La ARMH denuncia el robo de toldos y herramientas de una exhumación de una fosa de la represión franquista en Asturias
"Por primera vez en 22 años nos han robado de noche los materiales que utilizamos en las exhumaciones. Si esta fosa hubiera estado judicializada y con todas las garantías del Estado de Derecho, nadie se acercaría a robar", lamenta la ARMH
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La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha denunciado este miércoles el robo de toldos y herramientas en la exhumación de la fosa del Rellán, en Grau, Asturias. "Por primera vez en 22 años nos han robado de noche los toldos y las herramientas que utilizamos en las exhumaciones. Lo vamos a denunciar y no nos vamos a detener. Aquí seguimos en el Rellán, Grau, Asturias, luchando por la memoria", se lee en un tuit que la asociación ha publicado esta mañana.
Marcos González, vicepresidente de la ARMH, en conversación telefónica con Público, corrobora que han presentado una denuncia ante la Guardia Civil y que en los años que llevan "currando por toda España es la primera vez que entran al saqueo del material". Para González, el problema ya no es en sí el robo –un toldo serigrafiado con las letras memoriahistorica.org, otro plástico y varias herramientas largas– porque lo sustraído se puede reponer, sino el destrozo que han hecho en la fosa. "Han pisado zonas de restos, han quitado los plásticos que protegían los restos humanos de la humedad, han removido la tierra. Esto ralentiza los trabajos".
"Nos importa la impunidad con la que se ha hecho este robo", afirma González. "Cuando aparecieron los primeros restos, estuvieron un año paralizados los trabajos y después de un año, la justicia dijo que no tenía competencias: así devolvió la responsabilidad a la sociedad civil. Si esta fosa hubiera estado judicializada y con todas las garantías del Estado de Derecho, nadie se acercaría a robar. Como esto lo está haciendo la sociedad civil con voluntarias, [les resulta fácil] pisar la fosa y los restos de los represaliados". El 80% del trabajo en esta fosa, es desprendido. La ARMH cuenta también con un arqueólogo, Serxio Castro, que se encarga de que todo se haga con estándares profesionales, y los trabajos antropológicos los lleva a cabo Gonzalo Nuno Carnim, del centro de Medicina Legal de Coimbra, en un laboratorio de Ponferrada (León).
Una granja de cerdos
Una granja de cerdos fue construida durante la Dictadura sobre la fosa
La fosa de El Rellán ha tenido una accidentada exhumación. Los trabajos han estado paralizados primero por un juez –hasta que decidió que no era competente– y después porque una construcción, una granja de cerdos, levantada durante el franquismo sobre la fosa, sobre el lugar de fusilamiento, impedía continuarlos. La edificación ha sido derribada ya por el Principado de Asturias y la exhumación, en terrenos que son propiedad del Ayuntamiento, que los compró para dignificar el lugar, pudo continuar. Hasta ahora se han encontrado en cinco lugares de enterramiento 43 cuerpos y se cree que hay más. En próximas fechas se acometerá la exhumación, "mínimo de otros seis", según González. Los restos están bastante degradados por la humedad. Y sobre ellos se ha hecho un trabajo antropológico y contrastes genéticos. "Nuestro compromiso es sacar todos los restos de aquí", añade el vicepresidente de la ARMH.
Las investigaciones de la ARMH han producido el siguiente relato sobre lo que sucedió en El Rellán. En 1937, cuando cae el corredor de Grau y los fascistas logran entrar en la localidad "hombres y mujeres son llevados al chalé Patallo, torturados y detenidos durante días y después los traen a este paraje".
"Los asesinan y los van tirando en diferentes lugares. Hemos exhumado cuatro fosas y ahora estamos en la fosa cinco, que tiene seis cuerpos. Justo la íbamos a exhumar ahora. Aprovechan –prosigue González– la trinchera que hay, que ya estaba hecha. Se había hecho para defender el posible acceso de las tropas fascistas a Grau. Una vez que pasan se producen fusilamientos sumarísimos, ejecuciones extrajudiciales. No hemos encontrado ni un solo documento que hable de un juicio militar".
Además de casquillos de bala, prueba de la violencia, en los trabajos de exhumación han aparecido tres relojes, dos de pulsera y otro de bolsillo; unas gafas, prendas de ropa y otros objetos personales, como un peine. La idea de la ARMH es restaurar todos esos materiales y ponerlos "a disposición de las familias una vez que los cuerpos puedan ser identificados genéticamente".
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