Este artículo se publicó hace 3 años.
Los casos de corrupción persiguen a Casado pese a sus intentos por silenciarlos
El presidente del PP mantiene una estrategia desde febrero de este año de no hablar sobre estos asuntos. Varios episodios judiciales han sobrevolado su andadura al frente del partido.
Madrid-
El actual presidente nacional del Partido Popular (PP), Pablo Casado, llegó al cargo tras una sentencia judicial de un caso de corrupción: el Caso Gurtel provocó un terremoto político que culminó en una moción de censura histórica mediante la que Mariano Rajoy abandonaba la Presidencia del Gobierno en favor de Pedro Sánchez. Casado, que ganó unas primarias poco después de la salida de Rajoy, lleva desde 2018 tratando de desvincular o silenciar toda la herencia del pasado en los tribunales. Pero los casos de corrupción le han ido persiguiendo de una u otra manera desde entonces.
El último episodio se conoció este jueves. La Audiencia Nacional condenó al extesorero Luis Bárcenas y al PP por pagar las obras de su sede en Génova con dinero negro. Desde el PP, orden de silencio. "Ya hemos dicho lo que teníamos que decir", se limitaron a comentar. Una estrategia que ha seguido Casado desde el pasado mes de febrero, donde anunció el final a los comentarios sobre "casos del pasado", al tiempo que confirmaba su intención de mudarse de sede. Un cambio que todavía no ha llegado.
La corrupción del PP sobrevoló la llegada al poder del partido de Casado. Durante la campaña de primarias, la estrategia del actual líder de los populares era contraria a lo mostrado especialmente este último año. El dirigente sacaba pecho de haber "dado la cara" por el partido. "He dado la cara en las peores noches electorales, en la sala de ruedas de prensa defendiendo la honorabilidad del partido frente a traidores que ni conocía", afirmaba entonces, en la línea de las declaraciones de la entonces secretaria general María Dolores de Cospedal, que apoyó su candidatura.
Ya con Casado como líder, desde los inicios su equipo de confianza quiso hablar de un "PP nuevo". "Hemos pasado página por completo", señalaba el dirigente y actual senador Javier Maroto poco después de las primarias. En aquellos momentos todavía estaban activos en los tribunales diferentes casos como la segunda parte del caso Gürtel, el caso de la destrucción de los ordenadores del extesorero Luis Bárcenas, los llamados papeles de Bárcenas, la trama Púnica o el caso Lezo. Además, algunos de los cargos elegidos para su nueva dirección mantenían lazos con ese "pasado lejano".
El mantra de romper con el pasado seguía siendo la guía de Casado que, por aquel entonces no evitaba contestar a preguntas por la corrupción. "Si se ha hecho algo mal que pague quien lo hizo mal, lo que no se puede hacer es estar quince años después preguntando a los que en esa época casi no estaban ni afiliados", decía a comienzos de 2019. Ni rastro, en todo caso, de pedir disculpas en ningún momento.
Lo ocurrido, también en el pasado, en Madrid, también persiguió a Casado durante sus primeros meses al frente del PP. Un informe de la Guardia Civil probaba, a principios de 2019, la financiación ilegal del partido cuando lo lideraba Esperanza Aguirre.
Poco después, la actuación de otro cargo del PP madrileño era señalada por la justicia. Se trata de Alfredo Prada. La Audiencia Nacional lo citaba como investigado en marzo de 2019 por las presuntas irregularidades en la construcción del Campus de la Justicia, un macroproyecto para aunar todas las sedes judiciales de la Comunidad de Madrid.
La estrategia del líder de los populares ha sido en todo momento hablar de un "PP nuevo"
Prada fue el hombre elegido por Casado para vigilar las corruptelas del PP al frente de la Oficina del Cargo Popular. Además, ejerció de padrino político del presidente del partido en sus inicios. Prada abandonó las filas populares de forma voluntaria este mismo verano tras la apertura de juicio oral por la AN. Antes había dejado su escaño en la Asamblea de Madrid.
Las informaciones entonces salpicaron también a otro dirigente del partido. El exministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, aparecía señalado por las investigaciones por sus vínculos con "las cloacas del Estado" y por la creación de una policía política para desprestigiar a sus adversarios, especialmente a Podemos.
Casado mantenía en su Ejecutiva a Fernández Díaz por aquel entonces y pese al carrusel de informaciones sobre la Operación Kitchen el PP solo lo dio de baja provisionalmente este verano. Justo esta semana, el exministro, proceso ha defendido que la investigación se dirija hacia el PP y no solo a su departamento. El líder del PP, en otoño del pasado año, no evitaba hablar sobre este asunto: "Si esas informaciones un juez dice que se han demostrado y hay alguna persona que tenga algún tipo de responsabilidad, no solo me preocupará sino que me ocupará", destacaba entonces.
El PP trató también de desmarcarse de la sentencia confirmada por el Tribunal Supremo sobre el Caso Gurtel y se defendió usando las críticas del TS a las "menciones excesivas a la caja B" por parte de uno de los magistrados, el juez Ricardo De Prada, recurrentemente atacado por los populares. Rajoy dijo que esa auto era una "reparación moral".
Antes del auto de la AN de ayer, el nombre de Luis Bárcenas ya había sobrevolado, obviamente, toda la andadura de Casado al frente del PP. Tras los señalamientos del extesorero a la Fiscalía Anticorrupción a principios de este año, la estrategia fue desacreditarlo de forma directa. Poco después de aquello se produjo el último y actual giro: no hablar de nada relacionado con la corrupción y vender la sede. El "calvario judicial" del PP aún tiene otras causas pendientes como la segunda época de la trama Gürtel, Lezo o Púnica.
La Convención y los Papeles de Pandora
Más allá de todos estos casos, la sombra de la corrupción también ha perseguido a Casado de forma indirecta. Especialmente llamativa fue en este sentido la Convención Nacional del partido celebrada hace unas semanas. Un solo día después de su intervención junto a Casado, el expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, fue condenado por corrupción. Era su segunda condena y el líder de los populares puso como ejemplo su gestión.
Otro de los invitados internacionales estrella, el canciller de Austria Sebastian Kurz, dimitió también por una investigación policial sobre corrupción. El dirigente del Partido Popular Europeo hizo de telonero de Casado en la Plaza de Toros de Valencia aunque en formato de vídeo.
Casado, en Valencia, también quiso acordarse de la exalcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, fallecida en 2016. 16 días después ll juez del Juzgado de Instrucción número 18 de València procesó a medio centenar de personas entre concejales y asesores del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de la capital en la época de Barberá por un delito de blanqueo.
Por último, la investigación periodística de los papeles de Pandora han salpicado también al PP. Algunos de sus invitados en dicha Convención, como el expresidente de Colombia Andrés Pastrana o el Premio Nobel Mario Vargas Llosa aparecen en la lista por tener sociedades opacas. El alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, también es uno de los protagonistas. Un hecho que previsiblemente lo va a sacar de su puesto gracias a una moción de censura.
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