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Guerra Rusia - Ucrania El centro para refugiados de Ucrania empieza a funcionar en la Fira de Barcelona después de su apertura exprés

Familias con niños y mayores son los más numerosos en el trajín constante alrededor del Pabellón 7 de la Fira. En el centro, gestionado por el Ministerio de Inclusión y Cruz Roja y con el apoyo de la Generalitat y el Ayuntamiento, pueden obtener los papeles de protección temporal y también alojamiento de emergencia en hoteles los que no tengan alternativa.

Diverses persones concentrades a les portes del pavelló 7 de Fira de Barcelona
Diversas personas concentradas en las puertas del pabellón 7 de la Fira, Barcelona. Blanca Blay / Laura Fíguls / ACN

El centro de recepción de refugiados ucranianos en la Fira de Barcelona ya está en funcionamiento. Pese a la rapidez con la que se ha puesto en marcha, por lo que algunas cosas todavía no estén plenamente operativas, ya trabaja para expedir los papeles de protección temporal y encontrar alojamiento en hoteles para aquellos que no tengan dónde dormir. Organizado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, igual que los centros de Pozuelo y Alacant, está operado por Cruz Roja y también cuenta con la coordinación de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. Actualmente ya han llegado a Catalunya más de 14.000 personas provenientes de Ucrania, aunque algunas estarían sólo de paso, según la última actualización de la Generalitat.

En las cercanías del pabellón 7 de la Fira hay un trajín constante de gente, entre refugiados y turistas que se acercan al MNAC y a las fuentes de Montjuïc. Entre los ucranianos, sobre todo familias, con niños, mayores y también algunos animales de compañía. Romana Gorbach se ha acercado con su madre y su sobrino, recién llegados a Barcelona. Ella, periodista, lleva un par de años viviendo en Catalunya y ha intentado llamar para pedir cita previa —sólo atienden si se tiene una— pero dice que no lo ha conseguido y por eso han venido directamente. "Hay mucha lista de espera, tendré que seguir llamando", explica.

Sólo atienden con cita previa, pero las líneas para pedirla están colapsadas

Si no lo consiguen, intentarán ir a otro sitio para tramitar la protección temporal. "Ellos quieren volver a Ucrania, a ver si pueden hacerlo dentro de uno o dos meses. Queremos la paz, quieren volver a su casa", dice, sobre sus familiares.

Abierto de 8 a 20h para tramitar la documentación

El centro abrió sus puertas el viernes, aunque todavía tardó unas horas en estar plenamente operativo. Abre de 8 a 20 horas para tramitar la documentación, facilitada por una cincuentena de agentes de la Policía Nacional. Sin embargo, está abierto las 24 horas de lunes a domingo para ofrecer atención en situaciones de emergencia, por ejemplo si acuden personas que necesitan alojamiento. En poco rato, varias furgonetas de Cruz Roja se llenan de mujeres con niños pequeños para acompañarlas a los hoteles destinados a este fin.

Cristina ha salido un rato a descansar. Lleva un chaleco fluorescente donde pone "traductora", tanto en catalán como en ucraniano. Ella es de allí, pero ha vivido prácticamente toda su vida en Catalunya. Explica que no es traductora de profesión, tiene otro trabajo, pero se ha ofrecido para hacer de voluntaria frente a la emergencia. "Viene mucha gente sin cita, pero aquí no damos. Deben seguir llamando. La mayoría quieren registrarse, pero las líneas están colapsadas. Ha ido todo muy rápido", dice.

No está habilitado como alojamiento, pero el pabellón cuenta con 200 camas para descansar

El Ayuntamiento ha puesto a disposición de los refugiados los servicios de emergencia y acogida y un equipo de unas 50 personas, entre voluntarios y técnicos, que ofrecen apoyo psicosocial, entre otros. Aunque no se pueden quedar a dormir en el centro, el pabellón cuenta con 200 camas para descansar y una zona de comedor, enfermería y ludoteca para los niños.

Olga lleva dos semanas alojada con su familia en un hotel de Santa Susanna (Maresme) gestionado por Cruz Roja, junto a unos 600 refugiados ucranianos. Ha salido del centro un rato a fumar mientras terminan sus papeles. Ellos sí que han podido pedir cita previa —explica que ha llamado 34 veces hasta conseguirla—, y ahora ya obtendrán la documentación que les permitirá regularizar su situación en Catalunya. Podrán trabajar y también escolarizar a su hijo, de seis años.

Olga está aquí con el marido y la suegra. Originarios de Donetsk, se trasladaron a Kiev en 2014, cuando empezó la guerra en la región fronteriza con Rusia. "Yo quiero quedarme aquí. Me gustaría que la guerra acabara pronto, pero no lo creo", lamenta. Su llegada a Catalunya fue peculiar, según explica, porque el pasado 24 de febrero, cuando empezó la invasión rusa, ellos estaban de vacaciones en Egipto. Debían volver el 26 hacia Ucrania, y ya no lo hicieron. "Vinimos directamente, sin nada", dice.

Nervios e incertidumbre, pero también alivio

La sensación que impera en torno al centro es de angustia, nervios y tristeza, pero también se ven caras de alivio entre las personas que salen y algunas sonrisas. También hay incertidumbre y dudas. Una señora llega preguntando qué tiene que hacer para tramitar la documentación para la madre y el sobrino, y le indican que debe llamar primero al teléfono escrito en un cartel con la bandera ucraniana de fondo. Todo el mundo habla por el móvil, todo el rato. Una mujer joven sale con el hijo de poco más de un año cogido de la mano, con un chihuahua en brazos y con dos señoras mayores que llevan otro chihuahua. Se disculpa porque está demasiado agobiada para poder responder a las preguntas.

Volodimir, de Mariúpol, obtiene la protección temporal después de tiempo en situación irregular en Catalunya

Volodimir —"como nuestro presidente", se presenta— sale con el paso firme. También ha logrado los papeles de protección temporal. Él es de Mariúpol, la ciudad de Donetsk que lleva días bajo una ofensiva rusa que la ha arrasado. "Mi casa ahora está destruida. Era un bloque de cinco pisos, por suerte cuando explotó no había nadie dentro", explica.

Volodimir lleva años viviendo en Catalunya: en 2014, con el inicio de la guerra en Donetsk, se marchó del país. Aunque había conseguido el asilo y tenía NIE, no se lo renovaron y llevaba un tiempo en situación irregular. "Ahora he recibido nuevos papeles y quiero traer a mi hermana y a mi tía", explica. De momento han logrado salir de Mariúpol, pero no de Ucrania, aunque espera que puedan hacerlo pronto.

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