El impacto medioambiental de la industria textil provoca toneladas de ropa en vertederos africanos
Un informe, que recoge el diario 'El País', desvela que en 2021 llegaron a Kenia 900 millones de toneladas de prendas de segunda mano procedentes de países de todo el mundo.
Madrid-Actualizado a
El periódico El País ha recogido una investigación hecha pública este jueves por Clean Up Kenya y Wildlight para Changing Markets Foundation que asegura que en el año 2021, la Unión Europea llegó a enviar más de 112 millones de prendas de segunda mano a Kenia. Más de 56 millones de estos ropajes estaban sucios o estropeados lo que hacía complicado su reutilización. Además, 37 millones de estas vestimentas sucias o estropeadas habían sido fabricadas con materiales sintéticos.
Greenpeace también realizó un informe llamado Regalos envenenados asegura que la mayoría de ropa exportada va dirigida a países africanos. Además, el 40% de la esta vestimenta exportada se hace únicamente para librarse de ella contribuyendo así, a la creación de grandes vertederos.
Gran parte de esa ropa exportada termina en los vertederos de países africanos como, por ejemplo, en Kenia. La sobreproducción se debe a la denominada fast fashion (la moda rápida) que fabrican grandes empresas del sector textil a precios más económicos y con un período de vida más corto que la de las grandes firmas.
Los consumidores compran un 60% más de prendas que hace 15 años debido, precisamente, a la disminución de los precios en el sector textil. La Agencia Europea de Medio Ambiente recoge que cada ciudadano europeo desecha unos 15 kilos de ropa al año.
El 69% de las prendas están fabricadas con materiales sintéticos
El factor principal de la disminución de los precios es el material con el que se realizan. Los materiales sintéticos como el poliéster y el nailon son más baratos que los naturales. El 69% de la ropa está compuesta por estos materiales. Esta cifra se ha cuadruplicado desde la década de los ochenta.
El informe señala que el mercado de segunda mano es un industria que obtiene grandes beneficios económicos. Cada tonelada de ropaje usado, ya sea donado para una ONG o para empresas de reciclaje, alcanza un precio de entre 400 y 1.000 euros.
En una entrevista realizada por El País a Betterman Simidi Musasia, fundador de Clean Up Kenya, afirma que "el negocio de la ropa de segunda mano es muy lucrativo cuando consideramos el tonelaje que implica, e incluso lo es en Kenia para los importadores y los mayoristas".
Según el informe, para el país africano, la exportación de la indumentaria usada ofrece al país unos dos millones de puestos de trabajo entre importadores, intermediarios, comerciantes, dueños de almacenes y personas encargadas de arreglarla. Según las conclusiones de Changing Markets Foundation, entre el 20% y el 50% de la ropa no se puede utilizar por roturas, manchas, son de otras tallas o culturalmente son inapropiadas.
De entre el ropaje que no se pueden introducir en el mercado de segunda mano, los kenianos lo denominan la fagia. La venden a 50 céntimos el kilo y la utilizan como combustible por sus fibras plásticas. Lo que produce un impacto medioambiental importante porque las cenizas de esta quema para el combustible llegan a los ríos o, incluso, a los océanos.
El resto de indumentaria que realmente no puede ser reciclada, acaba en uno de los vertederos más grandes de África, el de Dandora, cerca del río Nairobi, que recibe casi 4.000 toneladas de prendas al día. George Handing-Rolls, responsable de las campañas de Changing Markets Foundation, cree que se le debería prohibir a las empresas de reciclaje exportar ropa basura.
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