Este artículo se publicó hace 4 años.
Día de la Fiesta NacionalTensión política, frialdad y sobriedad en la conmemoración de la Fiesta Nacional
Sánchez y Ayuso compartieron un corrillo en el que apenas se dirigieron la palabra. Iglesias, que acudió por primera vez al acto, llevó una mascarilla que reivindicaba la Sanidad pública. El vicepresidente segundo y Carmen Calvo estuvieron hablando con el presidente del CGPJ, Carlos Lesmes. Gritos de "dimisión" a la llegada de Sánchez al acto, y aplausos al rey.
Manuel Sánchez / Alejandro López de Miguel
Madrid-Actualizado a
Se respiró tensión política y mucha frialdad, dentro de la sobriedad y singularidad que caracterizó este año la conmemoración de la Fiesta Nacional como consecuencia de la pandemia.
Acudieron todos los ministros del Gobierno, incluido los de Unidas Podemos, que participan por primera vez en estos actos, ya que hasta ahora los máximos dirigentes de este partido, cuando no estaban en el Ejecutivo, siempre declinaron acudir.
También estuvieron todos los presidentes autonómicos, a excepción del de Euskadi y Catalunya, que no suelen asistir; y el presidente de Aragón, por baja médica.
El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, se presentó con una mascarilla en la que se leía "Sanidad pública" y, al inicio del acto, se le vio hablando con el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes.
También la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, conversó con Lesmes. Además, se vio charlar a la portavoz del PSOE, Adriana Lastra; con el presidente del PP, Pablo Casado; y al presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, con el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla.
Pero, el momento más esperado, era el encuentro entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz-Ayuso, tras el decreto del estado de alarma en Madrid aprobado por el Gobierno. La presidenta madrileña llegó acompañada por el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida; y fueron recibidos por la ministra de Defensa, Margarita Robles; y el jefe del Estado Mayor, Miguel Ángel Villarroya.
Poco después, se unió Pedro Sánchez al corrillo, que intercambió un frío saludo con la presidenta madrileña. Los cinco minutos de espera a que llegara el rey, también evidenciaron la poca sintonía entre ellos y se visualizaba que nadie estaba cómodo. Sánchez casi siempre dirigía sus comentarios a la ministra y, en alguna ocasión, al alcalde de Madrid. Mientras que a Ayuso se la vio participar muy poco en la conversación. En ningún momento Sánchez y Ayuso hablaron directamente.
En ningún momento se vio a Ayuso y a Sánchez hablar directamente, más allá de un frío saludo
Luego se celebró el acto protocolario. El homenaje a los Caídos, el izado de la bandera y la parada militar, en la que sólo participaron 527 efectivos de unidades ubicadas en Madrid y la Legión, a la que se le permitió viajar hasta Madrid al celebrarse su centenario.
Apenas una hora duró el acto, sin público en el interior del patio de Armas del Palacio Real donde se celebró. A las puertas, varios centenares de personas se congregaron para recibir con abucheos y gritos de "dimisión" al presidente del Gobierno, y un cerrado aplauso al rey, que estuvo acompañado en el acto de la reina y las dos infantas. No hubo en esta ocasión recepción. Y, a la salida, se repitieron abucheos a Sánchez y vivas al rey.
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