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Glovo comunica que cerrará la cocina fantasma de Arganzuela colocada al lado de un colegio

La empresa ha traslado a las marcas su intención de dejar las instalaciones. Un trabajador denuncia las condiciones dentro de las cocinas: más de 50ºC, falta de higiene y horarios interminables.

Vicio
Dos trabajadores con uniforme de 'Vicio' etiquetan los envases en la calle. Público

Noelia se emociona al otro lado del teléfono cuando le comunican que Glovo tiene la intención de cerrar la cocina fantasma que desde hace diez meses convierte el día a día de su familia en un infierno. 12 cocinas industriales pared con pared con el colegio al que van sus hijas. Juan (nombre ficticio para garantizar su anonimato) también lo celebra: trabaja dentro de las instalaciones y califica como "insostenible" la situación de puertas para adentro. Asegura que llegaron a superar los 51ºC durante los peores días de la ola de calor y que en invierno trabajaban con plumíferos, con el riesgo de inflamación que supone al estar entre fogones. Denuncia también una grave falta de higiene.

Pocas horas después de que Público accediese a su testimonio, directivos de la empresa Glovo les anunciaron la decisión de cerrar el cookroom (nombre en inglés que se le da a estos espacios equipados con cocinas). Según ha podido saber este medio, Glovo les trasladó que planea irse de la calle Alejandro Ferrant a finales del mes de julio. A las marcas, que deberán ser reubicadas, no les ha gustado lo precipitado de la decisión. 

Esta cocina fantasma ha sido el objeto de la lucha vecinal del barrio de Arganzuela y su licencia pende de un hilo porque la justicia ordenó anularla. Si sigue vigente es porque el Ayuntamiento de Madrid recurrió la sentencia. Lo cierto es que desde que las madres y padres descubrieron que al lado del colegio se instalarían un docena de cocinas industriales, emprendieron una batalla por mantener la calidad de vida de sus hijos. Paralelamente, en el interior de las cocinas, también trataban de mantener la calidad en las condiciones de trabajo.

Etiquetando en la calle

En una entrevista para el periódico 20 minutos, el creador de 'Vicio', una empresa de hamburguesas instalada en las cocinas de Alejandro Ferrant que está de moda en Madrid y Barcelona y reporta beneficios millonarios, dio a entender que las familias estaban usando su marca. "Entendemos y es lógico que se aproveche el boom de ciertos nombres o marcas más conocidas para dar mayor visibilidad, pero la realidad es que no es nuestra cocina ni la hemos construido nosotros", aseguró. 

Así explicaba cómo llegaron al barrio de Delicias: "Cuando se presentó la oportunidad de crecer en Madrid y hacerlo a través de Glovo evidentemente vimos que era una cocina que funcionaba perfectamente desde hace más de un año y que estaba todo en regla".

Esta fotografía muestra a dos trabajadores con el uniforme de 'Vicio' colocando el etiquetado a los envases en la calle, sentados en un portal. La imagen fue tomada un día en el que Madrid registraba temperaturas muy altas. 

Vicio
Dos trabajadores con uniforme de 'Vicio' etiquetan los envases en la calle. Público

Juan relata a este medio que la temperatura dentro de las cocinas alcanzó los 51.8ºC hace unas semanas. La situación se hizo insoportable e incluso uno de los trabajadores tuvo que abandonar su puesto. Contactaron con Glovo y la primera solución de la empresa fue enviarles ventiladores. Los ventiladores no enfrían el aire, solo lo mueven: "Con las temperaturas de la cocina no sirvió de nada". Acabaron por proporcionales aires acondicionados portátiles y "uno paró a los dos días", explica el trabajador a este medio. 

Con la amenaza de más olas de calor en el horizonte, y un verano que no da tregua en la capital, el personal de cocina exigía un acondicionamiento de calado que evitase también el frío en invierno. "Trabajamos con abrigos, entre fogones...¿Sabes lo qué podría pasar si salta algo y se inflama?", denuncia. 

Este trabajador asegura también que no se respetan los horarios laborales: "Se trabajan más de 16 horas". Afirma que las empresas utilizan turnos partidos que obligan a muchos trabajadores a quedarse en el local aún en sus horas libres. "A veces se quedan con un cartón a dormir". Por las instalaciones han pasado varias inspecciones de Sanidad, que cerraron dos cocinas, pero ninguna de Trabajo. 

Un 'gorrilla' para riders

La principal queja de las familias, desconocedoras de lo que sucede en el interior de las instalaciones, viene por el tráfico que se genera. Un ir y venir de motos, camiones y furgonetas de reparto que puso en pié de guerra al vecindario, sobre todo, por el peligro que supone para las entradas y salidas del colegio. La empresa tomó cartas en el asunto, pero de una forma peculiar: contrató a una persona para que regulase el tráfico de riders en la entrada, afirma un trabajador de las cocinas. En la imagen que se muestra a continuación se puede ver a un hombre y a una mujer sentados en una silla frente a la entrada de la cocina fantasma.

Riders
Imagen de la entrada de la cocina fantasma en la que se ve a dos personas sentadas controlando el tráfico de riders. Público

Según Juan, él es quien está contratado y ella es su mujer, que le acompaña durante la jornada. Ambos serían familiares de otro trabajador de la cocina fantasma. 

Las vecinas de la calle Alejandro Ferrant se percataron de su presencia hace semanas, aseguran a este medio. "Veía a dos señores ahí sentados delante de un coche y no entendía qué hacían", dice una de ellas. Pero cuando se juntan los relatos y encajan no dan crédito: "Es alucinante". 

Motos en la acera

Igual de "alucinante" que el vídeo que acompaña a esta información:

Motoristas en dirección contraria e incluso circulando por encima de la acera. La persona que grabó las imágenes explica que ese día la calle estaba totalmente cortada por la mudanza de una de las empresas que operaba en las cocinas. 

Salida de humos tapada

La otra batalla de las familias era la de los humos que respiraban sus hijas e hijos en el colegio. Las chimeneas de las instalaciones daban al patio de la escuela y la nube de humo se hizo compañera habitual del vecindario. "Es verdad que dejamos de verla", asegura una madre. Juan explica que la salida de humos se cerró durante un tiempo. 

Noelia Cabezas enseñando a Público desde su las chimeneas
Noelia Cabezas enseñando a Público desde su las chimeneas. Público

En el momento de publicación de esta información, Glovo no ha accedido a responder a las preguntas de Público. 

La justicia dio la razón a las familias

La justicia ya anuló la licencia de la cocina, pero el Ayuntamiento de Madrid recurrió "por seguridad jurídica". En una sentencia emitida el pasado 24 de mayo, el juez asegura que las instalaciones no cumplen la normativa vigente y reconoce los "perjuicios" que ocasionan a las familias. Estableció además un importante precedente al señalar que este tipo de nuevas actividades económicas "no deben escapar al ejercicio de las competencias públicas de control". 

"No tienen palabra y están tomando el pelo a las familias y vecinos", criticaron tras conocer la decisión del consistorio que les obliga a continuar el camino judicial. Aunque si las instalaciones de Glovo se cumple, podrían hacerlo sin cocinas industriales trabajando al lado de sus casas y del colegio de sus hijos.

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