El inicio de las declaraciones de las víctimas en el juicio del Alvia constata que la "herida sigue abierta"
Los dos únicos acusados son el maquinista del tren, Francisco Garzón Amo, y el ex jefe de seguridad de circulación de Adif Andrés Cortabitarte. Ambos se enfrentan a cuatro años de prisión.
Madrid-Actualizado a
Las víctimas de la mayor tragedia ferroviaria de los últimos 80 años en España, declararán lo sucedido en el descarrilamiento del tren en la curva de Angrois en julio de 2013.
El juicio pasa ahora a su fase civil en la que se trata de establecer las indemnizaciones de los heridos y familiares de las víctimas que suman un total de 57,7 millones de euros.
El convoy viajaba a más del doble de la velocidad permitida en esa curva
Desde el inicio del juicio, los testimonios de las víctimas han servido para sentar las bases de lo que ocurrió aquel 24 de julio de 2013 cuando el tren que venía de Madrid tomó la curva de A Grandeira (Angrois), donde el riesgo era "evidente". El tren circulaba a más del doble de la velocidad permitida, el sistema de seguridad no funcionó de la manera adecuada y descarriló provocando la muerte de 80 personas y dejando heridas a casi centenar y medio.
Un total de 15 víctimas han declarado este martes en una jornada dura, marcada por testimonios de dolor en los que las víctimas han confirmado a la jueza las secuelas físicas y mentales.
La primera víctima en testificar ha sido una mujer acompañada de su hija. La señora viajaba en el tren dirección A Coruña para acudir a un funeral. Su hija la montó en el tren junto a sus tías, con la confianza de que iba a llegar en un medio de transporte "rápido y seguro".
La octogenaria ha revelado que percibieron que el tren iba a gran velocidad. En una conversación con su hermana, señaló que llegarían a tiempo, a lo que su hermana en el tren respondió que "incluso antes", debido precisamente a la velocidad que cogía el convoy.
"Tenía muy buena salud, pero ya no soy nada", ha expresado la señora, que ahora necesita ayuda en su día a día debido a su falta de movilidad y de psicomotricidad. Reclama indemnizaciones por todos los tratamientos médicos y daños causados a raíz del accidente.
"Le dije a un compañero que el tren iba a descarrilar. Me contestó que era imposible, que era Renfe"
Otro de los testigos es Cristobal González, el portavoz de la asociación de Apafas de perjudicados, que asegura que el tren iba a gran velocidad. "Este daño es irreparable. Habrá sentencia, pero justicia, lo dudo", ha explicado González. Además, asegura que le comentó a un compañero con el que viajaba que el tren iba demasiado rápido y que parecía que iba a descarrilar. El compañero le contestó que eso no era posible porque estaban en Renfe. Según ha afirmado, el juicio es "la única herida que queda abierta", mientras todavía permanezca en curso.
No será hasta junio cuando la magistrada María Elena Fernández Currás tome una decisión y dicte una sentencia. Las acciones se dirigen contra la aseguradora de Renfe, la aseguradora de Adif, Renfe Operadora y Adif.
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