Este artículo se publicó hace 11 años.
Luis Conde, el jefe de Aguirre, apoya la independencia de Catalunya
Seeliger y Conde, la empresa que ha contratado a la expresidenta madrileña, es el paradigma de las conexiones de las compañías privadas con la alta burguesía catalana y los negocios familiares más acaudalados
Seeliger y Conde, la empresa catalana de cazatalentos que ha contratado a la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, para presidir su consejo asesor constituye el paradigma de las conexiones de la empresa privada con la alta burguesía catalana y los negocios familiares más acaudalados. Los poderes fácticos se ven intrínsecamente ligados a través de clientes e hijos de altos cargos de potentes empresas privadas, algunos de ellos con puestos privilegiados en la nueva compañía de Aguirre. La amistad surgida entre la presidenta del PP de Madrid, que penetra en el sector privado por primera vez a los 61 años, y su nuevo jefe, el presidente de la entidad, Luis Conde, cuya trayectoria profesional ha estado siempre vinculada con la élite catalana, refuerza un lema empresarial: "Que la política no estropee el negocio".
Sólo en la terna de consultores de Seeliger y Conde ya figuran nombres como Juan Maria Nin Garaizábal, hijo del director general –del mismo nombre– de La Caixa, la empresa más importante de Catalunya. O el de Inés Raventós, perteneciente a la saga Raventós, dueña de la empresa familiar más antigua de España, Codorniu. José Loring Martínez de Irujo, socio en Madrid y conde de Santibáñez del Río; la también socia Aurora Catá, ex directora general de Unidad Editorial, o Gregorio Villalabeitia, exmiembro de los Consejos de Administración de Metrovacesa, Repsol, Gas Natural, Iberia, BBVA Chile y Telefónica Internacional, completan un elenco de personalidades con vínculos en esferas del más alto nivel.
Asimismo, Seeliger y Conde ha confiado en los servicios de Interprofit, una empresa especializada en gestionar crisis de comunicación para parar el golpe mediático que ha supuesto el sorprendente fichaje de Aguirre. En la cartera de clientes de esta empresa se encuentra un extenso listado con los negocios e instituciones más importantes de Catalunya (Liceu, Círculo Ecuestre, Cambra de Comerç de Barcelona, Gas Natural Fenosa, Real Club Tenis de Barcelona, Grupo Planeta, Nuñez i Navarro...).
Una amistad repentinaEl entorno de la gran empresa catalana no es demasiado amplio y los cazadores de talentos comparten muchas veces apellidos y abolengo con los cazados. La incorporación de Aguirre al consejor asesor de Seeliger y Conde se efectuará de forma inmediata en las oficinas que la compañía tiene en Madrid (a principios de febrero) y pretende construir una especie de 'puente aéreo' entre las principales empresas catalanas y el mercado español y latinoamericano. La intención es que Aguirre potencie la proyección de la firma.
Esperanza Aguirre confesaba ayer ante los medios que le ilusionaba que "una empresa catalana" pensara en ella "para poder expandirse en el resto de España, en Europa y en América Latina". Recogía el guante que Luis Conde, máximo accionista y presidente de la empresa de cazatalentos, le había lanzado un día antes, al considerar "una bomba haber podido fichar a Esperanza Aguirre". Choca, sin embargo, esta profunda y repentina amistad entre Conde y Aguirre. Básicamente porque en el medio de la relación, se encuentra Javier Godó, propietario del grupo editor de La Vanguardia, con el que está íntimamente ligado Luis Conde y de antiguo enemistado con la exlideresa del PP.
Entre Conde y Aguirre está Javier Godó, con quien la exlideresa ha tenido desencuentros Conde es consejero del holding de comunicación catalán. Y precisamente en las páginas de La Vanguardia escribió un artículo donde aseguraba que "los modelos de Estado no son para toda la vida" y que "después del 11 de septiembre se abre una etapa en la que nada será igual". En esa columna –a la que hoy sólo resulta fácil acceder porque la Fundació de Estudis Jordi Pujol la recoge en su web– sentenciaba Conde que "en democracia si una mayoría social de la región de un país decide no seguir perteneciendo en él, se me hace difícil pensar que una Constitución lo pueda impedir". Paradójico cuando la expresidenta de la Comunidad de Madrid ha sido una de las voces más contundentes y críticas con el rumbo soberanista que ha emprendido el pueblo catalán, llegando a manifestar que, de independizarse, "Catalunya sería una república bananera". Pero las divergencias no acaban aquí. Aguirre fue una de las impulsoras del boicot al cava catalán. Tal vez debería revisar la expresidenta algunas de las compañías de su nuevo jefe, entre las que se encuentran empresas productoras de cava catalán como la ya mencionada Codorniu o Freixenet.
Aguirre además, ha sido blanco habitual de la línea editorial del Grupo Godó, aliado estratégico de CIU; de la misma forma que la propia Esperanza ha atacado al grupo en muchas ocasiones. En el peculiar espectro político en que se mueve, La Vanguardia siempre se ha encontrado a Aguirre en frente, ya fuera al apoyar a Mariano Rajoy como líder del PP –en detrimento de la entonces presidenta madrileña– o respaldando tibiamente las ansias soberanistas de Artur Mas. En ese sentido, el fichaje de Aguirre por una empresa cercana al catalanismo bienestante –sin complejos a la hora de cerrar acuerdos con el españolismo más recalcitrante– y aún más cercana al grupo Godó puede interpretarse también como un cambio en la ruta seguida hasta el momento por el diario más vendido de Catalunya. En solo una semana, después de que el rey le haya hecho llegar al Conde de Godó algunos mensajes para descafeinar la linea editorial del periódico, La Vanguardia ha deslizado las primeras críticas a CiU desde que este partido se subiera el pasado 11 de septiembre a la ola del independentismo y, para completar esa nueva deriva, la empresa de un íntimo colaborador de Godó ficha nada más y nada menos que al azote del catalanismo.
Los largos desencuentros de Godó con Aguirre, además de política, tenían de fondo música de tragaperras. La apuesta de Eurovegas para que el capricho de Sheldon Adelson se asentara en Barcelona recibió el apoyo más entusiasta y casi beligerante por parte de Javier Godó. Hay quien dice que, intereses inmobiliarios de por medio, el magnate y promotor del complejo turístico tuvo el privilegio de contemplar la Ciudad Condal desde el mar en el velero del propietario del Grupo Godó. En cualquier caso, no hace falta recordar dónde acabaron los terrenos para su ubicación: en Madrid, y con Esperanza Aguirre colgándose la medalla.
Conde, siempre bien acompañadoA finales de 2010, SyC celebró su 20 aniversario en la sala oval del Museu Nacional d'Art de Catalunya. En aquella velada, Luis Conde contó con la presencia de 600 altos directivos de las principales empresas catalanas y españolas, 200 de los cuales son sus clientes principales. También acudieron políticos catalanes como el president de la Generalitat, Artur Mas y los expresidentes Pasqual Maragall y Jordi Pujol. Con el president de la Generalitat Conde mantiene, además, mucho más que una buena amistad. El líder convergente le propuso, cuando CiU entró en el poder, formar parte del Consejo de Administración de la Fira de Barcelona, una de las instituciones feriales más importantes de Europa. Sin olvidar que también preside el Salón Náutico, de carácter profesional, que se organiza anualmente en la la misma Fira de Barcelona.
Conde mantiene mucho más que una buena amistad con Artur MasNombres ilustres como Salvador Alemany, de Abertis; Narcís Serra, expresidente de Catalunya Caixa; José Ferrer, presidente de honor de Freixenet; Antoni Esteve, de Laboratoris Esteve; José Manuel Lara, del Grupo Planeta; Javier Godó, del Grupo Godó; Juan María Nin, director de La Caixa o Josep Oliu, presidente del Banc Sabadell, no quisieron perderse el acontecimiento. Actualmente, la empresa de cazatalentos se encarga de contratar a altos directivos de más de la mitad de las empresas que forman el Ibex–35 pero aunque goce de una gran proyección internacional, de puertas para adentro sigue desenvolviéndose muchas veces como un gran lobby con intereses comunes en el sector empresarial catalán. Opus Dei, alta burguesía y los negocios familiares más importantes de Catalunya se abrazan al aplauso de los políticos más conservadores. Un trofeo de caza al alcance de muy pocos.
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