No se priorizó en el Congreso la estrategia para sacar a Vox de la Mesa y evitar así que la ultraderecha tuviera representación en el órgano de gobierno de la Cámara. El bloque de la izquierda sale reforzado con seis de los nueve puestos de la Mesa, uno más que en la pasada legislatura fallida, pero este refuerzo se llevó a cabo a costa de sacrificar el intento, que tenía sus riesgos, para dejar fuera a los de Santiago Abascal.

En el reparto final tanto PSOE como Unidas Podemos se quedan con tres asientos cada uno, el PP con dos y Vox con uno. La presidenta del Congreso en la XIV Legislatura volverá a ser Meritxell Batet (PSOE), que aglutinó una mayoría de 166 votos en la segunda votación, ya que no logró ser elegida por una mayoría absoluta del Parlamento.

El resto de cargos quedan así: vicepresidencia primera para Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (PSOE), vicepresidencia segunda para Ana Pastor (PP), vicepresidencia tercera para Gloria Elizo (Unidas Podemos), vicepresidencia cuarta para Ignacio Gil Lázaro (Vox), secretaría primera para Gerardo Pisarello (Unidas Podemos), secretaría segunda para Sofía Hernanz (PSOE), secretaría tercera para Unidas Podemos (Javier Sánchez Serna) y secretaría cuarta para el PP (Adolfo Suárez Illana).

Desde que el PSOE propusiera hace semanas un acuerdo para efectuar un "cordón sanitario" sobre Vox en la Mesa, se ha especulado con todo tipo de estrategias y pactos para que la aritmética terminase por dejar fuera a la ultraderecha. Al principio se buscó la connivencia del PP, que rechazó de lleno entrar en este eventual acuerdo y propuso una confrontación de bloques a través de un pacto entre su formación, Vox y Ciudadanos.

Sin embargo, los de Abascal declinaron la propuesta de Casado y se negaron a prestar sus votos para que Ciudadanos (quinta fuerza de la Cámara en escaños) tuviera representación en el órgano. Los socialistas terminaron por ofrecerle a Casado un reparto en el que el PP tuviera tres puestos, el PSOE otros tres, Podemos dos y Ciudadanos uno para dejar fuera a la extrema derecha, pero los conservadores tampoco aceptaron esta oferta.

El PSOE se centró en asegurar las vicepresidencias

Al final, gracias al apoyo de ERC, JxCat, Más País y otras formaciones a los candidatos de Unidas Podemos, el bloque progresista se ha hecho con un puesto más en la Mesa y Vox ha terminado entrando. El cordón sanitario que defendió el PSOE ante los medios constantemente durante las últimas semanas no funcionó y, de hecho, ni siquiera se intentó al darlo por perdido por no contar con los votos del PP.

Los socialistas tomaron la decisión de asegurarse la vicepresidencia primera y dar a Gloria Elizo los votos que necesitaba para ser nombrada como vicepresidenta tercera. Lo lógica fue que era mejor que el bloque progresista tuviera las vicepresidencias primera y tercera a las segunda y tercera, y minimizar los puestos de las derechas, según pudo confirmar Público con fuentes parlamentarias.

Las cuentas fueron diferentes para las secretarías. Aquí ambas formaciones pactaron y los socialistas dieron buena parte de sus votos a Unidas Podemos para que el grupo confederal tenga dos puestos y el PSOE, uno. Gracias a esto consiguieron que el grupo confederal tenga un puesto más y que Vox no tenga ningún secretario. Una jugada negociada este jueves ya que fue cuando el PP anunció que daría sus votos a Ciudadanos para tener una secretaría y, con esto, pudieron dividir los votos y reducir el bloque de derechas, informa Beatriz Asuar.

Para la primera votación, la de las vicepresidencias, los candidatos de PSOE y de Unidas Podemos contaron con 185 votos, mientras que en la segunda, la de los secretarios, llegaron a sumar 194.