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Aguirre irrumpe en la campaña y arremete contra Casado mientras Sánchez toca a rebato 

Gabilondo promete complementar las pensiones no contributivas, Iglesias apuesta por una banca pública y una SEPI madrileña y García carga contra Ayuso por "las colas del hambre"

La expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, durante la ceremonia de entrega del premio Sociedad Civil de parte del patronato de la Fundación Civismo, en Madrid (España), a 9 de marzo de 2021.
La expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, durante la ceremonia de entrega del premio Sociedad Civil de parte del patronato de la Fundación Civismo, en Madrid (España), a 9 de marzo de 2021.. Imagen de archivo  E. Parra. POOL / Europa Press

Los líos y cuitas del PP en Madrid se colaron este lunes en la campaña electoral. La expresidenta de la Comunidad de Madrid, la muy liberal Esperanza Aguirre (PP), que está encantada con las formas y maneras de estar en el mundo de Isabel Díaz Ayuso, arremetió contra Pablo Casado, a quien vino a acusar de tibieza a la hora de dar la pelea a la izquierda y de plantear por ello una estrategia errónea.

La irrupción de Aguirre, con quien Ayuso colaboró en el pasado, llevó al portavoz del PP y alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, a defender a Casado. El partido lanzó también el mensaje de que Ayuso será, si logra revalidar el cargo, la que tome el control orgánico del PP en Madrid, dirigido por una gestora desde 2018, con lo que el traje de baronesa, 4-M mediante, estaría completo para Ayuso.

Según Aguirre, Casado ha equivocado su estrategia, que no le ha funcionado, porque no es lo suficientemente duro con la izquierda. La expresidenta le reclamó, en una entrevista en la cadena Cope, que sea "humilde y flexible", cambie el rumbo y siga la "estrategia" de Ayuso, que da la "batalla cultural sin complejos". Almeida replicó a Aguirre que quien manda es Casado. "Fue Pablo Casado quien nombró candidata" en 2019 a Ayuso y añadió: "La causa de la causa es causa del bien causado".

Para Casado y sus aspiraciones, las elecciones en Madrid son decisivas después del fiasco en Catalunya. Perder el feudo, el gran laboratorio político –Galicia y Castilla y León tienen otro perfil– del PP más liberal, más duro, más aguirrista, sería un golpe tremendo. Así, en la etérea estela de Ayuso, y con buena parte del voto a Ciudadanos –en Catalunya retornó al PSC– ya en la maleta, el presidente del PP retó al presidente Pedro Sánchez, a verse en unas próximas generales.

Este mantuvo un encuentro con la Ejecutiva del PSOE en el que tocó a rebato e insistió en la misma línea de las últimas semanas y llamó al partido a implicarse a muerte en estas elecciones. El PSOE ha entrado en zafarrancho de combate y todos los cuadros están convocados a salir y explicar el proyecto de Ángel Gabilondo por toda la Comunidad. Por ejemplo, el ministro Miquel Iceta, primer secretario del PSC, así lo hizo. Para el PSOE es relevante salir bien del 4-M.

La implicación del presidente en estos comicios le ha traído dificultades a Gabilondo, quien este martes arremetió fuerte contra Ayuso por la gestión de la pandemia, reclamó que el hospital Isabel Zendal sea un hospital de verdad y comprometió un complemento autonómico a las pensiones no contributivas, las más bajas, una medida que los socialistas implantaron en su momento en otras Comunidades, como Andalucía.

El candidato del PSOE se ha visto eclipsado de manera inevitable por la presencia de Sánchez y, prácticamente a diario, tiene que pararse a hablar de este asunto. "Me presento yo. Yo soy el que me presento, con toda mi libertad y mi determinación. Ahora, cuando digo que me presento yo, no estoy diciendo que me parezca mal que me apoyen. Al revés, [Sánchez] está iluminando la campaña, mire cuánto nos da que hablar. Lo que sí creo es que es muy importante que nos fijemos en los programas, en los proyectos", dijo este lunes Gabilondo.

Una SEPI madrileña

La "batalla cultural", el marco en el que Aguirre quiere ubicar al PP, la está dando sin complejos por la izquierda Pablo Iglesias, el exvcepresidente y candidato de Podemos, que lanzó potentes propuestas en la dirección exactamente contraria a la que se ha movido la Comunidad de Madrid desde el año 1995, cuando el PP logró el poder.

Iglesias apostó por una banca pública y por una entidad autonómica, similar a la SEPI (Sociedad Estatal de Partipaciones Industriales), que sean capaces de "apoyar el talento emprendedor de lo pequeño y de lo mediano, que es lo que genera empleo y lo que más complicado tiene para ganar los pliegos de la contratación pública". Iglesias dejó un mensaje para Ayuso: "Madrid no puede vivir solo de las cañas".

El partido, para animar a la participación, el gran reto de la izquierda, lanzó vídeos con el leitmotiv "espera sentado". ¿La idea? Justo la contraria: levántate y vota porque Ayuso "no va a hacer nada por tu barrio".

Las "colas del hambre" es un asunto que a Ayuso le está empezando a pesar. Al menos, es ciertamente un argumento de campaña para la izquierda. El fin de semana la presidenta dijo, según recoge Europa Press: "Necesitan Madrid (en la izquierda) para seguir con su hoja de ruta que es romper España, dividirla territorialmente y crean ciudadanos de primera y de segunda. De segunda, los mantenidos subvencionados que ellos crean como las 'colas del hambre' para que la gente dependa de ellos".

La candidata de Más Madrid, Mónica García, cargó contra Ayuso por esto. "Ya sabemos para quién gobierna Ayuso porque esas declaraciones demuestran ni ella ni el PP se merecen estar en un gobierno porque no son capaces ni de empatizar con los más vulnerables", manifestó. La propia presidenta, sin rectificar, sí habló de que se estaban "retorciendo" sus palabras y añadió que en su proyecto no estaba dejar a nadie atrás.

La voz de Edmundo Bal, el candidato de Ciudadanos, que se juega la vida en estas elecciones, se escucha de momento débil –este lunes insistió en que no entrará en un Gobierno con Vox y que tampoco apoyaría desde fuera a uno de Ayuso y Rocío Monasterio– en medio de esta gran batalla entre bloques y entre pesos pesados en la que el PP ha logrado enmarcar estas elecciones, en las que de algún modo, juega con las cartas marcadas: Madrid es su feudo desde 1995,  tamayazo mediante, y los sondeos les sonríen.

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