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El Gobierno acelera el diálogo social y trata de reconducir la negociación de la reforma laboral tras las últimas tensiones

En el último encuentro los agentes sociales cargaron contra la nueva propuesta del Ejecutivo en materia de ERTE y advirtieron de que ponía "en peligro un acuerdo". A partir de esta semana, además de los miércoles la mesa de diálogo también se reunirá los viernes para cumplir con el compromiso de alcanzar un acuerdo en diciembre.

Yolanda Díaz, Pedro Sánchez
Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, este martes en el Senado. Mariscal / EFE

La mesa de diálogo social que aborda la denominada derogación de la reforma laboral terminó la pasada semana con mal sabor de boca. A menos de dos meses de que finalice el año (plazo límite comprometido con la Unión Europea para impulsar las medidas en esta materia), el Gobierno, tras la incorporación de los ministerios de Economía y de Inclusión a las negociaciones, propuso a los agentes sociales un nuevo sistema de ERTE permanentes que daba un vuelco importante a la fórmula que se ha venido negociando en los últimos meses.

Tanto las patronales como los sindicatos rechazaron la propuesta, pero no se quedaron ahí y acusaron al Ejecutivo de haberse 'sacado de la manga' una propuesta que desviaba la atención de los temas que realmente urgía resolver en la mesa, temas que tienen que ver con la temporalidad, la negociación colectiva y la simplificación de contratos.

El encuentro terminó con un enfado importante de patronales y sindicatos, y los representantes de los trabajadores advirtieron incluso de que esta propuesta ponía en peligro el acuerdo. Este miércoles se celebra un nuevo encuentro de la mesa de diálogo que aborda la derogación de la reforma laboral, y la intención del Ejecutivo sería doble.

Por un lado, podría buscar de nuevo reconducir las negociaciones y recuperar los temas que se estaban abordando antes de la incorporación de los equipos de Economía y de Inclusión a la mesa de diálogo. Este martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la vicepresidenta de Trabajo, Yolanda Díaz, apuntó a la "temporalidad" como el principal escollo de las conversaciones (sobre todo con las patronales).

La intención de Trabajo desde un principio es la de acotar la temporalidad reduciendo los modelos de contrato para que el indefinido sea el más extendido y el temporal una fórmula más excepcional que precise de una justificación adecuada (que las empresas demuestren que es necesario recurrir al temporal debido a las circunstancias). Además, también se ha apuntado a la necesidad de impulsar la utilización del contrato fijo discontinuo en los denominados sectores estacionales en detrimento de modalidades como las del contrato de obra y servicio.

Además, durante un desayuno mantenido este mismo martes en La Moncloa entre representantes del Gobierno (entre los que se encontraba el propio presidente) y los sindicatos para celebrar el acuerdo alcanzado el lunes en materia de pensiones, el secretario general de la UGT, Pepe Álvarez, le habría trasladado a Pedro Sánchez que si el Ejecutivo deja de incorporar elementos que nada tienen que ver con los ERTE -como ocurrió en la última reunión de la mesa de trabajo- el acuerdo es posible, según afirmó el propio líder sindical en una entrevista en La Sexta.

La temporalidad, el principal escollo de la negociación

El segundo objetivo del Gobierno es el de acelerar las negociaciones. Quedan menos de dos meses para que finalice el año, y el Ejecutivo se comprometió con la Unión Europea a impulsar la reforma laboral en 2021. Es por esto que, como se anunció hace unos días desde el Ministerio de Trabajo, a partir de esta semana habrá dos reuniones y no solo una, como hasta ahora.

Además de los miércoles (día de la semana en la que siempre se ha reunido, desde hace siete meses, la mesa de diálogo social que aborda estas reformas), también habrá reunión los viernes.

Que la patronal se descolgara este lunes del acuerdo alcanzado en materia de pensiones entre el Gobierno y las principales organizaciones sindicales (después de no haber apoyado tampoco la última subida del salario mínimo interprofesional aprobada en octubre) ha despertado el temor de que el empresariado se descuelgue también de la negociación de la reforma laboral.

Desde el Ministerio de Trabajo se insiste en que el objetivo sigue siendo alcanzar un acuerdo entre todas las partes y que se trabaja para ello, aunque se ha precisado en más de una ocasión que las negociaciones no pueden paralizarse si las patronales se levantan de la mesa, porque eso sería dar "derecho a veto" al empresariado.

Díaz: "El problema está en la temporalidad porque nunca se ha abordado en toda la democracia española"

En este sentido, Díaz admitió este martes que veía "muy difícil" un consenso a todas las bandas, precisamente por el asunto de poner coto a la temporalidad. "Es difícil, es muy difícil, y el problema está en la temporalidad, porque nunca se ha abordado en toda la democracia española. Vamos a cambiar el paradigma de la contratación, no es una cosa menor, sabiendo que nuestro país tiene sectores estacionales, pero técnicamente es posible garantizar la estabilidad en el empleo con la estacionalidad", dijo.

En la parte sindical, UGT también compartió este diagnóstico y su secretario general reconoció que el tema de contratación es el más complejo de acordar con la patronal, pero indicó que hay que explicarles a los empresarios de este país "que están abusando de una manera tremenda de la temporalidad e, incluso, en una situación de ilegalidad, que se les va a acabar, pues tienen que hacer un esfuerzo". Álvarez también indicó que, además, se tiene que dar un acuerdo en la recuperación de la negociación colectiva.

"Estos tres temas son los que están más avanzados y yo creo que hay muchas posibilidades de que en los tres, o en una parte de los tres, haya un acuerdo también con los empresarios", añadió.

El líder de la UGT confía en que la patronal no cierre la puerta a la reforma laboral y que su posicionamiento sobre las pensiones no sea un factor con el que quieran marcar su salida del diálogo social. "Aunque sabemos que hay una presión política sobre la patronal, que a nadie se le escapa, para que no se sume a acuerdos que pueden ser extraordinariamente positivos para el país"; afirmó Álvarez.

En la reunión de este miércoles se verá si el Gobierno y los agentes sociales son capaces de reconducir la situación generada la pasada semana, y si el hecho de acelerar el diálogo social no provoca más tensión entre las partes. En todo caso, no es probable que la CEOE se levante aún de las negociaciones, si es que finalmente decide no rubricar un acuerdo para la derogación de la reforma laboral.

En el Gobierno se sabe que este asunto, junto con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, son determinante no sólo para acabar bien el año sino para llevar a su fin la legislatura.

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