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Todo depende de la participación

Los socialistas gallegos son los más perjudicados si la abstención se dispara

JOSÉ LUIS DE ZÁRRAGA

La tendencia a la participación no parece haber mejorado durante las dos semanas últimas. Al contrario, hay indicios de que ha empeorado algo con la campaña. La proporción de electores que no declaran intención definida de voto -que es un indicador indirecto de la tendencia a la abstención- está creciendo, cuando a estas alturas debería estar disminuyendo. Lo más probable, con las tendencias actuales, es un aumento de la abstención en dos o tres puntos, lo que llevaría la tasa de participación de los electores residentes en España al 65-66%. Con intenciones de voto que suponen diferencias pequeñas en la distribución de escaños entre los partidos del Gobierno y la oposición, éste es un factor que puede resultar decisivo, como ha sucedido también en las dos últimas elecciones generales.

El debilitamiento de la imagen de los políticos con acusaciones cruzadas de corrupción y de despilfarro -que han proliferado en la campaña gallega- desanima la participación, con independencia de la identidad de los acusados y de la consistencia de las acusaciones. La ausencia de debates entre los candidatos, también. Y el contexto general de depresión y crisis económica, a falta de propuestas políticas convincentes y atractivas, también. Para contrarrestar el efecto desincentivador de estos factores sería precisa una tensión política que no parece haberse logrado hasta ahora en la campaña gallega.

¿A quién favorece una mayor participación? En este caso, parece favorecer más a los partidos del Gobierno que a la oposición. Varios datos en las tripas de esta encuesta parecen indicarlo. A los que se declaraban indecisos respecto a su voto se les preguntaba entre qué opciones dudaban. Aproximadamente la mitad de ellos no declaraba dudas concretas -y se pueden considerar probables abstencionistas-; entre los restantes -los verdaderos indecisos, que por serlo podrían, al final, no llegar a votar- hay, aproximadamente, un 70% de posibles votantes socialistas, un 60% de posibles votantes del PP y un 45% de posibles votantes nacionalistas. Y si se observa qué simpatías de partido declaran los electores que no están decididos a votar en estas elecciones, se comprueba también que la mayor proporción son simpatizantes del PSdeG. Parece claro, por tanto, que serían los socialistas los más perjudicados por un nivel de participación bajo.

Las intenciones de voto han cambiado bastante desde que se convocaron las elecciones, y las variaciones respecto al Publiscopio preelectoral que publicamos hace tres semanas son muy significativas y con un sentido claro. En el conjunto de Galicia se mantienen las intenciones de voto declaradas a favor del PP, bajan algo las favorables al BNG y disminuyen mucho las intenciones declaradas a favor del PSdeG.

En Pontevedra, el PP estaba ganando un escaño al PSdeG, con lo que se invertía el resultado de 2005, cuando fueron los socialistas los que se llevaron el último escaño por una pequeña diferencia, que los votos de la emigración -más favorables al PP- no pudieron compensar. En estas dos últimas semanas, el voto estimado del PP y del BNG en esta provincia ha subido dos puntos, y el del PSdeG ha bajado. Está ya cuatro puntos por debajo de su resultado electoral de junio de 2005, con lo que los socialistas no sólo pierden el escaño que gana el PP, sino que están disputando otro escaño con sus socios nacionalistas.

En A Coruña es donde más parecen haber cambiado las cosas en estas semanas, con el PP subiendo casi tres puntos en el voto estimado, a costa de socialistas y nacionalistas. Aquí, una parte apreciable de la bajada del PSdeG hay que atribuírsela al voto de UPyD, aunque esta formación está lejos de obtener escaño. Con la nueva distribución estimada del voto, el PP estaría disputando un escaño más en la provincia, en vez de poder perderlo, como sucedía en las estimaciones anteriores.

En Lugo, aunque el PSdeG pierde voto, no es en beneficio del PP y se mantiene la situación estimada desde hace semanas, con los nacionalistas haciéndose con un puesto más en el Parlamento, que pierden los populares.

Por último, en Ourense parece consolidarse también la pérdida de un escaño del PP, aunque ahora se lo disputan socialistas y nacionalistas, gracias a que los primeros han retrocedido algo en su voto probable y los segundos, avanzado.

Un factor que puede explicar parcialmente estas variaciones en la tendencia de voto son los cambios que se han producido durante estas últimas semanas en las imágenes y valoraciones de los candidatos. El efecto de la campaña electoral, hasta ahora, está siendo negativo tanto para Touriño como para Quintana. Núñez Feijóo pierde una décima en su valoración media, pero la de Pérez Touriño cae cinco décimas, y cuatro la de Anxo Quintana.

La pérdida de posición relativa del candidato socialista se traduce en un fuerte retroceso en las preferencias del electorado. Este retroceso llega a invertir la correlación entre los candidatos: Touriño pierde seis puntos en las preferencias para presidente y Feijóo gana dos puntos, con lo que le supera en el conjunto de Galicia. Parece claro que la campaña del candidato socialista está siendo poco afortunada -y la contracampaña de sus adversarios, eficaz-. Menos acertada, en todo caso, que su Gobierno: desde que se cerró la legislatura y se inició la campaña, está perdiendo posiciones.

Hay que observar, por otra parte, que el electorado parece muy poco satisfecho, con la campaña de los candidatos a la Presidencia de la Xunta, porque la proporción de los que dicen que no quieren como presidente a ninguno de los tres candidatos principales ha subido casi seis puntos en las dos últimas semanas (cuando lo que suele suceder, al acercarse los comicios, es justo lo contrario).

Con una abstención al alza, poca fidelidad en su electorado y la imagen de Touriño a la baja, el PSdeG deberá hacer un esfuerzo extraordinario para movilizar a sus votantes si quiere conservar la Xunta. Con una caída de la participación mayor que la que aquí se estima, el PP podría ganar las elecciones.

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