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Elecciones catalanas Salvador Illa, el ministro en el ojo del huracán que pasa de gestionar la pandemia a una campaña electoral

El ministro de Sanidad volverá próximamente a Catalunya para ser el candidato del PSC en las próximas elecciones tras un año durísimo marcado por la pandemia.

Entrevista a Salvador Illa
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, en una entrevista con' Público' en el Palacio de la Moncloa. Fernando Sánchez / Público

Salvador Illa (La Roca del Vallés, 1966) abandonará próximamente su residencia en el Palacio de la Moncloa, en la que vive desde que tomó su cartera como ministro de Sanidad el pasado 13 de enero. Empezó en el cargo el mes en el que empezaban a llegar las primeras informaciones sobre el coronavirus desde Wuhan. Entonces nadie se esperaba la pandemia. Aún menos Illa, elegido como ministro para servir de enlace en la mesa de negociación con Catalunya. Pero pronto tuvo que hacer frente a la emergencia sanitaria y ha aguantado diez meses en el ojo del huracán con gran habilidad: durante la pandemia ha mejorado la opinión que tienen los ciudadanos sobre él y se ha convertido en el segundo ministro mejor valorado.

La valoración de Illa en Catalunya es aún más alta, solo por debajo del líder de ERC, Oriol Junqueras. Este ha sido uno de los motivos por los que se ha convertido en el candidato del PSC para las próximas elecciones catalanas. Según informa Manuel Sánchez, el propio presidente del Gobierno ha participado en esta operación que lleva gestándose desde hace meses. Fuentes del entorno de Illa aseguran a Público que abandonará pronto su cargo porque él mismo cree que no es viable compatibilizar la gestión de la pandemia y la campaña electoral.

La experiencia de Illa en política también ha formado parte de los motivos que han provocado este cambio. Illa ha continuado en su puesto de Secretario de Organización del PSC durante la pandemia y, pese a negar en todas las entrevistas que fuera a ser candidato en las elecciones, siempre ha tenido un ojo puesto en lo que ocurría en su partido y en su tierra. Antes de ser ministro afrontó grandes crisis en Catalunya: Miquel Iceta ya confió en él para evitar una ruptura total del PSC tras las escisiones de 2015. Lo hizo porque ya entonces se conocía como un hombre muy riguroso, empático y con buena capacidad de negociación.

Sánchez designó a Illa como ministro para tender puentes con los partidos independistas a lo largo de la legislatura por esta experiencia previa. El ministro aceptó esta cartera que Unidas Podemos había rechazado meses antes por "falta de competencias". Pero fue entonces cuando empezó a gestionar la pandemia.

Más allá de las valoraciones de las encuestas, el ministro ha demostrado el temple necesario para ocupar este cargo. No se recuerda un error garrafal pese a estar constantemente en el foco de la oposición y de los medios de comunicación. De hecho, el tiempo le ha dado la razón incluso en previsiones que en su momento no se creyeron. Fue el ministro el que anunció en verano que en diciembre llegarían las primeras vacunas contra la covid, como finalmente ha sido.

Su habilidad política también le ha llevado a evitar una mala palabra en el Congreso con la oposición. Muchas intervenciones del ministro se han virilizado por las buenas formas con las que ha contestado a dirigentes de Vox, PP y Ciudadanos. Nunca ha sido agresivo. Solo ha mostrado una vez su enfado: cuando el Gobierno tuvo que decretar el estado de alarma en la Comunidad de Madrid tras tres semanas de reuniones que no llevaron a ningún lado. "La paciencia tiene un límite", avisó Illa.

Recibió la cartera de ministro sin experiencia en el ámbito sanitario. Es filósofo. Tiene un máster en economía y dirección de empresas, años de experiencia en gestión política en el ámbito municipal y como director general en el Departamento de Justicia de Catalunya. Sin embargo, ha conseguido salir reforzado pese a esta falta por su talante, abordando los problemas evitando la confrontación y formando un buen equipo de expertos con los que se reúne cada día desde que empezó la pandemia.

El ministro también ha destacado por su forma de tomar las decisiones, con serenidad y calma. Fue muy criticada la decisión de Sanidad de no aceptar los confinamientos domiciliarios que pidieron algunas comunidades autónomas durante la segunda ola. Illa dijo que había que esperar a que las últimas restricciones que se habían aplicado tuvieran su efecto. La incidencia empezó a estabilizarse y, después a bajar, como Sanidad ya preveía.

Pero también ha reforzado la llamada 'cogobernanza' que quiere impulsar el Gobierno de Pedro Sánchez. Illa ha liderado las reuniones del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Reuniones semanales del Ministerio de Sanidad y las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas en las que se han tomado decisiones tan importantes como el cierre del ocio nocturno en toda España en verano o el plan de Navidad.

Todo esto ha llevado a Illa a pasar de un reto a otro: de gestionar la pandemia a levantar al PSC en las urnas el próximo 14 de febrero. El ministro, de vuelta a su casa, tendrá que mostrar en campaña electoral la misma fortaleza de su primer y único año en el Gobierno.




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