Más de 1.000 inmigrantes de origen subsahariano divididos en varios grupos han intentado este lunes entrar en Melilla a través de la valla fronteriza, objetivo que no ha logrado ninguno por la intervención de las fuerzas de seguridad marroquíes, que han evitado la aproximación al perímetro.

Fuentes de la Delegación del Gobierno han informado de que la presión migratoria a lo largo de la madrugada ha sido "extrema", lo que ha mantenido en alerta a los efectivos de la Guardia Civil.

El dispositivo se ha formado desde las 06.00 horas después de que el helicóptero de la Guardia Civil que vigila todo el perímetro fronterizo avistara momentos antes la aproximación de cientos de inmigrantes divididos en grandes grupos, que descendían desde la montaña del Gurugú.

En concreto, se han detectado tres grupos: uno de unos 400 subsaharianos en la zona de Barrio Chino, otro de unos 300 en las inmediaciones del puesto fronterizo de Beni Enzar, y un tercero de unos 400 que pretendía acercarse al vallado por la zona cercana al cementerio musulmán.

La última tentativa ha tenido lugar en las inmediaciones del puesto fronterizo de Barrio Chino, donde la Guardia Civil ha realizado un importante despliegue.

Por esta zona se produjo la entrada más numerosa registrada desde la instalación de la malla antitrepa, que tuvo lugar el pasado 30 de diciembre y en la que consiguieron acceder a Melilla alrededor de un centenar de subsaharianos.

La alambrada de Melilla llevaba diez días sin movimientos desde que el día 9 entraron en la ciudad 14 inmigrantes subsaharianos en el primer salto de 2015, que se unieron a los 156 que accedieron las madrugadas de los días 30 y 31 de diciembre de 2014. Esto, unido a las entradas de sirios por la frontera, dispararon la ocupación del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) hasta los 1.600 acogidos, cuando su capacidad óptima es de 480.