La otra cara del mercado de la vivienda: la oferta diaria de 3.000 inmuebles en subasta que proceden de embargos
Las subastas de inmuebles procedentes de las ejecuciones hipotecarias y los concursos de sociedades es un nicho para promotores inmobiliarios y especuladores, al que se asoman tímidamente jóvenes en busca de su primera vivienda.
Madrid-Actualizado a
Las inaccesibles condiciones para acceder a una vivienda en España para buena parte de la población, tanto en alquiler como en propiedad, contrasta con la facilidad con la que otras personas pierden la suya ante las dificultades para pagar la hipoteca.
Aunque el porcentaje de ejecuciones hipotecarias o embargos se redujo en 2022 en un 6,5%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el mercado de la vivienda se sigue nutriendo de los inmuebles embargados, registrándose en torno a las 3.000 subastas a diario.
El dato procede de la plataforma diariodesubastas.com, especializada en subastas, que dice controlar el 60% del total de subastas activas en España. "De las 4.689 subastas activas que manejamos a día de hoy, 3.174 son subastas del sector inmobiliario, que van desde viviendas hasta garajes o solares, entre otros", explica Javier Díaz-Gálvez, socio cofundador, que matiza que la oferta varia cada 20 días o un mes, cuando sale publicado en el BOE. Su portal aglutina toda la oferta, tanto pública como privada, de inmuebles que se subastan, y facilita al cliente el acceso a dichas subastas de manera gratuita.
Este experto indica que más de la mitad de esos bienes procede de la ejecución bancaria y el resto, de liquidaciones concursales de constructoras y promotoras. "Tomando en consideración que la vivienda de segunda mano no para de experimentar incrementos en sus precios, un 10 % interanual tan solo en febrero de este año, son muchos los usuarios que se decantan por adquirir una vivienda a través de este procedimiento. El precio de salida en subasta de una propiedad puede situarse entre un 30 % y un 50 % por debajo de la media de mercado", dice Díaz-Gálvez.
Según el cofundador de diariodesubastas.com, el cliente que acude a la subasta inmobiliaria sigue siendo el que busca una rentabilidad. "Es interesante el hecho de que muchas de las subastas activas en España sobre bienes inmuebles procedentes de liquidaciones concursales parten de una puja mínima de cero euros", dice y subraya que los promotores inmobiliarios siguen siendo los principales usuarios de este sistema.
La primera vivienda de los jóvenes
Sin embargo, en los últimos meses, según Díaz-Gálvez, se ha detectado "el interés de gente joven que quiere acceder a su primera vivienda y pregunta sobre el procedimiento. Potencialmente es una gran oportunidad para jóvenes que buscan su primera vivienda".
No obstante, este experto admite que "la subasta tiene un componente de incertidumbre y la digital, más. Creemos que debe mejorar la información para que sea más transparente. Es un mundo desconocido. Hay una serie de defectos que hacen que el público general tenga dudas".
No hay manera de evitar la especulación por parte de quien se haga con esos pisos subastados y adquiridos por un precio muy inferior al que marca el mercado y que tras reformarlos los revende a un precio mucho más alto. Es el mismo mecanismo que ha empleado hasta ahora la Sareb (Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria), a través de las entidades bancarias e inmobiliarias que venden las viviendas que oferta.
La especulación, el mal español
Entre su creación, en 2012, y 2022, cuando pasó a ser controlado por el Gobierno como accionista principal de la entidad, la Sareb ha instado numerosos desahucios en un contexto de escasez de vivienda pública, cuando vendió a fondos de inversión muchos de los pisos de los bancos que recibieron ayuda pública durante el Gobierno de Rajoy.
La entidad absorbió los activos tóxicos de esos bancos (créditos a promotores quebrados, inmuebles y terrenos) por eso se la conoce como 'el banco malo'. Fue la solución del exministro de Economía, Luis de Guindos, para liquidar la millonaria deuda que dejaron las entidades bancarias a las que el Estado salvó de la crisis. La deuda ahora asciende a 24.316 millones de euros. Según la entidad, que siempre ha sido poco transparente en cuanto a su patrimonio, tendría 46.542 viviendas heredadas de los bancos.
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