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Susana Díaz recela de las maniobras de Pedro Sánchez para intentar un gobierno alternativo

La presidenta andaluza, que tiene línea directa con Rivera, sabe que Ciudadanos no se sumará a un acuerdo con Podemos, y en el próximo Comité Federal socialista mantendrá su rechazo a pactar con la formación de Pablo Iglesias y con los independentistas

La presidenta andaluza, Susana Díaz, con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, en un desayuno informativo el pasado mes de junio, antes de las elecciones del 26-J. REUTERS

DANIEL CELA

SEVILLA.- El PSOE andaluz, la federación más potente del partido, ha contenido la respiración y luego se le ha congelado el rostro al enterarse por la prensa de que Pedro Sánchez intentará formar un gobierno alternativo al de Mariano Rajoy. “¿Otra vez vamos a cansar y a confundir a los ciudadanos?”, dicen fuentes del partido.

El secretario general de los socialistas se lo ha dicho a los periodistas en Portugalete, antes de un mitin de campaña para las elecciones vascas. “Me he enterado por usted”, dice un miembro de la ejecutiva de Susana Díaz, quien no oculta su malestar por que el líder del PSOE haya decidido hacer este anuncio en Euskadi en plena campaña, eclipsando así a la candidata socialista a lehendakari, Idoia Mendia. “Como tenemos tan buenas expectativas electorales en el País Vasco”, ironiza.

La dirección federal y la andaluza mantienen los puentes de comunicación rotos, viven en una permanente atmósfera de desconfianza mutua que unos y otros definen como “guerra fría”. Al enterarse del anuncio de Sánchez, el PSOE-A admitió que desconoce cuál será la hoja de ruta del secretario general (“si es que tiene alguna, porque si va a intentar un gobierno alternativo es que vendrá con un acuerdo o con un preacuerdo con otras fuerzas”).

Pero advierten: Susana Díaz no va a defender en el Comité Federal del 1 de octubre una cosa distinta a lo ya ha dicho, a saber: que el PSOE no puede gobernar con 85 diputados en el Congreso, pero puede condicionar de manera clara las decisiones del Ejecutivo en minoría de Rajoy desde la oposición. “Que se desgaste el PP en el Gobierno, porque necesitará nuestros votos para cualquier ley y cualquier decisión. Y mientras tanto el partido gana tiempo para cerrar heridas y recomponerse”, explican.

La candidata del PSOE en las autonómicas andaluzas, Susana Díaz, en el mitin de cierre de campaña. REUTERS/Marcelo del Pozo

Susana Díaz cree estar segura de que Sánchez no ha llegado a ningún acuerdo con Ciudadanos, porque tiene línea directa con Albert Rivera y sabe que la razón de ser del partido naranja es, entre otras cosas, no dejar entrar a la formación morada en las instituciones. Por esa parte está tranquila.

Sin embargo, desconoce las maniobras del líder socialista con Podemos y los partidos nacionalistas catalanes. La sevillana es contraria a negociar con los independentistas (algo que ahora tiene vetado el Comité Federal), y mantendrá esta postura aunque estos se avengan a modular su condición de convocar un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Díaz también desconfía de un Podemos con dos caras, un partido al que considera imprevisible y una amenaza permanente. El próximo comité federal, que se celebrará tras la previsible derrota socialista en las elecciones vascas y gallegas, va a enfrentar finalmente a Sánchez con sus críticos.

Díaz teme que el secretario general fuerce una maniobra de última hora para neutralizar la rebelión de los barones territoriales, en caso de que el comité federal desautorice su hoja de ruta para formar un gobierno alternativo al PP. ¿Como cuál? Someter su plan de gobierno alternativo al escrutinio de la militancia, convocando otra consulta a las bases, o bien convocar un congreso federal exprés, con elección directa del secretario general en el plazo de un mes.

Foto de archivo del líder socialista, Pedro Sanchez, durante un debate de investidura. / SUSANA VERA (REUTERS)

Foto de archivo del líder socialista, Pedro Sanchez, durante un debate de investidura. / SUSANA VERA (REUTERS)

Ambos escenarios suponen un riesgo para Díaz y los críticos. El primero porque enfrenta a la militancia, reacia a dejar gobernar a Rajoy, con el aparato del partido (Sánchez se identificaría con unos, y Díaz con otros). El segundo porque acelera dramáticamente el calendario interno y vuelve a dejar a la presidenta andaluza fuera de juego: o se arriesga a disputarle el liderazgo en un duelo relámpago, con el partido abierto en canal y las instituciones paralizadas y pendientes del PSOE, o se cae de la terna por enésima vez.

Cualquiera de las dos opciones es mala, de ahí que los socialistas andaluces hayan optado este jueves por la prudencia. Ferraz y la ejecutiva andaluza se lanzan globos sonda a través de los medios de comunicación, unos amagan con congresos exprés y rebelión de la militancia, y otros con un plante de la mitad de la ejecutiva y gestoras. Una guerra fría. Hasta el comité del 1 de octubre.

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