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Aragonès y Sánchez se reencuentran en un acto empresarial sin concretar la fecha de su reunión pendiente

Ambos presidentes coinciden en un acto de la patronal Pimec en Barcelona y mientras el líder del PSOE se limita a hacer una apelación a su apuesta por el diálogo, el dirigente de ERC le exige garantías para que el Estado cumpla sus compromisos de inversiones en Catalunya, uno de lo elementos que ha agravado la crisis entre los dos Ejecutivos.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y el de la Generalitat, Pere Aragonès, a su llegada este lunes 27 de junio al acto de entrega de la 35 edición de los premios Pimec en el Camp Nou.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Pere Aragonès, a su llegada este lunes 27 de junio al acto de entrega de la 35 edición de los premios Pimec en el Camp Nou. Quique García / EFE

50 días después, Pere Aragonès y Pedro Sánchez han vuelto a coincidir y, de nuevo, lo han hecho en un acto de una entidad económica. El pasado 6 de mayo lo hicieron en la Reunión Anual del Cercle d'Economía, justo la semana en la que había estallado el caso Pegasus -el escándalo de espionaje masivo a dirigentes independentistas, como el propio Aragonès, por parte del CNI- y este lunes el encuentro se ha producido en la gala de entrega de premios de Pimec, la patronal catalana de la pequeña y mediana empresa. Ambos se han saludado brevemente a su llegada al Camp Nou, escenario del acto, y no han dialogado a solas, sino que se han limitado a hablar en grupo sobre la situación económica y la guerra en Ucrania.

Por tanto, sigue sin concretarse la reunión formal para normalizar las relaciones entre el Gobierno y la Generalitat que los dos presidentes acordaron justamente el 6 de mayo. Justo la semana pasada la consellera de la Presidència, Laura Vilagrà, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, mantuvieron una cumbre en Madrid en lo que supuso el primer paso para normalizar las relaciones entre los dos Ejecutivos, algo que podría culminarse precisamente en la reunión pendiente de Sánchez y Aragonès, prevista para antes de las vacaciones.

En el acto de este lunes, celebrado en el césped del Camp Nou y con una nutrida presencia política -han asistido varios consellers del Govern, la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, entre muchos otros cargos; o el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, además de la obvia representación del mundo empresarial y económico-, Sánchez y Aragonès han centrado sus intervenciones en cuestiones económicas. En lo referente a la crisis entre ambos Gobiernos, el presidente español se ha limitado a proclamar su manida convicción por el diálogo, mientras que su homólogo catalán sí que le ha pedido al Estado que cumpla sus compromisos de inversión en Catalunya.

En estos casi dos meses de relaciones casi congeladas, la situación todavía se ha deteriorado más. La mesa de diálogo sobre el conflicto político sigue absolutamente paralizada, ERC no está nada satisfecha con la respuesta al también llamado Catalangate -no ha habido desclasificación de documentos ni se ha aceptado una comisión de investigación en el Congreso- y han aparecido nuevas grietas a raíz de la bajísima ejecución de la inversión presupuestada por el Estado en Catalunya.

"Es imprescindible el cumplimiento de los compromisos. Al déficit crónico de financiación [que sufre Catalunya], se le suma la permanente baja ejecución presupuestaria. Hacen falta mecanismos para garantizar el cumplimiento de las inversiones presupuestadas", ha proclamado Aragonès en su discurso, en un mensaje claramente dirigido a Sánchez. El president también ha pedido la flexibilización de los objetivos de déficit autonómicos -algo que Sánchez comparte a nivel europeo-, además de un "gran acuerdo de rentas" que permita "garantizar la viabilidad de los proyectos empresariales y evitar la pérdida de poder adquisitivo de la mayoría de la población", algo necesario para "no debilitar la sostenibilidad del estado del bienestar".

Sánchez, por su parte, se ha limitado a defender su convicción por el diálogo, tanto con agentes sociales como con la Generalitat o el Ayuntamiento de Barcelona, y ha defendido la necesidad de reforzar el "proyecto común" que, según él, supone la Unión Europea en el actual contexto, marcado por la guerra a Ucrania, la crisis energética y una inflación inédita en décadas. Más allá de elogiar la importancia de la pequeña y mediana empresa -algo en lo que, lógicamente teniendo en cuenta el acto, también han hecho Aragonès y Colau-, el presidente ha subrayado que desde el inicio de la guerra hasta el final del año el Gobierno destinará 15.000 millones de euros a paliar los efectos del actual contexto económico, para estar "al lado de las familias y de la pequeña y mediana empresa".

ERC necesita gestos reales

Para ERC es imprescindible que el Gobierno adopte pasos concretos y reales que permitan recuperar la confianza entre el Ejecutivo estatal y el autonómico. En este sentido, el partido de Aragonès pide que se logre una auténtica desjudicialización de la política catalana que liquide la persecución judicial al independentismo, garantías que un caso de espionaje como el Pegasus no se vuelva a repetir, y la creación de un marco de condiciones que fije y asegure la buena marcha del reinicio de la negociación en la mesa de diálogo.

La apuesta de ERC por restablecer la negociación con el Gobierno no es compartida por sus socios en el Govern de Junts per Catalunya, que no ven ningún futuro al diálogo. El PSOE, por su parte, está en un momento de debilidad tras el batacazo que supuso la reciente mayoría absoluta del PP en Andalucía y el anunciado giro a la izquierda del gobierno solo será posible si rehace la mayoría progresista de la investidura, en la que ERC juega un papel clave. Y esto implica gestos en la línea de los que planteó hace unos días Vilagrà a Bolaños.

Fuera de la agenda del conflicto catalán, Aragonès y Colau han aprovechado la presencia de Sánchez en Barcelona para pedirle una investigación a fondo sobre los trágicos hechos sucedidos en Melilla, con la muerte a manos de los cuerpos de seguridad de decenas de migrantes que habían saltado la valla fronteriza. "Las imágenes son insoportables. Esto merece una investigación, porque todas las vidas importan", ha proclamado Colau. Sánchez ha ignorado la cuestión.

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