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El cara a cara entre Sánchez y Feijóo se salda con más ataques personales que propuestas contra la crisis energética

Socialistas y populares salieron del Senado presumiendo de victoria. Sánchez dedicó más de 50 minutos a desmentir la "solvencia" de la que presume su principal rival político.

Feijóo
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño (c), escuchan la intervención del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (i). EFE/ Juanjo Martín

No ha habido ganador en un debate del que tanto Pedro Sánchez como Alberto Núñez Feijóo salieron sintiéndose victoriosos. El inicio del curso político, marcado por el actual contexto de inflación y crisis energética, ha tenido lugar este martes en el Senado, donde el presidente del Gobierno y el líder de la oposición han protagonizado el primer cara a cara que inaugura una larga carrera hacia la Moncloa ante las elecciones generales previstas para finales de 2023. Eso marcó el fondo, y sobre todo, el tono.

El cara a cara entre Sánchez y Feijóo duró alrededor de dos horas: tres intervenciones del presidente del Gobierno sin límite de tiempo y dos réplicas del líder de la oposición, de 15 y 5 minutos, respectivamente. Durante poco más de sesenta minutos, lo que duró su primera intervención, Sánchez sacó pecho de la gestión de su gabinete sin negar la "incertidumbre" provocada por el futuro de las reservas energéticas ante un posible corte de suministro por parte de Rusia. Subrayó el presidente del Gobierno que, desde que entraron en vigor las medidas de ahorro energético se ha reducido más de un 4,6%, "sin que los estándares de vida de los ciudadanos se hayan resentido", y que la excepción ibérica está consiguiendo contener el coste de la factura de la luz en más de un 15% desde que se puso en marcha.

Hasta que llegó el único anuncio de la jornada: el Gobierno aprobará  que la gran industria que recurre a la cogeneración podrá acogerse también a la excepción ibérica. Mientras Sánchez seguía hablando desde la tribuna, fuentes del PP se daban prisa en sacar pecho de la medida. "Vuelve a encontrar inspiración en las propuestas del PP. Su gran anuncio de este martes lo pedimos este fin de semana y lo reiteró ayer mismo el presidente del PP", aseguraron. Bien es cierto que también lo han aplicado otros países como Portugal. "Encantados de ayudar al Gobierno", señalaban los populares cuando Feijóo todavía esperaba su turno.

El líder de la oposición tuvo un cuarto de hora- según él, un formato injusto que beneficiaba a Sánchez- y lo aprovechó para enseñarle a Sánchez un documento con el plan energético del PP. Se lo enviará en los próximos días, según la cúpula de Génova, y contiene ocho bloques de propuestas que serán una enmienda total a la estrategia del Gobierno. Hasta ahí el debate energético. El cara a cara entre el presidente del Ejecutivo y el aspirante a serlo se jugó después en el terreno de los ataques personales.

"¿Insolvencia o mala fe?"

Sánchez vino dispuesto a arrebatarle el eslogan de "buen gestor" a Feijóo. "Los meses han pasado y tengo que decirle que como líder del PP las cosas que dice no avalan esa imagen de buen gestor que usted dice tener", le espetó. Era solo el inicio de más de los más de 50 minutos que Sánchez dedicó a desmentir la "solvencia" de la que presume su principal rival político.

El presidente del Gobierno recordó todos los errores con las cifras de Feijóo, repitió uno por uno los ataques que le ha lanzado en los últimos meses y enumeró las medidas a las que el PP ha votado en contra. "¿Insolvencia o mala fe?", le preguntaba mientras tanto. Le acusó de prolongar "el secuestro del poder judicial" y, sobre todo, de deberse a los poderes económicos: "Usted no olvida quien le puso ahí, las grandes empresas energéticas y las grandes corporaciones del país". 

"Decir que a mí me han puesto las empresas es un insulto a las democracias y a todas los militantes y simpatizantes del PP", le respondió Feijóo en su segundo turno de réplica. El líder de la oposición aseguró que las palabras de Sánchez no eran "propias de un presidente" y apuntó lo que luego transmitirían desde su núcleo duro: "Para hacer oposición solo tiene que esperar a las próximas elecciones".

Para los populares el tono de Sánchez supo a victoria porque, aseguran, es más propio de quien está en la oposición que de un presidente del Ejecutivo. Entre los socialistas, en cambio, presumían de haber desmontado a Feijóo. Terminado el cara a cara todos parecían haber cumplido sus objetivos, fueran cuales fueran.

Los grupos minoritarios, de espectadores

Al margen de este cruce de reproches, otros portavoces de la Cámara Alta han criticado el formato del debate. Entre ellos, la senadora de ERC, Mirella Cortès, ha afeado a Sánchez que no haya acudido para hablar de la "situación de los territorios" como debería hacer con carácter anual en la Cámara Alta. "El Estado español sigue teniendo un grave problema territorial pero viene a celebrar un debate electoral, tomar el pulso a la derecha pero no a hablar de territorios", ha añadido.

También, la portavoz del PNV, Beltrán de Heredia, se ha referido al duelo entre Sánchez y Feijóo para advertir de que los problemas no se resuelven "echándose en cara y recriminándose actuaciones ni generando más desasosiego y enfado", mucho menos en un contexto económico repleto de incertidumbres para el que la sociedad pide "soluciones".


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