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Estrategia PP Casado asume que el PP solo llegará a la Moncloa gracias a Vox y al desgaste de Sánchez

El líder del Partido Popular basa su oposición en una estrategia incomprendida entre sus propias filas, y cada vez hay más voces en su partido que dudan de que llegue al Gobierno. Consciente de que está cuestionado internamente, pide tiempo.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, pasa por delante del (I-D) diputado del PP, Teodoro García Egea; la portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Cuca Gamarra; y el presidente del PP, Pablo Casado, durante la segunda sesión del pleno.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, pasa por delante del (I-D) diputado del PP, Teodoro García Egea; la portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Cuca Gamarra; y el presidente del PP, Pablo Casado, durante la segunda sesión del pleno. Europa Press

El plan de Pablo Casado para llegar a La Moncloa es sencillo en la teoría, pero complejo en la práctica. El líder del PP creyó que la pandemia agilizaría su ascenso al Gobierno central por el desgaste evidente del Ejecutivo de Pedro Sánchez, que tuvo que hacer frente al covid-19 dos meses después de constituirse. Casado tendió la mano al socialista en un principio, pero luego pasó a liderar una oposición sin cuartel —juntamente con la presidenta Isabel Díaz Ayuso— e incluso votó dos veces en contra de la aplicación del estado de alarma. El PP se centró en la dinámica de "cuanto peor, mejor".

Desde la dirección popular creían que llegaría un punto en el que a Sánchez no le quedaría más remedio que adelantar las elecciones y ya trabajaba en la hipótesis de un adelanto electoral para este 2021, como reveló Público. En Génova esperaban una ruptura entre el PSOE y Unidas Podemos por las tensiones derivadas de la pandemia. Pero la capacidad de resiliencia de Sánchez volvió a chocar con los planes de la dirección del PP e incluso consiguió sacar los Presupuestos Generales —las cuentas más importantes de la legislatura— a final de año con más apoyos de los que obtuvo Mariano Rajoy cuando gobernaba con mayoría absoluta.

"Casado está convencido de que por los errores y el cansancio de la gente, Pedro Sánchez acabará por no ser propuesta y él será la alternativa", confiesa una voz de la dirección popular a este diario. Pero lo cierto es que ese horizonte se ve cada vez más lejano en el PP tras los resultados electorales en Catalunya. El pasado 14 de febrero el candidato socialista, Salvador Illa, antiguo ministro de sanidad, ganó las elecciones en la región, mientras que el PP cosechó otro fracaso histórico: obtuvo 3 diputados, uno menos de los que consiguió en el año 2017.

Según las fuentes consultadas, el resultado del 14F dejó al partido sumido en el desconcierto. En el PP se ha extendido el pesimismo y muchos piden un cambio de rumbo y una estrategia clara frente a Vox. El líder del PP, consciente de que está cuestionado por propios y ajenos, pide tiempo a sus críticos. Esta misma semana y frente a su 'padrino' político, José María Aznar, quiso dejar claro que sus dos años y medio al frente del PP son del todo insuficientes para medir sus logros y trató de acallar las voces que critican su falta de liderazgo.

El líder del PP también dijo que en la época del bipartidismo, la formación de la oposición llegaba al poder casi por inercia. "Prácticamente era cuestión de cuando le tocaba a la otra parte", aseguró. Como él mismo recordó, citando precisamente a Aznar en el 25 aniversario de su victoria en las  elecciones generales de 1996, él lo tiene más difícil que cualquiera de sus antecesores. "No hemos tenido la suerte de romper —con el pasado—, que se cambien unas siglas —como sí hizo el PP con Alianza Popular— y se parta de cero".

El PP solo tiene dos aliados: Vox y Ciudadanos 

El principal escollo de Casado para ascender al poder no es solo Pedro Sánchez. Los populares insisten en que una derecha dividida es un sueño para la izquierda —que es quien tradicionalmente ha tenido ese problema— y buscan la reunificación de ese espacio. Casado también quiso dejar muy claro que Aznar tuvo más facilidades que él para refundar la derecha porque las formaciones que absorbió no eran "grandes partidos" como lo son Vox y Ciudadanos.

"El problema es que tenemos más votos pero menos escaños—reflexiona un senador— somos los eternos segundones". Casado solo ha ganado unas elecciones autonómicas al PSOE en Galicia, un 'bastión' conservador en el que el presidente de la Xunta Alberto Núñez Feijóo obtuvo mayoría absoluta con un discurso que no comulga con el de la actual dirección. También fueron primeros en Navarra gracias a una alianza UPN y Ciudadanos. En el resto de autonomías han sido segundos, pero gracias a sus pactos con los naranjas y la extrema derecha salvaron el gobierno. Actualmente gobiernan en 5 de las 17 regiones.

Una fuente con larga trayectoria en el PP explica a Público que uno de los problemas que tiene el partido a nivel nacional es que carece de aliados periféricos, como podría ser por ejemplo el PNV, si Vox se suma a la ecuación. "La única posibilidad de que el PP gobierne a nivel nacional es que absorbamos a Ciudadanos y consigamos la mayoría absoluta con Vox", reflexiona. Un escenario del todo complicado para los de Casado. Por trazar una comparativa, el actual gobierno de PSOE y Unidas Podemos tiene 155 escaños; los 21 diputados que les faltan para la mayoría absoluta provienen de formaciones regionalistas e independentistas.

El PP se estanca en los sondeos

En los últimos sondeos publicados antes de los comicios, el PP parecía consolidar una tendencia al alza que incluso parecía capaz de llevar a los de Casado por encima de los 100 escaños; una tendencia que unida con el desgaste del PSOE hacía que los conservadores recortaran distancias con los socialistas en la carrera por ser la formación más votada. En este escenario, Vox consolidaba los resultados de las elecciones de noviembre de 2019 y se mantenía en una horquilla entre el 14,5% y el 16% en intención de voto.

Pero en el estudio de febrero del observatorio Key Data para Público, el PP obtiene una intención de voto del 21,3%, un punto por encima de lo que cosecharon en las elecciones de 2019, y un porcentaje que se traduciría en unos 90 escaños, por los 88 que tiene en la actualidad. Con este resultado, los conservadores rompen su racha al alza.

Su situación difiere con la de Vox, en un escenario demoscópico en el que desde hace bastante tiempo los movimientos y trasvases se producen, sobre todo, dentro de los bloques de izquierda y derecha, por lo que un cambio importante en la tendencia de una formación de un bloque determinado repercute directamente en otra del mismo del bloque. En este estudio, la formación de ultraderecha obtiene un 17,7% en intención de voto, un porcentaje que se traduciría en unos 64 escaños.

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