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Alonso urge al consenso en justicia y la lucha contra ETA

El portavoz parlamentario socialista debutó de forma 'brillante', según Zapatero

ANA PARDO DE VERA

El debut de José Antonio Alonso decepcionó, únicamente, a quienes esperaban un discurso agresivo y duro con el principal partido de la oposición del nuevo portavoz del grupo parlamentario socialista, algo impensable si se conoce mínimamente la trayectoria del aún ministro de Defensa en funciones. Pero siempre hay nostálgicos del pugilato en el hemiciclo.

Alonso se reveló en la tribuna de oradores -vieja conocida de su etapa como ministro de Interior y de Defensa- como un portavoz que hace el papel de perfecta extensión del presidente del Gobierno, a quien apoyó, reforzó e, incluso, complementó en algunas cuestiones, como la política antiterrorista. Su discurso le valió, de hecho, el calificativo de 'brillante' por parte de José Luis Rodríguez Zapatero, que así lo manifestó públicamente en la intervención de respuesta a su portavoz, con el consecuente y modesto gesto de Alonso ante el piropo inesperado.

Los que el martes se quejaban en los pasillos por el poco tiempo que Zapatero había dedicado a su estrategia contra ETA aplaudieron en la mañana del día siguiente la acertada decisión del portavoz de alargar la voz del todavía hoy candidato a la presidencia.

El ministro de Defensa empezó, precisamente, por el ofrecimiento de consenso a todos los partidos en la lucha contra ETA -'No hay motivo para la división, los españoles no lo entenderían'-, previa y exquisita mención de cada uno de los cinco asesinados por la banda terrorista durante la pasada legislatura, un detalle muy aplaudido por los diputados.

En el discurso de Alonso, hubo palabras de advertencia a los terroristas, que con total 'certeza, pagarán por sus crímenes', y de reconocimiento a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que impidieron que se cometieran muchos más asesinatos de los habidos. Y vuelta a la petición de acuerdo político, porque cuanto más 'unidos' estén los partidos, más 'posible' es el fin de ETA, remarcó Alonso al cerrar su capítulo sobre lucha antiterrorista.

Pero donde el portavoz socialista se mostró más contundente fue cuando pidió, especialmente al PP, un acuerdo inminente para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Constitucional (TC).

Las que para Alonso son 'tareas pendientes' y una 'obligación constitucional' centrarán la semana que viene la vida parlamentaria, pues posteriormente a su intervención, en rueda de prensa, el ex ministro del Interior confirmó que hoy mismo llamará a su homóloga del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, para cerrar las reuniones que pongan fin al bloqueo del poder judicial.

En su intervención ante la Cámara -y mientras el presidente del Congreso, José Bono, pasaba una nota breve y manuscrita a Mariano Rajoy que recibió el 'OK' gestual de éste-, Alonso resaltó la necesidad inmediata de modernizar la Justicia, la cual empieza con 'la renovación de los órganos clave'. 'Les propongo que iniciemos esta etapa con la inequívoca voluntad de compartir el futuro', pidió el portavoz socialista mirando hacia la bancada conservadora.

Y cerró así una intervención en la que José Antonio Alonso, aunque concedió especial protagonismo a la política antiterrorista y la necesidad de renovar el CGPJ y el TC, hizo un repaso por todas las cuestiones que conformarán la novena legislatura y mostró su faceta más crítica con el PP.

El portavoz socialista censuró la 'estrategia de crispación' de los conservadores durante la octava legislatura, que fue rechazada por los ciudadanos el 9 de marzo. Reivindicó la práctica del 'talante que ha merecido el desprecio del PP' para este nuevo mandato del PSOE y que consiste, en su opinión, en 'escuchar al otro'.

Alonso, fiel a ese talante que defiende y aplica, lanzó una elegante pulla al PP cuando aseguró que 'aquél a quien han insultado y difamado como a ningún otro en la historia, es hoy el candidato otra vez'. Ni siquiera entonces, desde los escaños conservadores se oyó una protesta, concentrados como estaban sus ocupantes en intentar descifrar las emociones del amigo tranquilo de Zapatero, una tarea complicada.

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