Este artículo se publicó hace 2 años.
La izquierda insiste en pasar página tras el tropiezo de la reforma laboral
La principal lectura de aquella compleja votación es que la geometría variable haría descarrilar las negociaciones sobre las iniciativas de marcado carácter progresista que están pendientes de abordarse en el Congreso.
Pilar Araque Conde
Madrid-
La principal lectura que se extrae de la compleja votación de la reforma laboral, que salió adelante gracias a un "error material" del diputado del PP Alberto Casero al votar telemáticamente y a pesar de que los dos diputados del UPN rompieron la disciplina de voto, es que la geometría variable solo puede funcionar en casos puntuales, como sucedió con las prórrogas del estado de alarma en las que el contexto de emergencia sanitaria se interpuso por encima de ideologías.
Pero para llevar a cabo medidas de gran calado, con fuerte carácter progresista, como las que tiene previstas el Ejecutivo en los escasos dos años que le restan a la legislatura, la mayoría de la investidura se convierte en la opción predominante. Esto es, la acción política del Gobierno de coalición tendrá que ser respaldada por las fuerzas que permitieron la investidura de Pedro Sánchez y la aprobación de los Presupuestos de 2021 y 2022, o no será.
PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV, EH Bildu, Más País y Compromís (estas fuerzas suman 181 diputados, superando de forma holgada la mayoría absoluta) son conscientes de ello y, tras el tropiezo de la reforma laboral, que ya quedó atrás, según estos partidos, solo queda pasar página, remendar el bloque y continuar dialogando para las iniciativas que están a la vuelta de la esquina, como la reforma de la ley mordaza, la ley de Memoria Democrática, la norma sobre la vivienda, la ley de libertad sexual, la ley trans, e incluso la solución al debate sobre los abusos a menores en el seno de la Iglesia católica.
Unidas Podemos gana el pulso
El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños (PSOE), reconoció en una entrevista en la Cadena Ser que "no existía una mayoría natural del bloque progresista" para sacar adelante la reforma laboral, a pesar de "priorizar el diálogo con ellos". No obstante, se trataba de una votación "singular" al ser un texto pactado entre sindicatos y patronal que "venía dado" y sin la posibilidad de "ofrecer nada a cambio".
En todo caso, aseveró que "no ha habido ninguna ruptura con nadie" y animó a mirar hacia delante, que no es poco. "La mayoría del bloque de la investidura está estable. Estamos convencidos de que nos quedan dos años de legislatura, tenemos muchas leyes pendientes y las tenemos que sacar adelante por nuestro ambicioso plan de reformas sociales y económicas", remachó.
Unidas Podemos, que siempre ha pujado con los socialistas por interponer el bloque de la investidura sobre otras opciones políticas, constata con esta experiencia que la vía de la geometría variable "es una ruleta rusa", por lo que asegura que sus socios de la coalición han "tomado nota" al ver que la estabilidad solo la otorga la mayoría "progresista".
Así lo remarcó el presidente del grupo confederal en el Congreso, Jaume Asens, quien, a pesar de reprochar de forma velada a ERC su oposición a la legislación laboral al caer en la "tentación" de buscar el "debilitar" a Yolanda Díaz "por lo que dicen algunas encuestas", destacó que el bloque de investidura es "condición de posibilidad" para que el Ejecutivo complete su agenda legislativa.
Lecciones aprendidas
Por su parte, los independentistas y nacionalistas, que quedaron fuera de la foto de la convalidación de la reforma laboral, insisten en "no hacer sangre" con este asunto y poner el foco en las nuevas medidas que están por debatirse en la Cámara Baja. Y, aunque lamentan la "oportunidad perdida" de introducir mejoras en el decreto ley de la reforma laboral, la nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha servido de punto de arranque para restablecer puentes con Yolanda Díaz.
En esta línea, el portavoz republicano, Gabriel Rufián, pidió en el podcast de La Base "desdramatizar" todo lo ocurrido y subrayó la disposición de su grupo a "escuchar y seguir dialogando" con el Gobierno. Si bien, aseguró que no solo los socios del Ejecutivo pueden asumir "constantemente la amenaza de la alternativa", es decir, de un gobierno formado por PP y Vox.
La portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, confirmó que su formación "no da por terminada la colaboración con el Gobierno ni muchísimo menos". También, en el mismo programa, ahondó en la idea expuesta anteriormente por el diputado de ERC: "El bloque debe seguir actuando desde la perspectiva de la necesidad de que hay de unir apoyos desde la izquierda, también desde la izquierda soberanista, pero esto que se confunde con cerrar una puerta a la derecha, hay que hacerlo abriendo ventanas y caminos para la transformación social, política y económica del Estado".
Su homólogo del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, también alertó de las consecuencias que tiene la "coalición Frankestein" que votó a favor de la reforma laboral. Por lo que pidió al Gobierno "esforzarse" en llegar acuerdos con los socios que apoyaron la investidura, ya que llegarán otras leyes que puedan causar "problemas" en la forma en las que están enfocadas.
Más País y Compromís sacaron pecho de haber sido los únicos aliados habituales del Ejecutivo que apoyaron la reforma laboral, ya que "ante las perspectiva del todo o nada, es mejor avanzar, aunque sea poco", tal como apuntó el diputado de la formación valenciana, Joan Baldoví. Eso sí, reiteran que a los socios "se les cuida". "Se equivoca el Gobierno si pretende buscar mayorías alternativas a partir de ahora, no por traicionar a sus socios sino a sus propios votantes", remachan fuentes parlamentarias del partido de Íñigo Errejón.
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