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análisis La deriva hacia la radicalidad de Casado fuerza a Moreno a hacer equilibrios en Andalucía

El presidente de la Junta de Andalucía veía justificada la prórroga del estado de alarma

Juanma Moreno y Pablo Casado, este miércoles en Sevilla. EFE/Julio Muñoz
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, con el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.

raúl bocanegra

La deriva de Pablo Casado, presidente del PP, hacia la radicalidad, atrapado entre la presión de Vox, la de los empresarios, la falta de una comunicación fluida con el presidente Pedro Sánchez (PSOE) y la propia razón, ha llevado al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (PP), a tener que hacer encaje de bolillos en su discurso esta semana para no dejar en evidencia a su jefe de filas y a la vez tratar de mantenerse en una posición centrada e institucional.

Al contrario que Casado, Moreno, el barón del PP que gestiona el mayor presupuesto de todos ellos, consideraba justificada la prórroga del estado de alarma, según manifestó él mismo en una entrevista este jueves en Canal Sur Televisión.

El presidente de la Junta no quiso pillarse los dedos con el momento preciso en que cree que debe levantarse la alarma, que ha dotado al Gobierno de España de poderes excepcionales para afrontar la pandemia, pero sí dejó un condicional. "Si las cifras a finales de mayo" siguen en una buena evolución, "a primeros de junio, no sería razonable" continuar con ella.

En términos políticos, cada vez que Casado opta por pegar tirones fuertes en su estrategia de oposición al cogobierno de PSOE y Unidas Podemos, acaba por destapar a Moreno, quien, en una contradicción palmaria entre sus pactos imprescindibles –con la ultraderecha, con Vox– y la aprobación de políticas relevantes por decreto y sin consenso, le gusta la moderación y busca siempre mirar al centro.

"Uno tiene a veces que poner un pie un poquito más a la derecha y a veces un poquito más a la izquierda. Lo que no se debe dejar nunca es de tener un pie en el centro, para generar proyectos de mayorías, que se hacen siempre desde posiciones equilibradas y centradas", ha expresado en alguna ocasión para explicar su pensamiento.

Así, Moreno, forzado a hacer equilibrios, acudió a argumentos de tenor casi personal para justificar a su jefe de filas, a pesar de no estar 100% de acuerdo con sus tesis sobre el estado de alarma.

El presidente de la Junta manifestó, por un lado, que el PP no había votado en contra de ninguna de las prórrogas –lo cual es cierto, Casado a pesar de su grueso discurso, no dio el paso de votar con Vox y los independentistas y se abstuvo– y luego habló de "pérdida de confianza" de Casado hacia el presidente.

Si al aprobar un asunto de capital importancia, como lo son las fases de la desescalada y la vuelta a una normalidad, y en ese trance "no se llama de cortesía al líder de la oposición", pues, vino a decir Moreno, es normal que Casado se harte.

Incidencia del coronavirus

Después, en la misma entrevista en Canal Sur, Moreno también hiló una serie de razonamientos contra Sánchez, más en la línea que impulsa su jefe de filas: "Se está extralimitando. Es muy cómodo el estado de alarma. No tienes que publicar nada en el portal de transparencia. En el momento en que la pandemia está bajando, tenemos que empezar a volver y está la Ley general de Salud sin extralimitarse y sin vulnerar derechos fundamentales".

Este discurso también lleva a Moreno a alguna contradicción en su relación con la oposición, si se hace caso a lo manifestado por Susana Díaz, la secretaria general del PSOE. Según su versión, Moreno solo la ha llamado una sola vez en todo el periodo de emergencia y no fue para hablar del coronavirus, sino del decreto que relaja controles urbanísticos, ambientales e incluso sanitarios, que Moreno, con los votos de PP, Ciudadanos y Vox, logró convalidar en plena pandemia y que ha sido recurrido al Constitucional tanto por el PSOE como por Adelante Andalucía.

La incidencia del coronavirus ha sido menor en términos generales en Andalucía que en otras Comunidades. El confinamiento global decretado por el Gobierno y el previo cierre de colegios adoptado por la Junta permitió afrontar la emergencia en un estadio diferente de expansión del coronavirus al que se encontraban ya otras regiones, como Madrid.

Aún así, los contagios en residencias y entre sanitarios –el más alto del país en términos relativos– han sido notables y han llegado a provocar grandes preocupaciones al Gobierno andaluz y severas críticas de la oposición.

"Ha fallado a los sanitarios desde su llegada al poder, promoviendo contratos basura, incrementando el presupuesto de la sanidad privada en lugar de la pública y, durante la pandemia, siendo incapaz de procurar test para todos los trabajadores e impidiéndoles usar mascarilla para no causar alarma social", expuso Ángela Aguilera, portavoz adjunta de Adelante Andalucía.

Propaganda y mascarillas

La estrategia que ha elegido el PP para proteger a Moreno es clara. Su lugarteniente principal, Elías Bendodo, el consejero de la presidencia, es quien ejerce como principal parapeto y protege al presidente del desgaste de la gestión, utilizando para ello todas las armas a su alcance, incluida, claro está, la propaganda, un arte que domina.

El Ejecutivo de Moreno ha estado instalado en el autobombo durante casi toda la emergencia y ha montado algunos embrollos con los datos –que ha ido dando a su antojo y conveniencia– en estos meses, un camino peligroso cuando hay tantas gente sufriendo. Moreno, de hecho, en esa misma entrevista, optó por añadir la autocrítica al sacar pecho habitual.

Así, al mismo tiempo que dijo que "nadie puede negar" que el Gobierno andaluz se había "ido anticipando", el presidente añadió que le "quita el sueño la protección de profesionales sanitarios". "En algunos casos, quizás no estamos a la altura de las circunstancias", concedió.

Este es un asunto en el que la actitud de Casado y su dirección ha puesto en un un brete al presidente de la Junta de Andalucía. Así, el PP ha asegurado que llevará al Gobierno de España ante la Fiscalía por "haber suministrado mascarillas defectuosas a los trabajadores sanitarios" poniendo en "peligro su salud” cuando en Andalucía también ha sucedido eso.

Teodoro García Egea, el secretario general del PP, aseguró que la compara de material durante la crisis "ha sido un auténtico desastre" y subrayó que por eso su partido toma esta "decisión importante": que se investigue si "esta compra de material ha podido ser objeto de algún tipo de desviación".

Moreno reconoció que al Gobierno andaluz también se la habían "colado". En la misma entrevista, en Canal Sur Televisión, en el programa Hoy en Día, que conduce el periodista Teodoro León Gross, el presidente admitió al respecto: "Nosotros hemos cometido también errores en la compra. También nos la han colado. Nos la colaron. Nos timaron".

Así, la oposición le reprochó al PP la incoherencia. Aguilera instó a García Egea "a querellarse" también contra Moreno. Y el PSOE también. La secretaria general del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez, puso en su cuenta de Twitter: "¿Y al gobierno de Andalucía también lo vais a denunciar...? Aquí, la Junta repartió más de 2 millones de mascarillas defectuosas entre los profesionales sanitarios. ¡Teo, que no se te olvide!".

En política, sin embargo, las cosas cambian de un momento a otro. La decisión del Gobierno de España de mantener en la fase 0 a dos provincias enteras, Granada y Málaga, abre otro capítulo político y auguran un nuevo periodo de confrontación entre Junta y Gobierno.

La alianza de PP y Ciudadanos es en este momento muy sólida en Andalucía. El vicepresidente Juan Marín está en la sala de máquinas de las decisiones gubernamentales, codo con codo con Bendodo, y no se adivinan fisuras en esa entente, al menos, en un horizonte cercano.

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