SEVILLA
La presidenta de Andalucía, Susana Díaz, no hará suyo el concepto de plurinacionalidad con el que Pedro Sánchez redefine España, y que ha sido votado mayoritariamente en el 39 Congreso federal del PSOE de este fin de semana. La propuesta del nuevo secretario general que salió adelante del cónclave socialista aboga por una reforma de la Constitución que avance hacia un Estado federal. Hasta ahí Díaz comparte esta tesis, porque es la fórmula de consenso que se dieron los socialistas en julio de 2013, y que quedó recogida en la Declaración de Granada. Pero esa fórmula ha quedado superada o matizada por el apéndice que le ha añadido la ponencia política de Sánchez, y que plantea “el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado”, manteniendo, eso sí, “que la soberanía reside en el conjunto del pueblo español”.
La sevillana ya recelaba de esta idea antes de las primarias y sigue sin encontrarse cómoda con el concepto de plurinacionalidad, que ha popularizado Podemos. Díaz “acatará” las nuevas líneas programáticas del PSOE de Sánchez, pero sigue pensando que “el Estado plurinacional es una idea confusa”, que comporta “ciertos riesgos” porque no todos interpretan lo mismo de ella, y eso puede “violentar el principio de igualdad de oportunidades para todos los españoles vivan donde vivan. Fuentes del entorno de la presidenta de Andalucía no ocultan su “preocupación por el desarrollo de esta tesis, que no es nuestra, sino de Podemos”.
"¿Significa que habrá españoles de primera y de segunda?"
El secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, no ha ocultado esa inquietud y este lunes, a preguntas de Público, ha respondido con otra batería de preguntas que evidencian los recelos respecto a la plurinacionalidad. “No sabemos cuántas naciones puede haber en España, cómo se llamarán las que no sean naciones, qué territorios tienen derecho a llamarse nación y qué significado jurídico va a tener eso. ¿Significa que habrá españoles de primera y de segunda? Queremos saber si se nos está hablando de que pueda haber un tratamiento fiscal, económico, jurídico o de relación; o si se está hablando de que reconocemos las singularidades, la cultura o el idioma”, ha dicho Cornejo. Otras fuentes próximas a Díaz denuncian que incluso en la nueva cúpula del PSOE no hay unanimidad al respecto. “Algunos creen que la definición de España como nación de naciones otorga el derecho a iniciar un proceso de autodeterminación”, avisa.
Sánchez ha buscado acomodo en la definición de Estado plurinacional como respuesta del PSOE al órdago secesionista de Catalunya, y el Congreso federal ha abrazado esa tesis. Pero el debate no está zanjado, para nada. Se percibe aquí la misma fractura entre sanchistas y susanistas anterior a las primarias. El nuevo secretario de Política Institucional de Sánchez, el sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, dice que “la Declaración de Granada ha quedado superada por los acuerdos del Congreso federal”. Pero Cornejo no está seguro de ello: “No lo sé. El punto de partida antes y después del Congreso es la Declaración de Granada”, dice.
Susana Díaz, como el resto de delegados andaluces en el Congreso, ha suscrito lo que dice esa ponencia, ha votado a Pedro Sánchez y a su ejecutiva -donde no hay un solo susanista- y ha regresado a Andalucía bajo el paraguas de un nuevo PSOE que defiende el Estado plurinacional. Esa idea de plurinacionalidad le va a traer problemas en el Parlamento autonómico, donde hasta hace una semana ella misma la ha combatido frente a los argumentos de Podemos, autor del término. El PP ya ha visto el filón de las contradicciones entre lo que Díaz ha defendido en la Cámara y lo que ha votado en el Congreso del PSOE, y está dispuesto a pedirle explicaciones a la presidenta en la próxima sesión de control parlamentario. Lo mismo harán Podemos e IU, defensores del mapa plurinacional de España, e incluso sus socios de Ciudadanos a quien no le gusta nada el nuevo rumbo del PSOE de Sánchez, y se esfuerzan en hacer ver que éste “no tiene nada que ver con el PSOE de Susana Díaz”.
A la presidenta andaluza no le tiembla el pulso con las contradicciones, dice que “siempre ha existido dualidad dentro del PSOE”, y que no es incompatible demostrar lealtad al nuevo secretario general y respeto al voto mayoritario del partido y, a la vez, “seguir pensando lo mismo que hasta ahora”. Sostienen que “los congresos tienen dos tiempos”, y que “lo que se ha aprobado por ahora no basta: hay que desarrollarlo, porque no se entiende”. Díaz, por su parte, no tiene en mente verbalizar el término plurinacionalidad, no formará parte de su diccionario político ni buscará complicidad con Podemos ni aceptará críticas del PP. “Yo me siento cómoda con el artículo 2 de la Constitución y de ahí no me voy a mover”, dice, rotunda.
“Contradicciones de Sánchez”
Susana Díaz presentará este martes su precandidatura a la reelección como secretaria general del PSOE-A. En principio, se perfila como aspirante única, igual que en las primarias de 2013, porque los sanchistas andaluces ya le han confirmado que no van a impulsar a ningún candidato alternativo que le plante cara en unas primarias. Puede que le salgan rivales a última hora -tienen de plazo hasta la medianoche del martes- pero no vendrán bendecidos por el secretario general, Pedro Sánchez.
Susana Díaz es de las pocas líderes territoriales que no tendrá que enfrentarse a un adversario de peso en las primarias de su región. La dirección federal está promoviendo candidatos alternativos a los barones críticos con Sánchez: ya se han confirmado nombres en la Comunidad Valenciana y en Aragón, donde gobiernan Ximo Puig y Javier Lambán, y tampoco se descartan en Asturias, Extremadura y Castilla-La Mancha.
Hay dos motivos por los que Pedro Sánchez no ha hecho llegar su pulso interno hasta Andalucía, el territorio de su gran adversario. El primero es que Susana Díaz convocó de forma acelerada el congreso regional del PSOE para el último fin de semana de julio, dejando sin tiempo de maniobra al madrileño para promocionar a un rival de peso. La segunda razón es lo que aducen los propios sanchistas andaluces: que no quieren prolongar el pulso interno para evitar desestabilizar a la presidenta y a su Gobierno, la institución más poderosa que sostienen los socialistas. Sin embargo, sí lo han hecho en otros territorios donde gobiernan otros barones socialistas críticos y con mucha menos estabilidad de la que disfruta Díaz. ¿Por qué Ferraz zarandea a los barones valencianos y aragonés y no a la andaluza?
Para explicarlo los susanistas sacan pecho con sus números: Andalucía es la única comunidad autónoma del país, junto a Asturias, donde el PSOE aún es primera fuerza política. Susana Díaz venció en los comicios de 2015 con claridad, aventaja por 14 puntos al PP y por 32 a Podemos. Aún es el músculo electoral del PSOE en España, no sólo por ser la federación más numerosa -45.849 afiliados (26% del total)- sino porque ha demostrado su pulsión para movilizarse en todos los procesos electorales.
Pero el dato clave es que Susana Díaz ganó las primarias a Pedro Sánchez en Andalucía por abrumadora mayoría. No está, ni por asomo, tan contestada por su propia militancia como Puig en la Comunidad Valenciana, Lambán en Aragón o Javier Fernández en Asturias (que ya ha anunciado que no repetirá). Las personas que van a disputarles la secretaría general del PSOE a los presidentes autonómicos en estas regiones no provienen tanto de Ferraz como del abultado sector crítico de sus territorios, que eventualmente tendrán el apoyo de Sánchez.
“¿No han pensado en qué posición quedará Ximo Puig o Javier Lambán si pierden el apoyo de su propia militancia?”
El pulso entre Pedro Sánchez y Susana Díaz hizo aflorar en Andalucía a un 40% de críticos con la líder del PSOE-A, pero los sanchistas saben que ese dato no se reproduciría en unas primarias andaluzas. Por eso han prometido a la presidenta “unidad y cohesión en el partido” de cara al congreso regional, aunque reclamarán su espacio en las futuras direcciones provinciales que salgan de los congresos. Ahí la unidad flaquea, porque hay secretarios provinciales más que contestados (Málaga, Granada, Almería) que probablemente sean removidos por la propia Díaz.
Con la seguridad que le otorga verse inmune a posibles adversarios en unas primarias, el entorno de Susana Díaz le reprocha ya a Sánchez que desde Madrid haya propiciado el pulso interno a los barones socialistas que están gobernando. “¿No han pensado en qué posición quedará Ximo Puig o Javier Lambán, que son presidentes autonómicos, si pierden el apoyo de su propia militancia?”, se preguntan en el PSOE-A. En esta crítica aflora todo el malestar que subyace en el equipo de Susana Díaz tras verse arrinconados en el Congreso federal por la nueva directiva de Sánchez. La sevillana ve “una contradicción” que el madrileño abandere la noción de Estado plurinacional, pero a la vez cargue contra los presidentes autonómicos de su partido, “que en teoría son quienes deben poner voz y representar esa diversidad plural de España”.
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