH

BARCELONA.- Barcelona ha despedido esta tarde a Muriel Casals en un doble homenaje que ha arrancado en el parlamento catalán y ha terminado en el Parc de la Ciutadella. El acto institucional en recuerdo de la diputada de Junts Pel Sí fallecida el pasado 14 de febrero empezaba a las 17.00 horas en el auditorio del Palau del Parlament y ha contado con intervenciones del President de la Generalitat, Carles Puigdemont, y de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, así como con la presencia de los líderes de todos los partidos políticos que integran la cámara catalana menos el del PP y de los expresidentes autonómicos Artur Mas, José Montilla, Pasqual Maragall y, de forma inesperada, Jordi Pujol, quien ha preferido sentarse al margen de sus homólogos.

El primero en tomar la palabra, sin embargo, en este acto solemne y especialmente sentido que ha durado algo más de una hora ha sido Jordi Cuixart, presidente de Òmnium Cultural, la entidad que Casals presidió de 2010 a 2015 y que junto a la Assemblea Nacional Catalana (ANC) se ha erigido en uno de los motores del soberanismo civil. "Fue un referente de valentía y serenidad", ha destacado Cuixart, quien ha querido enfatizar la facilidad de Casals a la hora de buscar "diálogo y consensos". También ha puesto en valor su papel en las grandes movilizaciones de la Diada. "Fue, junto a Forcadell, la bandera de los anhelos", ha subrayado.

Precisamente Forcadell, en su turno de palabra y visiblemente afectada, ha querido recalcar la capacidad de la diputada de JxSí de "demostrar que era posible liderar grandes cambios con humildad y acuerdos". La presidenta del Parlament ha recordado que Casals hacía de la confrontación algo "amable, inteligente y estimulante" y que una de sus virtudes fue la de "afrontar objetivos inmensos con una sonrisa y buscando consensos". Forcadell y Casals eran amigas y compañeras, dos piezas complementarias -"decían que ella era el 'seny' y yo la 'rauxa'"-, ha ironizado Forcadell- cuyo encaje explica el porqué el independentismo catalán ha escalado en popularidad en los últimos años. La expresidenta de la ANC ha destacado, en este sentido, la "firmeza de sus convicciones y principios", el "respeto absoluto por las ideas de otros" y su "equilibrio entre tranquilidad y firmeza". Y ha concluido: "Mañana seguiremos trabajando por nuestro sueño. Un poco mas tristes, pero firmes como una roca, como tú querrías. Adiós, compañera. Adiós, maestra. Adiós, querida amiga".

Por su parte, el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha hecho un discurso breve pero intenso en el que ha asegurado: "El nuevo país llevará también tu nombre y el de todas las 'murieles' que inspiran una sociedad mejor, hecha de personas mejores". Y a vueltas con la capacidad de consenso que tantos políticos han reivindicado los últimos días, Puigdemont ha agradecido a Casals que buscara "hacer realidad el sueño" de una Catalunya independiente "sin desfallecer". El presidente catalán ha concluido su intervención prometiendo cumplir precisamente ese anhelo. "Será nuestro mejor homenaje", ha explicado. Además de los últimos expresidentes de la Generalitat también han asistido los expresidentes del Parlament Núria de Gispert, Ernest Benach y Joan Rigol, así como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Maria del Mar Bonet, Pau Codina, la Companyia Elèctrica Dharma y el Cor de Cambra del Conservatori del Liceu, que ha interpretado El cant de la senyera, han puesto la nota musical al acto.

La Muriel de las cinco luchas

Pero el segundo acto de despedida a Casals se ha llevado la palma en cuanto a emociones. Organizado por Òmnium Cultural, su carácter cívico y abierto al público ha hecho que centenares de personas se congregaran a las 19 de la tarde en el passeig dels Til•lers del Parc de la Ciutadella, donde también se ha juntado gran parte de la plana política que venía de participar en el primer acto. Este segundo homenaje, sin embargo, se ha centrado en examinar detalladamente las luchas que Muriel Casals persiguió en vida. Nacida en el exilio, en Avignon (Francia) el 6 de abril de 1945, militó en el PSUC y ejerció de profesora, economista y defensora de todo tipo de derechos sociales. "Fue la revolucionaria que sonreía", ha recordado Quim Torra, el hombre que sustituyó a Casals al frente de Òmnium en 2015.

Para hablar sobre justicia social ha subido al escenario el reconocido activista Arcadi Oliveres, excompañero de Casals en la universidad, que ha confesado haber sentido, durante aquellos años, "un amor platónico" por ella. "Se rebelaba con un empuje que nos contagiaba a todos. Le gustaba la economía al servicio de las personas". Precisamente para hablar sobre esta disciplina ha subido al escenario el catedrático de Economía en la Universidad de Columbia, Xavier Sala i Martín, antiguo alumno de Casals cuando ésta se desarrolló en los ochenta como docente. "Sus ojos eran el secreto de su forma de enseñar. Una mirada noble y azul, tierna, pero a la vez curiosa. Generaba curiosidad, hacía que nos preguntáramos cosas", ha desvelado antes de destacar su enorme valentía por ser "la única profesora de ideas marxistas de aquella época en la universidad". El economista de ideología neoliberal ha reconocido, no obstante: "No logró convencerme con esas ideas".

Dos antiguos compañeros del PSUC también han querido sumarse al homenaje. Juste de Nin ha recordado que, para Muriel, "la lengua era una herramienta de lucha nacional", mientras que Jordi Parés ha destacado que era una mujer que "siempre escuchaba". Ambos han coincidido en señalar la "lengua, la cultura, el país y la justicia social" como sus cuatro grandes obsesiones.

En el turno de la defensa de las mujeres, la cocinera Ada Parellada ha cogido el micrófono para reivindicar la lucha "por la igualdad" que siempre abanderó Casals. Y finalmente han subido al escenario Carme Forcadell y Josep Maria Vila d'Abadal, expresidentes de la ANC y la AMI respectivamente, las dos entidades que, junto a Òmnium, organizaron las grandes movilizaciones sociales de los últimos años.

"Muriel acuñó el concepto de querer un país normal. Porque ella veía normalidad en los catalanes que querían gobernarse como catalanes", ha explicado Vila d'Abadal. "Ella fue la sonrisa de la revuelta, la ilusión y las ganas de tirar hacia delante y no desfallecer", ha recogido Forcadell, quien también ha reconocido de su amiga "el valor de escuchar".

Pasadas las 20.00 horas y en un ambiente gélido, han subido al escenario la hija de Casals, su hermana y su nieto, a los que pronto han acompañado representantes políticos y amigos cercanos con el cantautor Lluis Llach a la cabeza. Su interpretación de Abril 74, cantada a capela por la gran mayoría de asistentes, ha puesto el punto y final a un tributo que se ha iniciado en el Parlament y ha acabado en la calle, todo lo contrario que lo que hizo el procés por culpa de la tenacidad de esta "revolucionaria sonriente" que fue Muriel Casals, una persona que siempre trató de ser conciliadora y prudente, comedida pero firme. Una líder silenciosa, respetada y tremendamente querida por el independentismo. No en vano, ella fue su altavoz más racional.

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