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CASO MÁSTER

Cristina Cifuentes: "No defendí mi trabajo, ni sabía que estaba ante un tribunal"

La expresidenta madrileña declara que se limitó a exponer las líneas generales de su trabajo "ante dos o tres personas" y que le sorprendió "lo informal" del acto. Ha descargado toda la responsabilidad respecto a su máster sobre el fallecido catedrático Álvarez Conde, el único con el que ella despachaba del tema, a través del teléfono y con trabajos manuscritos que luego entregaba su hermana o los empleados de su gabinete como delegada del Gobierno.  

Cristina Cifuentes declara en su juicio por el caso Máster
Cristina Cifuentes declara en el juicio por el caso Máster.-AUDIENCIA PROVINCIAL DE MADRID.

Por lo que ha contado Cristina Cifuentes, expresidenta de la Comunidad de Madrid, este viernes en la segunda sesión del juicio por el caso Máster, el tribunal de calificación de su defensa del Trabajo de Fin de Máster (TFM) fue una pantomima, de la que ella sería ajena. Ha afirmado este viernes que "no defendí mi trabajo", el 2 de julio de 2012. La exdirigente del PP de Madrid está siendo juzgada por la supuesta falsificación del acta que acredita la defensa de dicho trabajo.  "Expliqué las líneas generales, en un acto muy informal, lo que me sorprendió, no sé si esas personas con las que me reuní en un despacho -no recuerdo si eran dos o tres- eran el tribunal; doy por hecho que eran profesores del máster. Les expliqué por encima la bibliografía y supuse que luego trasladarían a quien debieran para evaluar el trabajo".

Por las explicaciones que ha dado este viernes Cifuentes, todas las cuestiones relacionadas con el máster se solventaron entre ella misma y el catedrático ya fallecido Enrique Álvarez Conde, director del Instituto de Derecho Público (IDP) de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), entidad que impartía el máster. No pisó Cifuentes las aulas el año académico 2011-2012 porque "el catedrático Enrique Álvarez Conde me permitió matricularme fuera de plazo y me facilitó un calendario para que pudiera presentar un trabajo por cada una de las doce asignaturas. Me indicó que así se hacía con los alumnos que trabajaban", ha dicho Cifuentes. Pero además desde la secretaría de la universidad se informó a la secretaria de Cristina Cifuentes, entonces delegada del Gobierno en Madrid, de la fecha para la defensa del TFM.

Sin embargo no hay constancia de ninguna de las comunicaciones entre Cifuentes y el catedrático, fallecido en 2019, porque: "no nos comunicábamos por mail, ya que por su edad o por lo que sea, a Álvarez Conde no le gustaba manejar el correo electrónico. Todo lo hablábamos por teléfono", ha matizado Cristina Cifuentes.

Pese a ser Álvarez Conde el enlace, el interlocutor único de Cifuentes con la universidad y su director del TFM, esa tarde del 12 de julio de 2012 sorprendentemente no estuvo presente en la defensa del TFM, según ha confirmado la propia Cifuentes. Había un hombre entre las "dos o tres personas" a las que entregó el trabajo y "ante las que hice una exposición de las líneas generales de mi trabajo", pero en el acta que "me mandó el rector" cuando estalló el escándalo, el 2 de marzo de 2018, "vi la firma de tres mujeres y supuse que ese era el tribunal que me había calificado".

"¿Usaba al personal de la Administración para sus cuestiones personales?" le ha preguntado el abogado de la acusación particular, cuestión que el juez no ha permitido formular. Pero Cristina Cifuentes ya había contestado previamente a esta pregunta en el turno de la fiscal: "Los trabajos los hacía manuscritos, porque el ordenador que tenía era muy pequeño y prefería hacerlos en papel; se los mandaba al profesor Álvarez Conde, no a los profesores de las asignaturas. Luego a través de mi hermana, que es funcionaria en la URJC, o del personal de mi gabinete se los hacía llegar a Álvarez Conde".

Ni se preocupó Cifuentes de las notas del máster ni del título hasta 2014, dos años después. "Actualizo mi currículo por cuestiones de la Ley de Transparencia y me doy cuenta de que he cursado un máster y no tengo el título y pido a mi gente que llame a la universidad para ver qué tengo que hacer. Me dicen que la universidad tiene algún problema con la transcripción de las actas pero que se va a resolver en un par de días", ha declarado.

Pero no fue hasta 2017, siendo ya presidenta de la Comunidad de Madrid cuando acudió personalmente a la universidad a recoger el título. Fue en el coche oficial junto con su secretaria y con María Teresa Feito, acusada en este mismo procedimiento de instar a la falsificación del documento oficial sobre el Trabajo de Fin de Máster de Cifuentes. "Lo veo normal que me acompañara, porque  no es lógico que una presidenta de una comunidad autónoma vaya dando vueltas por el campus", ha dicho. Pero ha matizado que no conocía a Feito anteriormente y que el personal de su gabinete debió pensar que al haber sido esta mujer profesora de la URJC y después, en esos momentos, asesora de la Consejería de Educación, era lo más apropiado. 

En la sesión anterior del juicio por el caso Máster, que se está celebrado en la Audiencia Provincial de Madrid, la profesora Cecilia Rosado, directora del máster de Cifuentes, aseguró que Feito la amenazó si no aparecía el acta: "Recibí 15 llamadas de Maite Feito [María Teresa Feito]. Yo la conocía por Álvarez Conde, sé que tenían relaciones fluidas. Feito me dijo que el trabajo tenía que aparecer, y luego en otra llamada, que había que hacer el trabajo; en otra, que buscara bibliografía sobre el título que me había dado el catedrático; y que hiciera el acta y que se la enviara". Rosado también declaró respecto a Feito: "Me dijo que como no apareciera el acta, Cifuentes nos iba a matar". Ese fue el contexto de "presión", según esta profesora de Derecho, en el que tuvo que elaborar un acta de la nada para atestiguar que la entonces presidenta regional había defendido su Trabajo de Fin de Máster.

El 21 de marzo de 2018 es cuando eldiario.es destapó irregularidades en el máster de Cristina Cifuentes. "Ese día pido a mi gabinete que recaben información a la universidad. No tenía ni mi título, luego lo he encontré. Les pedí que a su vez pidieran a la universidad que me remitieran el título, la matrícula, el pago de la matrícula y una certificación de haber cursado las doce asignaturas. Me lo mandan desde la secretaria del rectorado, y para mí es una garantía que me lo mande el rector. Y me manda también un acta de defensa del TFM, que yo ni sabía que existía, porque como he dicho, no defendí el trabajo, hice una exposición general".

Cifuentes ha asegurado que destruyó los trabajos de las doce asignaturas y que el de Fin de Máster no lo encuentra. "He tenido dos mudanzas... No he encontrado ni siquiera el borrador de mi tesis, que tenía 300 páginas, y me interesa que aparezca por si un día la retomo".

Para la universidad Rey Juan Carlos, el TFM de Cifuentes no existe. Así lo manifestó la autora material de la falsificación, la profesora Cecilia Rosado, que se autoinculpó del hecho por "presiones" de su superior, el catedrático Enrique Álvarez Conde, y de María Teresa Feito, asesora de la Consejería de Educación. Rosado declaró en la primera sesión del juicio: "hice un acta de un trabajo que no existió".  

La defensa de Cristina Cifuentes ha presentado al juzgado un pendrive con la agenda de la delegada del Gobierno, cargo que ostentaba entonces Cifuentes, para demostrar que la fecha del 2 de julio de 2012 está consignada en la agenda oficial como el día que debía defender su TFM. La prueba se ha presentado hace escasos días y la ha aportado Cristina Abad, la exsecretaria de Cifuentes. El pendrive ha sido peritado a petición de la defensa por la empresa de Luis Enrique Hellín, que en 1980 asesinó a la joven militante comunista Yolanda González.

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