Este artículo se publicó hace 3 años.
Malestar entre los grupos del Congreso con Batet por "ponerse de perfil" con las faltas de respeto de Vox
Unidas Podemos ha canalizado en las últimas semanas las quejas compartidas por la mayoría de las fuerzas políticas ante la falta de contundencia de la presidenta de la Cámara para poner coto a las conductas "peligrosas" de los diputados ultras.
Pilar Araque Conde
Madrid-
Desde la irrupción de los 52 diputados de Vox en el Congreso, los debates en esta cámara no solo han virado hacia un tono más duro, sino que en muchas ocasiones se han llenado de fango por las actitudes y faltas de respeto de los representantes de la extrema derecha hacia las diferentes bancadas, especialmente las ocupadas por grupos de izquierda, nacionalistas periféricos e independentistas, esto es, la gran mayoría del hemiciclo.
Unas conductas que se dan en el "templo de la palabra", como este mismo miércoles ha definido la propia secretaria general del grupo ultra, Macarena Olona, en la última sesión de control al Gobierno del año, justo antes de llamar "fea" a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y "perros rabiosos" a los sindicatos.
Han sido varias las ocasiones en las que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha llamado al orden a estos diputados. En la retina, aquel discurso de la tercera autoridad del Estado pronunciado días después de que un diputado de Vox, José María Sánchez García, se negara a abandonar el Pleno tras llamar "bruja" a la parlamentaria socialista Laura Berja cuando defendía una proposición de su grupo para penalizar el acoso a las mujeres en las clínicas abortivas.
Tras estos hechos, Batet, en clara alusión a Vox, pidió a los diputados más "respeto" y "educación" en sus intervenciones en el pleno para "dar ejemplo" a los ciudadanos, dejando "los insultos y las ofensas fuera" del Parlamento. "La dureza parlamentaria es perfectamente compatible con la buena educación, no tiene por qué derivar en ofensa", remató.
Pero este tipo de situaciones impulsadas por Vox también se han dado en las instancias que rodean el hemiciclo. Concretamente, la semana pasada, dos diputados ultras, Manuel Mariscal y Luis Gestoso, intentaron boicotear un acto organizado por Unidas Podemos y avalado días antes por la Mesa de la Cámara Baja, que preside la socialista Meritxell Batet.
Por ello, el espacio confederal pidió a la presidenta de la Cámara Baja sancionar a los dos parlamentarios en aplicación del artículo 106 del Reglamento, que prevé la expulsión de los diputados de hasta un mes por promover "desorden grave con su conducta de obra o de palabra".
Si bien, este sabotaje quedó en una "reprobación general de los hechos" por parte de Batet, una decisión "insuficiente" para Unidas Podemos y el resto de grupos que participaron en en el evento del pasado miércoles (ERC, EH Bildu, la CUP, BNG y Compromís), ya que entienden que sienta un "grave precedente muy peligroso".
Unidas Podemos carga contra Batet
"Es duro decirlo, pero Batet se ha puesto del lado de Vox. Ha protegido a la ultraderecha y no ha cumplido su principal función, que es proteger la dignidad de la cámara", señaló este martes el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, al considerar que esta falta de toma de decisiones por parte de la presidenta de la Cámara envía un mensaje claro: "Si la ultraderecha sabe que este tipo de actuaciones son impunes y no hay ningún tipo de sanción, pues seguramente veremos cómo vayan a más".
Este jueves, coincidiendo con las ofensas proferidas por Vox durante la sesión de control al Gobierno, el presidente del grupo morado, Jaume Asens, ha cargado contra Meritxell Batet por su "falta de autoridad" y "contemporización" con el partido de Santiago Abascal.
Además de señalar que acudirán a la Junta de Portavoces para que los insultos y boicoteos de esta formación no queden "impunes", Asens ha informado de que Unidas Podemos impugnará el criterio de Batet, porque a su juicio, las reiteradas faltas de respeto de los diputados de la extrema derecha vulneran el artículo 103 del Reglamento de la Cámara y el hecho de que la presidenta del Congreso no le haya reprendido supone "un vacío de autoridad, que está haciendo que se degrade la institución".
Esta nueva queja se suma al profundo malestar desde un tiempo atrás compartida por la mayoría de los grupos dada la falta de contundencia de Batet para poner freno a estas actitudes de los parlamentarios de extrema derecha, unos comportamientos que, lejos de remitirse, han ido en aumento.
Contundencia para poner freno a la ultraderecha
De esta manera, además de Unidas Podemos (el grupo que más ha elevado la voz en este sentido), otras formaciones como ERC, PNV, EH Bildu, PDeCAT, Junts, Más País, Compromís, BNG o la CUP subrayan la falta de determinación de la presidenta de la Cámara Baja a la hora de abordar estas situaciones que poco o nada tienen que ver con un espacio que representa la soberanía popular.
"Esto no es una sala de actos, es el Congreso de los Diputados", comentan desde el grupo republicano. Y es que, interpretan que la decisión de Batet de no sancionar a los diputados de Vox que boicotearon el acto de la semana pasada "abre la puerta" a que sigan sucediendo este tipo de acciones. "El otro día por lo de los 6 de Zaragoza, y mañana por una jornada parlamentaria para otro tema. La institución queda dañada", añaden estas fuentes.
El PNV también entiende que la presidenta del Congreso es "demasiado permisiva", ya que hay algunas actitudes "en las que no cabe ponerse de perfil, sino ejercer la responsabilidad que le corresponde". A este respecto, Compromís añade que no solo se escuchan descalificativos desde los escaños ocupados por Vox, también amenazas, como la que el diputado ultra Juan Luis Steegmann lanzó al diputado de la formación naranja, Joan Baldoví, tras llamar "gilipollas" a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
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