Este artículo se publicó hace 3 años.
Condenadas la madre y la hija que se enfrentaron a los agentes junto a la vivienda de Pablo Iglesias e Irene Montero
Han sido condenadas a una multa de poco más de mil euros cada una por un delito de desobediencia a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La sentencia destaca la agresividad de ambas cuando los agentes de la Guardia Civil les ordenaron que se alejaran de la zona de seguridad en torno a la residencia del vicepresidente del Gobierno.
Madrid-Actualizado a
El Juzgado de lo Penal 17 de Madrid ha condenado a la madre y a la hija que el pasado 30 de octubre de 2020 se enfrentaron a miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado cuando los agentes intentaban impedir que ocuparan la zona de seguridad establecida en las inmediaciones de la vivienda del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, y de la ministra de Igualdad, Irene Montero. El juzgado las condena a una pena de seis meses de multa, con una cuota diaria de seis euros, unos mil euros, como autoras de un delito de desobediencia a los agentes de la autoridad. A una de ellas, acusada también del delito leve de maltrato de obra, la magistrada la ha absuelto. El Ministerio Fiscal pedía un año de prisión para una de ellas.
La sentencia declara probado que sobre las cinco y media de la tarde del pasado 30 de octubre, la madre, de 59 años, y su hija, de 34, circulaban en un vehículo cuando vieron a agentes de la Guardia Civil hablando con unas amigas de ambas, en las inmediaciones de la vivienda de Irene Montero y Pablo Iglesias. "Los referidos agentes de la Guardia Civil, uniformados y debidamente identificados, estaban informando a dos mujeres de que debían alejarse de la zona, ya que se disponían a establecer un perímetro de seguridad en las inmediaciones de la vivienda. Mientras estas mujeres discutían las órdenes de los agentes, una de las acusadas se bajó de su vehículo, prescindiendo del uso de la preceptiva mascarilla, increpando a los agentes, manteniendo una actitud de absoluto desprecio a la labor de los agentes y dificultándoles el cumplimiento de la función encomendada".
La sentencia recoge que los agentes se dirigieron a la acusada indicándole que igualmente debía abandonar la zona, de manera que, si bien las dos primeras señoras accedieron finalmente a acompañar a uno de los agentes alejándose de la zona, "la acusada desobedeciendo de forma reiterada las indicaciones de los agentes que le ordenaban abandonar la zona y retroceder en la vía pública, comenzando a chillar a los agentes".
Ante los gritos de su hija, la madre bajó del vehículo donde permanecía, "llevando la mascarilla bajada por la zona de la barbilla, diciendo a los agentes que dejaran a su madre e increpando a los agentes, aproximándose ambas acusadas en exceso a los agentes, invadiendo su espacio personal, yendo a dar unos pequeños golpes en el pecho con su móvil a uno de los agentes".
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