El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha rechazado las críticas de la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, sobre la supuesta tibieza del comunicado con el que condenó el asesinato de la periodista de la cadena Al Jazeera Shireen Abu Akleh, en la localidad palestina de Yenín.

"Es muy claro, condenamos firmemente esta muerte y exigimos su investigación", considera Albares sobre el comunicado, añadiendo además que "subrayamos el derecho inalienable de la libertad y que España será parte de cualquier iniciativa para proteger ese derecho"

Belarra pidió este jueves al Ministerio de Exteriores una condena más firme del asesinato justamente por referirse a él como si fuera una "muerte".

En concreto, el comunicado del Ministerio de Exteriores, indicaba lo siguiente: "España condena firmemente la muerte esta mañana de la periodista de la cadena Al Jazeera, Shireen Abu Akleh, en Jenin. Pedimos que se investiguen y esclarezcan los graves hechos acaecidos y que la libertad de prensa y el trabajo de los periodistas sea respetado".

Mientras que la carta del equipo de Belarra, a la que ha tenido acceso Público, recoge: "Tal y como se puede apreciar en las imágenes y como han recogido numerosos medios en todo el mundo, la periodista fue asesinada mediante un disparo no fortuito, sino claramente intencionado que acabó de inmediato con su vida", recoge la misiva. Por eso, a su juicio, en el comunicado de Exteriores debería haberse calificado este hecho de "asesinato" y no de "fallecimiento". 

La periodista asesinada estaba realizando una cobertura de las protestas de manifestantes palestinos, que fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad israelíes, cuando recibió un disparo en la cabeza. Varios testigos del tiroteo, incluidos otros periodistas, aseguran que fue el ejército de Israel el que disparó a Shireen Abu Akleh.

Este jueves, además, las fuerzas de seguridad israelíes han golpeado a los portadores del féretro con los restos mortales de la periodista palestina-estadounidense nada más sacar el ataúd del Hospital Francés de San Luis, en Jerusalén, para su recorrido final por la ciudad.