Este artículo se publicó hace 3 años.
Ayuso depende de las exigencias de Vox para sacar adelante sus primeros presupuestos tras dos años de presidenta
La mandataria autonómica madrileña necesita el apoyo del partido ultraderechista, que le ha puesto una serie de condiciones relacionadas con la educación, las leyes LGTBi o la Igualdad
Madrid-Actualizado a
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, daba a conocer este miércoles sus Presupuestos para el año 2022. A decir verdad, no los presentó ella sino su consejero de Hacienda, Javier Fernández-Lasquetty, y Enrique Ossorio, portavoz. Ayuso tenía un acto público con la empresa Huawei. Sus compañeros restaron importancia a su ausencia. Serán las primeras cuentas públicas que, si todo va como quiere el PP, apruebe la presidenta desde que está en el cargo. Las dos anteriores fueron prorrogadas. Para sacarlas adelante, Ayuso necesita el apoyo de Vox o al menos cuatro abstenciones de sus diputados. La ultraderecha ya ha puesto exigencias encima de la mesa.
Los Presupuestos "récord" presentados por el Gobierno madrileño reflejan, según sus autores, un "Madrid que está saliendo adelante y que van a actuar
como dinamizador". La partida de Sanidad es la que menos sube porcentualmente pese a la situación de pandemia que todavía existe. Para la presidenta, las cuentas reflejan que el empleo "va a ser lo más importante". "Vamos a destinar todos nuestros recursos a la recuperación de Madrid", añadió en su intervención desde el acto empresarial.
Tampoco dejó pasar la oportunidad de arremeter contra el Gobierno de Pedro Sánchez, una tónica habitual en sus discursos. "Tenemos el aval de los principales organismos independientes, de la AIReF, del Banco de España, entre otros, que son los mismos organismos que a su vez ponen en tela de juicio las previsiones del Gobierno", dijo.
El proyecto de Presupuestos se presentará este jueves en la Asamblea para iniciar la tramitación parlamentaria. Los números no le salen a Ayuso para tener las manos libres pese a quedarse cerca de la mayoría absoluta el pasado 4 de mayo. Y aquí entra en juego la ultraderecha de Vox, con Rocío Monasterio a la cabeza, dentro del parlamento madrileño.
El partido ultraderechista ya ha mostrado sus cartas. Este mismo miércoles, Monasterio resaltaba que "harían todo lo posible" porque las cuentas salieran adelante. Aunque evitó hablar de "líneas rojas", son ya conocidas sus peticiones que pueden condicionar su posición. Por un lado, el partido ultraderechista está haciendo bandera por la gratuidad total de la educación en la franja de 0 a 3 años.
Otro punto es la derogación de las leyes LGTBI que aprobó Cristina Cifuentes. Una petición que no es nueva y a la que Ayuso se ha mostrado dispuesta a revisar algunos artículos, como ya manifestó públicamente hace poco más de un mes, pero no a derogarlas. Esta misma semana, el portavoz parlamentario del PP en Madrid, Alfonso Serrano, destacaba que las leyes son "buenas" y "derogarlas no es la solución".
Vox también ha introducido otra demanda, la de aprobar su Ley de Igualdad. En ella se incluye la derogación de la ley de identidad de género y de la ley contra la LGTBIfobia. Según la ultraderecha, "atentan contra la presunción de inocencia y vulneran el sistema jurídico al invertir la carga de la prueba". La ultraderecha ha denominado en muchas ocasiones a estas normativas de protección del colectivo LGBTi como "leyes ideológicas de género". Su ley de igualdad no menciona en ninguna ocasión la palabra "mujer".
Optimismo en el PP
Ambas fuerzas políticas llevan en contacto varias semanas. El borrador presupuestario presentado este miércoles está en manos de Vox también desde hace unos días. El objetivo de la ultraderecha es marcar perfil propio y conseguir algunas cesiones de Ayuso. "Confiamos en que apoyen los Presupuestos y no los bloqueen junto a los partidos de izquierda", aseguran fuentes del equipo de la presidenta a Público. Y es que en el seno del Gobierno consideran que la posición de Monasterio y su partido ha quedado debilitada tras el triunfo histórico del 4-M.
En este sentido, el PP y Vox no han tenido en Madrid grandes desencuentros, más allá de algunos discursos en la Asamblea. Desde las pasadas elecciones, los votos de la ultraderecha han ayudado a Ayuso en cuestiones tan relevantes como la nueva ley de TeleMadrid o la negación a investigar los casos que afectaron a las residencias de mayores durante la pandemia, por ejemplo. Precisamente de las cuentas destaca la disminución del Presupuesto para la cadena pública un 10%. Vox ha pedido varias veces el cierre del ente madrileño.
La dirigente madrileña ha sido de las menos beligerantes con el partido ultraderechista e incluso lo ha llegado a defender públicamente de "los ataques de la izquierda". Una estrategia que difiere mucho con la que suele usar Pablo Casado, que ha intentado obviarlos, especialmente tras la moción de censura de octubre de 2020.
En rueda de prensa, el consejero de Hacienda defendió su posición de fortaleza y mandó un recado a Vox para que baje sus expectativas. "Buscamos el acuerdo y estamos abiertos al acuerdo, pero no puede consistir en que un grupo de 65 diputados asuma todo lo que pide un grupo de 13″, afirmó. Además, resaltó que los Presupuestos "responden al programa de investidura que votaron los dos partidos".
Ayuso no fue capaz de aprobar las cuentas ni de 2020 ni de 2021. En primer lugar, durante su primer año de mandato la justificación fue la inestabilidad política a nivel nacional. El Gobierno central todavía no estaba conformado y desde el Ejecutivo madrileño se tomó esta decisión. "Es muy complicado hacer unos presupuestos a ciegas sin saber qué situación nos vamos a encontrar en 2020", dijo Ayuso.
Y el año pasado, el problema fue la falta de entendimiento en el propio Gobierno regional. La relación con Ciudadanos (Cs), con Ignacio Aguado a la cabeza, no fue buena desde el primer momento y los Presupuestos fueron un punto más en la brecha abierta entre ambos socios. En esos momentos, Cs propuso incluso un acercamiento al PSOE para evitar el apoyo de la ultraderecha, con la que se sentían mucho más molestos que el PP. Pero no hubo acuerdo. Lo que pasó poco después es historia de la política. Un movimiento en Murcia en forma de moción de censura provocó un terremoto en Madrid y a nivel nacional. Ayuso arrasó y liquidó a Cs, pero no pudo quitarse el sostén de Vox, que espera su momento de protagonismo.
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