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La Crida Nacional per la República celebra una convención en medio de la división política

La iniciativa de Carles Puigdemont, Quim Torra y Jordi Sànchez abre heridas con el PDeCAT, que no ve claras las aspiraciones del movimiento de constituirse como partido político, mientras que ERC y la CUP mantienen su negativa a participar. 

Foto de archivo del Llamamiento Nacional por la República.

La enésima expresión de división al independentismo se cita este sábado en Manresa (Bages) para celebrar la convenció fundacional de la La Crida Nacional per la República. Una Crida que ha quedado desatendida por la mayoría de los fuerces independentistas, incluido el PDeCAT de David Bonvehí. La presentación de este movimiento político el pasado julio provocó un verdadero terremoto en el partido de la postconvergència a las puertas de la primera asamblea ordinaria donde, en un principio, es aprobó confluir con el espacio impulsado por el expresidente Carles Puigdemont, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el diputado de JxCat a prisión, Jordi Sánchez. Sin embargo, durante los meses siguientes el nuevo adalid del PDeCAT —después de que Marta Pascal renunciara a la primera línea debido a la presentación de la Crida— se ha ido alejado cada vez más del aposta tirada des de Waterloo.

El elemento que agrieta los relaciones entre los demócratas y la Crida es la posibilidad que esta iniciativa apueste para transformarse en partido político. En esta línea, Bonvehí es mantiene escéptico e insiste en el hecho de que la Crida es un "movimiento temporal" orientado a constituir la República, tal como explicó en declaraciones a RNE esta semana, hecho que no obligaría al PDeCAT "desaparecer". Después de los reiteradas reticencias de Bonvehí, los consejeros presos Jordi Turull, Josep Rull y Quim Forn, el consejero al exilio Lluís Puig, la vicepresidenta del partido Míriam Nogueras y el mismo Carles Puigdemont han mandado una carta a la militancia demócrata pidiendo que se sumen a la Crida. Pero el líder del PDeCAT insiste a decir que la doble militancia, en este caso, no sería un problema, a pesar de que los estatutos de la formación no lo permiten. Lejos de volver a hacer una operación estética y sumarse a la Crida, parece que el PDeCAT quiere defender su entidad propia con los uñas y los dientes, incluso oponiendose al adalid político y moral de la formación.

Si la Crida Nacional per la República es constituyera como partido, el PDeCAT tendría que decidir si confluir con la candidatura para los elecciones municipales del 2019, sobre todo en la capital catalana, donde aposta para presentar la ex consejera de presidencia, Neus Munté. El otro nombre que suena es el de Ferran Mascarell, delegado del Gobierno en Madrid y miembro del Llamamiento; un Mascarell que se encargó de redactar la ponencia política del mismo PDeCAT durante la asamblea nacional de julio. Los acontecimientos de estos meses próximos decidirán cuál será el nombre que represente el espacio y bajo qué siglas, que ya hace unos años acostumbra a ser una incógnita preelectoral. Sin ningún tipo de dudas, la órbita postconvergent tendrá que asumir un debate que abrirá heridas.

En esta convención fundacional se hablará sobre la ponencia política y organizativa pero no se votará si, finalmente, la Crida se constituye como partido. El conflicto central de la postconvergència se abordará en el congreso constituyente que se celebrará a principios del mes de diciembre. Se espera que participen los tres nombres principales del movimiento: Carles Puigdemont, desde Bélgica; Jordi Sánchez, desde la prisión de Almeces, y Quim Torra. El julio, al Ateneo Barcelonès, los tres —también Torro, quién perdió un vuelo de vuelta de una de los suyas habituales encuentros con el expresidente al exilio—hicieron llegar sus posicionamientos por vídeo, audio y carta.

Un mes de fractura independentista

La convención de la Crida en Manresa, que coincide con el día de la proclamación de la República el año pasado y la aplicación del artículo 155, también llega en un momento especialmente convulso entre partidos independentistas. A la resaca de los diputados suspensos, que generó una verdadera distancia entre ERC y JxCat, ahora se suma la carta que el diputado de la lista de Puigdemont y miembro de la Crida, Jordi Sánchez, publicó a La Vanguardia este viernes, donde instaba tanto en los republicanos como al PDeCAT a no utilizar como moneda de cambio a los presos para negociar los presupuestos del presidente español, Pedro Sánchez. “No hicimos el referéndum para aprobar los presupuestos del estado”, dice Jordi Sánchez.

Tanto las aproximaciones del líder de Podemos, Pablo Iglesias, con su visita a la prisión de Almeces, como las afirmaciones por parte del presidente español y su vicepresidenta, negando la fundamentación del delito de rebelión, dan indicios de la voluntad del ejecutivo central para mostrarse generoso al frente judicial y conseguir los votos de los independentistas en el Congreso. El cierre de la fase de instrucción de la macrocausa contra el independentismo y los próximos posicionamientos de las acusaciones en cuanto a los delitos de rebelión y sedición precipitan el que será el acontecimiento político de este curso, el juicio de los presos catalanes.

Estos días el ejecutivo catalán también ha decidido avanzar pasos hacia la creación del Consejo de la República, que se presentará oficialmente el próximo 30 de octubre, y ha constituido el comité asesor por el Fòrum Cívic i Social pel Debat Constituent; dos de las patas principales del ejecutivo de Torra para avanzar hacia la implantación de la República. A principios de esta semana se celebró el encuentro impulsado por Puigdemont a Waterloo que pretendía coser heridas en el frente soberanista, pero la CUP comunicó por carta que no asistirían al que consideran un puro simbolismo. Los anticapitalistas, tal como dejaron claro durante el debate de política general y en las posteriores comparecencias públicas, están determinados a traer una posición de bloqueo ante cualquier iniciativa que no implique una inmediata aplicación de la República. Los cantos a la unidad, por lo tanto, no contarán tampoco con los cuatro diputados del fondo del hemiciclo.

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