Discurso progresista, medidas laborales y unidad: claves del Frente Popular francés que interpelan a la izquierda española
Los partidos de la izquierda alternativa toman aire a raíz de la victoria de los de Jean-Luc Mélenchon, casi un año después del 23J español en el que la movilización del electorado progresista frenó a la ultraderecha.
Madrid-Actualizado a
La victoria del Frente Popular en la segunda vuelta de las elecciones legislativas de Francia ha tenido muchos efectos más allá de las fronteras del país galo, pero en España uno de los que más se ha dejado notar es el anímico. La izquierda alternativa arrastra en 2024 un ciclo electoral nefasto para los objetivos del espacio y afronta una nueva reconfiguración tras abandonar Yolanda Díaz el liderazgo orgánico del mismo.
El épico triunfo de los de Jean-Luc Mélenchon (orquestado entre la unidad del Frente Popular y el cordón democrático frente a la extrema derecha al que se ha unido Macron) ha roto un ciclo de malas noticias en España y en Europa, especialmente después de unas elecciones al Parlamento Europeo que visibilizó la debilidad de las izquierdas e instauró una sensación de inevitabilidad del avance de la ultraderecha en el continente.
Todos los partidos de la izquierda alternativa española coincidían este lunes en un mensaje, desde Podemos hasta Izquierda Unida, pasando por Movimiento Sumar: la ultraderecha no es inevitable; un mensaje que hasta hace unas semanas hubiera sonado a arenga ideológica para convencidos, pero que ahora es una posibilidad sostenible en datos empíricos.
Aunque las lecturas difieren en algunos aspectos y tienen matices entre las distintas organizaciones, las conclusiones extraídas comparten muchos elementos. El primero es que, pese a los importantes efectos políticos y anímicos que ha tenido, la victoria de la izquierda y el freno a la extrema derecha en Francia no es un hito fundador del que extraer lecciones en España y en Europa.
Antes del 7J francés de 2024 se produjo el 23J español en 2023, una cita electoral en la que las fuerzas progresistas lograron revalidar el Gobierno ante unas expectativas que garantizaban una victoria segura del PP y de Vox.
El ejemplo español del 23J
La ciudadanía progresista española se movilizó antes que la francesa (algo menos de un año antes) y este hecho, destacan voces del espacio, no puede desmerecerse aunque el estado anímico de la izquierda esté en la actualidad de capa caída por los resultados del nefasto ciclo electoral que concluyó con las europeas. "Quienes han sacado lecciones son los franceses de los españoles", recordaba este lunes el coordinador federal de Izquierda Unida, Antonio Maíllo.
Partiendo de esta premisa, hay varias conclusiones que destacan por encima del resto y que inspiran a una izquierda alternativa que afronta una nueva reconfiguración en los próximos años. El primero, defendido por partidos como Movimiento Sumar e IU, es que Francia demuestra una vez más que sin unidad electoral no hay victoria posible frente a las opciones conservadoras y de extrema derecha.
La izquierda en España parece que ya no utiliza de manera recurrente la unidad como una aspiración moral superior de tintes mitológicos o como un fetiche vacío, sino que cada vez más se asume, al menos en privado, como una simple pero indispensable fórmula para tener opciones electorales. La unidad no es el punto de llegada, sino el punto de partida de una ecuación que requiere de más elementos para tener éxito.
"La unidad es la única fórmula posible para frenar el avance reaccionario y tiene que ser un instrumento para seguir consolidando una Europa progresista. Si fuéramos fragmentados a cualquier convocatoria electoral esos objetivos no se conseguirían", apuntaba Maíllo.
La segunda clave que la izquierda española rescata del triunfo del Frente Popular en Francia es la articulación de un programa eminentemente laborista y de izquierdas. Tres de las principales medidas del programa de los de Mélenchon fueron la subida del salario mínimo a 1.600 euros, la marcha atrás en las reformas de las pensiones para devolver a los franceses la posibilidad de jubilarse a los 60 años, y la intervención de los precios de los alimentos en un contexto de evidente inflación.
"Un discurso de izquierdas claro"
"El Frente Popular se articuló en 24 horas y a las 72 horas tenía un programa político. A la extrema derecha se la para con un programa sólido de izquierdas que recoja temas como los salarios, los precios o las pensiones", explicaba este lunes Elizabeth Duval, portavoz de Sumar.
El tercer eje de la victoria progresista en Francia, ligado al asunto del programa, es el de la defensa de un discurso de izquierdas claro, sin complejos. "No tener complejos no es gritar más fuerte o decir cosas aparentemente más de izquierdas para competir con los compañeros, sino defender sin miedo tus posiciones en el contexto más difícil. Mélenchon ha ganado hablando del trabajo, de las pensiones o de los salarios en un contexto en el que la ultraderecha parecía que iba a arrasar con sus discursos racistas y contra la inmigración", apuntan voces de la izquierda alternativa.
"El pueblo francés nos enseña que el avance de la extrema derecha no es inevitable y se para con izquierda", explicaba este lunes Javier Sánchez Serna, portavoz de Podemos. Sobre la aplicación práctica de la experiencia francesa, en la izquierda alternativa de España se apela al 23J y a la previsible lejanía de unas elecciones generales: "Nosotros estamos gobernando, no podemos caer en el derrotismo; y ahora tenemos un tiempo para reflexionar, debatir y organizarnos para recuperar nuestro poder de movilización" explican fuentes del espacio.
Otras lectura de la victoria del Frente Popular francés que destaca sobre el resto es la que interpela directamente al contexto europeo. "Francia y España se están convirtiendo en dos pilares alternativos al avance de la extrema derecha y a la configuración de Europa actualmente", señalaba este lunes Lara Hernández, portavoz de Movimiento Sumar. La receta parece estar clara para todos los actores, cosa distinta es ponerse a cocinarla.
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