Este artículo se publicó hace 11 años.
Rajoy frente al fin de ETA: del "usted traiciona a los muertos" al acercamiento de presos
El Gobierno mantiene un silencio optimista frente a la última declaración del colectivo de presos de la banda. El presidente no tiene previsto hacer valoraciones hasta que se materialice la entrega de armas.
El comunicado del colectivo de presos de ETA EPPK de este fin de semana no va a cambiar nada de la estrategia de silencio de Mariano Rajoy en el proceso del final de la banda. El presidente del Gobierno mantendrá públicamente el mensaje con el que ha respondido siempre que se le preguntó por esta cuestión desde que se instaló en La Moncloa: el Ejecutivo "sólo espera que ETA entregue las armas y se disuelva definitivamente"; ni una coma más. Por eso, Rajoy ha delegado la respuesta de los conservadores en el partido, concretamente, en el secretario de Justicia, Derechos y Libertades del PP.
Iñaki Oyarzábal fue un poco más allá del mensaje habitual del PP sobre la entrega de armas como único mensaje válido y reconoció como una "novedad no menor" el texto del EPPK y el hecho de que los presos estén dispuestos a aceptar las políticas penitenciarias de forma individual (no como colectivo a la espera, por ejemplo, de una amnistía) y asuman por primera vez el "dolor" causado a las víctimas.
El también secretario general del Partido Popular en Euskadi representa, además, la renovación del partido en el País Vasco, una generación capitaneada al principio por Antonio Basagoiti; ahora por Arantza Quiroga y que mantiene una postura menos hermética que sus antecesores (Jaime Mayor Oreja o María San Gil) en cuanto a la política antiterrorista del Gobierno, que lo cual le ha llevado a recibir no pocas críticas del antiguo PP vasco y de las asociaciones de víctimas vinculadas a los dirigentes de éste.
Los conservadores reconocen también que el hecho de que Oyarzábal haya valorado el comunicado del EPPK a las pocas horas de hacerse público en las webs de Gara y Berria, el sábado 28, es un reflejo más que significativo de que el Gobierno lo valora positivamente, aunque el presidente entiende que no debe implicarse institucionalmente hasta el "final definitivo" de la banda. En este sentido, en el PP son optimistas con que, si no el año que viene, antes de que finalice la legislatura, habrá un anuncio de disolución concluyente de ETA.
Sin el apoyo de las víctimasCon entrega de armas o no a lo largo de estos dos años, Rajoy ha perdido mucho por el camino del final de ETA desde que la banda anunció el final de violencia el 20 de octubre de 2011, con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y un mes antes de que el PP ganara las elecciones.
La estrategia incondicional del presidente del Gobierno -entonces líder de la oposición- al lado de las asociaciones de víctimas que denunciaban -y denuncian- una negociación política del Ejecutivo con los terroristas llevó a Rajoy a lanzar durísimos reproches a su antecesor socialista, que alcanzaron su punto álgido con aquel "Usted traiciona a los muertos y ha revigorizado a una ETA moribunda" que el presidente del PP lanzó a Zapatero en el Debate sobre el Estado de la Nación de 2005.
El hoy presidente del Gobierno, durante sus ocho años de oposición, no dio tregua al PSOE en su política antiterrorista: siempre al lado de las víctimas (a pesar de su aversión a cualquier tipo de concentración, Rajoy llegó a participar en siete convocatorias de la AVT contra Zapatero), el PP les garantizó que siempre estaría a su lado. Hasta que llegó a La Moncloa y las asociaciones se encontraron con el llamado "pragmatismo institucional": no son lo mismo las responsabilidades de Gobierno que las políticas de la oposición.
En 2012, dos meses después de negarlo, el Gobierno anunciaba un plan de reinserción individual de presos de ETAEn una entrevista en El País en febrero de 2012, el recién nombrado ministro del Interior y persona de la máxima confianza de Rajoy, Jorge Fernández Díaz, aseguraba que no habría "política de acercamiento de presos hasta que ETA se haya disuelto". Dos meses después, sin embargo, el Gobierno anunciaba un plan de reinserción individual para tratar de facilitar los acercamientos de reclusos a cárceles vascas suavizando los requisitos que se exigían hasta ahora, aunque sin eliminarlos del todo. La noticia causaba estupor entre los colectivos de víctimas, aunque Gobierno y PP se esforzaban en trasladar que nada había cambiado con respecto a la banda.
La excarcelación del etarra Iosu Uribetxebarria Bolinaga, enfermo de cáncer -en un tira y afloja judicial y penitenciario entre agosto y octubre de 2012, cuando el terrorista sale de la cárcel-, sin embargo, confirma a las víctimas que también el Gobierno del PP les ha traicionado, y así se lo hacen saber en distintas manifestaciones públicas. El ala dura del PP está con estos colectivos y el enfrentamiento entre este sector, capitaneado por Jaime Mayor Oreja o Esperanza Aguirre, llega al Comité Ejecutivo Nacional del PP de septiembre de 2012, en donde ambos dirigentes critican abiertamente la labor del ministro del Interior por la excarcelación de Bolinaga y a pesar de la defensa que Rajoy hace de su ministro.
El fin de la doctrina Parot, el pasado mes de octubre y un año después de la excarcelación de Bolinaga y con las víctimas denunciando que el etarra sigue vivo, no ha ayudado a Rajoy a reconciliarse con estas asociaciones, antaño uña y carne del PP. Al contrario: tanto la asociación mayoritaria AVT, que preside Ángeles Pedraza, como otras más pequeñas (Covite o Voces contra el Terrorismo) han endurecido sus posiciones frente al Gobierno de Rajoy, al que acusan de seguir el proceso de negociación de Zapatero con ETA. En el PP reconocen que el comunicado de los presos terroristas, que las víctimas ya han desechado como un engaño, no va a contribuir a reconciliación alguna; ni siquiera si ETA abandona las armas, porque "la fractura se ha dejado abrir demasiado".
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