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La magistrada progresista María Luisa Balaguer concita el apoyo de los conservadores para presidir el TC

El otro candidato, el también progresista Cándido Conde-Pumpido, resta votos por su pasado como fiscal general del Estado de Rodríguez Zapatero y por las duras críticas a sus compañeros por la sentencia de inconstitucionalidad del estado de alarma. La presidencia del TC está en manos de los nuevos magistrados que salgan de la renovación pendiente.

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La magistrada del Constitucional María Luisa Balaguer interviene en un acto conmemorativo por el 8M, en el Tribunal Constitucional, el 8 de marzo de 2022. — Jesús Hellín / EUROPA PRESS

madrid, Actualizado:

La próxima renovación del Tribunal Constitucional, cuando por fin se realice, traerá una importante novedad al tribunal de garantías: la presidencia y la vicepresidencia se renovarán, quedando la primera en manos del sector progresista y la segunda, del conservador, en base al nuevo equilibrio de fuerzas, a favor de los progresistas; algo que no ocurría desde 2013.

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Los movimientos de cara a la próxima votación para la presidencia del Constitucional están ya bastante definidos, a la espera de la llegada de los cuatro nuevos magistrados que salgan de la renovación (dos del CGPJ y otros dos del Gobierno). De los cuatro nuevos nombres, tres serán previsiblemente de tendencia progresista y de ellos dependerá el resultado final en la votación; en todo caso garantizarán la presidencia a un magistrado progresista.

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La pugna por presidir el TC está esta vez entre dos magistrados progresistas y que entraron juntos en el tribunal de garantías. Se trata de María Luisa Balaguer y de Cándido Conde-Pumpido, ex fiscal general del Estado entre 2004 y 2011, durante los gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Balaguer y Conde-Pumpido fueron propuestos como magistrados del TC por los socialistas en el Senado en 2017.

En los últimos días, los magistrados conservadores Concepción Espejel, Enrique Arnaldo y Ricardo Enríquez le habrían manifestado su apoyo a Balaguer, según ha podido saber Público de fuentes relacionadas con el TC. Los conservadores siguen molestos con Conde-Pumpido por las críticas que vertió en su voto particular en la sentencia que declaró inconstitucional el estado de alarma durante la pandemia.

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Conde-Pumpido formuló su protesta en un duro voto discrepante en el que indicó que la sentencia era "más propia de un lego o de un jurista de salón que del máximo intérprete de la Constitución". Días después pidió disculpas públicamente a sus compañeros por aquellas expresiones. 

Pero los ánimos no volvieron a buen puerto. Ni Arnaldo ni Espejel participaron en dicha sentencia, pues aún no habían llegado al TC, pero el hecho de que Cándido Conde-Pumpido arremetiera de una manera visiblemente hostil contra un acuerdo del tribunal de garantías y los ecos por su papel durante siete años como fiscal general del Estado en un Ejecutivo socialista provocan que en el seno del sector conservador del Constitucional prefieran a otro candidato.

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La postulación de María Luisa Balaguer, en cambio, sí goza del apoyo de los conservadores porque la perciben como menos vinculada políticamente. Falta por ver si recaba la mayoría de apoyos de los suyos, de los progresistas. Y esta cuestión está enfrentando al sector, según ha podido saber este diario. Las relaciones personales corren el riesgo de romperse, indican fuentes cercanas al TC. 

María Luisa Balaguer, almeriense de 69 años, es catedrática de Derecho Constitucional, experta en Igualdad. El año pasado durante las III Jornadas de Igualdad y Justicia indicó que "sería positivo que en el Tribunal Constitucional y en el Consejo General del Poder Judicial fuese obligatoria la composición paritaria, ya que actualmente las mujeres que forman parte de estos órganos son pocas y se diluye la política feminista". 

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También ella emitió un voto discrepante en la sentencia del TC que declaró inconstitucional el estado de alarma como herramienta para luchar contra la pandemia. Es, de hecho, una de las magistradas que más votos discrepantes suma. En la reciente y polémica sentencia que desestimó el recurso de una mujer a la que la Justicia obligó a acudir al hospital para dar a luz, Balaguer formuló un voto concurrente en el que rechaza que la pareja de la gestante ostente cualquier tipo de legitimación para interponer el recurso de amparo. 

La sentencia del TC que sienta jurisprudencia a favor de obligar a las mujeres a parir en hospitales contra su voluntad contó con tres votos discrepantes de los magistrados progresistas Juan Antonio Xiol, Ramón Sáez e Inmaculada Montalbán por considerar atentatorio contra los derechos fundamentales esta imposición. 

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En las últimas entrevistas que ha concedido Balaguer ha desvelado su predisposición a ser la nueva presidenta del TC. Si finalmente sucede, será la segunda mujer en presidir el tribunal de garantías, tras María Emilia Casas (2004-2011).

Cómo se llega a la presidencia del TC

La Ley Orgánica del Tribunal Constitucional establece que "el Tribunal en pleno elige de entre sus miembros por votación secreta a su presidente y propone al rey su nombramiento". La Constitución indica, en su artículo 159 que "el presidente del Tribunal Constitucional será nombrado entre sus miembros por el rey, a propuesta del mismo Tribunal en pleno y por un período de tres años". Nada más se indica sobre cómo debe producirse la elección del presidente o presidenta del TC, salvo que son sus miembros quienes lo eligen. 

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Lo habitual es que los máximos cargos los ocupen los magistrados que suman más antigüedad. En este sentido, Balaguer y Conde-Pumpido, por la parte progresista, y Ricardo Enríquez Sancho, por la conservadora, serán por orden natural los candidatos.

La presidencia del Constitucional es crucial, puesto que quien la ocupa tiene la potestad de desempatar en las votaciones y además tiene la capacidad en exclusiva de fijar la distribución de los asuntos, la fijación del orden del día y las convocatorias del pleno. Le sustituye en sus funciones la vicepresidencia, en caso de ausencia. La tradición en el TC indica que a una presidencia conservadora le acompaña una vicepresidencia progresista y viceversa, dado que los candidatos, normalmente dos, a la presidencia suelen ser uno del ala progresista y otro del ala conservadora. 

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