Público
Público

Crónica política La oposición se prepara ante la posibilidad de que Susana Díaz decida convocar las autonómicas para el próximo otoño

La presidenta no tiene nada decidido aún, mientras la clase política andaluza alimenta por acción u omisión el runrún

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, durante una sesión de control en el Parlamento andaluz.

raúl bocanegra

Razones y razonamientos, relatos y no relatos, fechas y más fechas. Cuentas y cábalas. Ejercicios de adivinación, por supuesto, constantes. En el gran bazar en que por arte de magia se transforma a veces el Parlamento de Andalucía hay rumores para todos los gustos. Cualquiera con un mínimo de interés tiene acceso a toda clase de ellos. Es una mercancía que se distribuye en una conversación telefónica, en un mensaje, en un susurro mientras se comparte un cigarrillo -sí, aún hay quien fuma-, en una comida, en un encuentro fortuito o buscado en la cafetería, en los amplios patios y pasillos, hechos tal vez para los gigantes de Rabelais, para Gargantúa y Pantagruel, del antiguo Hospital de las Cinco Llagas, sede hoy del Parlamento de Andalucía, en Sevilla.

De cierto en este momento, más allá de declaraciones, suposiciones, dimes y diretes, hay dos cosas. Ahí va una: El runrún del adelanto de las autonómicas ha sido alimentado por acción u omisión por toda la clase política andaluza, incluidos los propios diputados y diputadas socialistas, y planeó esta mañana, como una sombra en el cielo, por encima de toda la sesión de control a la presidenta de la Junta de Andalucía. Y ahí va otra, tal vez la más importante cuando se habla de adelantar elecciones: Susana Díaz, quien tiene la potestad exclusiva de hacerlo, aún no ha tomado una decisión. Ni tiene tampoco por qué tomarla, por muchos rumores que lleguen a sus oídos. En la sesión de control, Díaz se comportó, de hecho, como una presidenta en pleno ejercicio.

Díaz, que tiene la potestad exclusiva de adelantar, no ha tomado aún una decisión ni tiene tampoco que hacerlo

Salvo deterioro repentino de la situación política general, las próximas elecciones en España van a ser las andaluzas, tanto si la presidenta las adelanta como si no. La legislatura concluye en marzo de 2019. Si la presidenta, por cualesquiera razones e intereses, decidiera adelantar, debe hacerlo con un mínimo de 54 días de antelación. Las elecciones, según dispone la Ley Orgánica de Régimen Electoral General, deben celebrarse “el día quincuagésimo cuarto posterior a la convocatoria”.

En román paladino, si Díaz quisiera que los andaluces y andaluzas votasen en septiembre, y dado que las elecciones tradicionalmente se producen en domingo, tendría que convocar antes de que termine la primera semana de agosto; si quiere que se vote en octubre, a finales, antes del 4 de septiembre, y así, mes a mes, día arriba, día abajo, hasta la disolución legal del Parlamento por el fin de la legislatura, en marzo de 2019. Díaz no tiene limitación legal alguna para decidir la fecha de la convocatoria ni para publicarla en el BOE y en el BOJA, pero sí para elegir la fecha de su celebración, que no puede ser ni en julio ni en agosto, por prescripción legal.

El adelanto, de producirse, sería ligero, de unos meses. La legislatura acaba en marzo de 2019

Así las cosas, el adelanto electoral, de producirse, lo que no está claro, sería ligero, de unos meses, que podría obedecer, según la mercancía que se distribuye en el gran bazar parlamentario aquí y allá, de manera más o menos interesada, a evitar la cercanía de las municipales y autonómicas; a aprovechar el tirón electoral que todo el mundo le supone al PSOE después de la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno; a evitar el efecto de una hipotética sentencia condenatoria, que nadie sabe cuándo se va a producir, para los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán en el caso de los ERE…

En términos de acción de Gobierno, el Ejecutivo cuenta con un presupuesto aprobado, con los votos de PSOE y Ciudadanos, hasta final de año. No parece probable que nadie, a las puertas de unas elecciones, le vaya a aprobar otro al Gobierno de Díaz. Siguiendo este razonamiento, el presupuesto del año que viene, de no mediar adelanto electoral, no se aprobaría hasta bien entrado el año. De haber adelanto y posterior gobierno, podrían aprobarse las nuevas cuentas autonómicas bastante antes. Una de las banderas políticas de Díaz ha sido y es la estabilidad. De toda la vida, la estabilidad la han dado a los Gobiernos los presupuestos. Sin embargo, en este ambiente político “enrarecido”, tal y como lo describió la presidenta de la Junta esta semana, en el que anda el país, casi todo se ha revelado como posible.

Preparados, listos, ya

Los partidos de la oposición quieren dejarlo todo listo antes de irse de vacaciones, por si acaso. “Susana Díaz no nos va a coger con el pie cambiado”, dice el líder de uno de ellos, frase que resume la postura de todos. Preparados y listos y ya para lo que pueda venir. El PP acudirá a las próximas elecciones con un debilitado Juanma Moreno, que atraviesa sus peores horas al frente del PP andaluz, como cabeza de cartel.

Su apuesta en estos comicios es prácticamente a doble o nada. De hecho, en la sesión de control, Moreno dedicó parte de su tiempo a Ciudadanos, con quien compite por el electorado de la derecha, y recuperó como motivo de oposición al Gobierno de Sánchez y, por ende, al de Díaz, los “400 asesinatos sin resolver” de ETA, lo que causó el enfado de la presidenta, que le tachó de “indecente” y le recordó que ella nunca iba a usar para hacer política ni a los muertos de ETA ni a “los socialistas, anarquistas y comunistas (que yacen aún hoy) en las cunetas por defender la democracia”.

Moreno, el líder del PP, se la juega  en las próximas elecciones a todo o nada

Tienen los de Moreno la esperanza de que el resultado electoral en las autonómicas que vienen les arroje una mayoría absoluta de PP y Ciudadanos -que no da ninguna encuesta- que pueda desalojar al PSOE del Gobierno andaluz por primera vez y que le permita sobrevivir a Moreno. Todas las encuestas pronostican una caída, más o menos fuerte, del PP, que hoy tiene 33 escaños en un Parlamento de 109 diputados.

Podemos e IU dejarán cerrado del todo o bien a finales de julio o bien a principios de septiembre su proceso de alianza electoral. Tanto Teresa Rodríguez, que antes de atar la confluencia debe superar una votación en su partido, entre el día 10 y el día 16 de este mes, como Antonio Maíllo trabajan con mimo en una propuesta nítidamente andalucista y de izquierdas, capaz de hacer guiños al electorado socialista y atraerlo. Entre Podemos e IU suman ahora 20 diputados (15-5), que podrían mantener.

Podemos e IU trabajan con mimo en una propuesta nítidamente andalucista y de izquierdas

Ciudadanos, que cuenta con 9 escaños y que cuenta con buenos presagios electorales en los sondeos, anunció ayer que celebraría sus primarias para la elección del candidato a la Junta de Andalucía el próximo 15 de julio, en un proceso que se pretende rápido e indoloro que ratifique el liderazgo de Juan Marín, un hombre de exquisitas maneras y artífice de la colaboración con el PSOE que ha permitido al Gobierno andaluz tener tres presupuestos y vender una imagen y un discurso de estabilidad institucional.

Fuentes de Ciudadanos explicaron a Público que el anuncio (por sorpresa y que disparó todas las cábalas sobre el adelanto electoral) de que se iban a celebrar las primarias en Andalucía, obedecía a la “seguridad, ahora que se ha resuelto el tema nacional -no va a haber elecciones en España ni en Catalunya-, de que las próximas elecciones serán las andaluzas”. “El partido se ha centrado ya en eso”. Las fuentes añadieron que Marín no tiene ningún dato que indique que vaya a haber un adelanto electoral y que él quiere que se agote la legislatura. Y así se comportó en la sesión de control, igual que la presidenta, como si no hubiera ninguna sombra de adelanto electoral.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias