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"El mensaje de que la fuerza militar da seguridad es falso"

Investigadores, políticos y expertos en economía de defensa alertan en las jornadas sobre 'Cómo reducir el gasto militar por un mundo más seguro', organizadas por el Centre Delàs, de la "sobremilitarización" de los países y de la "sobredimensión" de algunas amenazas con tal de legitimar las relaciones con el 'lobby' armamentístico.

Participantes en las jornadas anuales organizadas por el Centre Delàs en Barcelona.

BARCELONA.- El gasto militar en el mundo bajó en 2014 por tercer año consecutivo. Fue un descenso casi imperceptible, de apenas el 0,4%, que deja la cifra en unos índices escandalosamente superiores a los registrados a principio de siglo. Tras el atentado de las Torres Gemelas esta partida se disparó, llegando a unas cotas superiores a las de la Guerra Fría. En total, el año pasado los países invirtieron 1,6 billones de euros en armamento y otros derivados de la actividad militar. Los datos, arrojados por el Instituto de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (SIPRI), también concluyen otras tendencias: el top-3 de estados que más dinero dedican a estas partidas lo sigue liderando Estados Unidos -a años luz del resto, tres veces más que el segundo-, seguido de las ascendentes China y Rusia. Arabia Saudita, en cuarto lugar, invirtió un 17% más que en 2013 y sube con fuerza, así como lo hacen de forma destacada África, Europa del Este y Próximo Oriente, como consecuencia de los conflictos de muchos de sus países.

Sam Perlo-Freeman es uno de los jefes de proyecto del SIPRI, y este jueves participó en las jornadas anuales organizadas por el Centre Delàs como antesala al Congreso Mundial de l’International Peace Bureau Disarm for a Climat of Peace!, que tendrá lugar el próximo año en Berlín. Las jornadas no solo tenían como objetivo introducir en la agenda política, mediática y social la cuestión del gasto militar sino también entender cómo este afecta a los conflictos, el desarrollo social y la paz mundial. "No hay relación directa entre gasto militar y conflictos. Pero tampoco hay relación directa entre gasto militar y paz", reconoció en su intervención. Para el experto en economía de defensa, la influencia de los Estados Unidos en esta materia "da coraje" a otros países para "sobremilitarizarse". "China, Rusia o Arabia Saudita sienten la necesidad de exhibir músculo y por eso realizan maniobras agresivas", subraya. Más cuando la potencia norteamericana sigue en "registros históricos" de gasto militar, destinando un 45% más que en 2001. Perlo-Freeman advierte también del impacto de la crisis de Ucrania y cómo este conflicto ha hecho que muchos países europeos "inviertan su tendencia iniciada con la crisis económica". Los países nórdicos y bálticos, según él, destinan hoy más fondos públicos al ejército que en 2008 y, Rusia, principal implicada, "pretende cerrar este 2015 con un aumento del 15% respecto al año pasado".

Para el experto del SIPRI, invertir los recursos militares en otras actividades es "posible" y no está reñido con "garantizar la seguridad nacional"; menos optimista se muestra con algunos países no democráticos de Oriente Medio y África, curiosamente los que más porcentaje del PIB dedican al sector militar (Omán, un 12%; Arabia Saudita, un 10%, y países como Yemen o Siria, alrededor de un 5%). "Seguir con estos regímenes imposibilita el debate militar", explica. "El aumento del precio del petróleo", añadió, "también está vinculado al aumento del gasto militar en estos países".

Testosterona y seguridad nacional

Bajo el nombre de Reducir el gasto militar por un mundo más seguro, la conferencia contó además de con el representante del think tank sueco con Ingenborg Breines, copresidenta del International Peace Bureau (IPB), entidad impulsadora de la Campaña Global Sobre el Gasto Militar (GCOMS) y Pere Ortega, presidente del Centre Delàs de Estudios por la Paz.

Breines criticó el papel de los medios cuando tienen que abordar el gasto militar de los estados y la intervención en conflictos armados: "Hay una falsa terminología, se confunde acción humanitaria con acción militar". La idea de crear un enemigo legitima, según su opinión, el gasto desmesurado de muchos países. "Existe una cierta masculinidad en los estados, una imagen anticuada de dominio y poder en la que sigue calando el mensaje de que si quieres la paz, prepárate para la guerra". Perlo-Freeman recoge la idea y la vincula al concepto "ambiguo" de seguridad nacional. "El mensaje de que la fuerza militar ofrece seguridad es falso. Está promovido por el lobby de la industria armamentística y aceptado por los gobiernos. En China o Arabia Saudita, por ejemplo, el ejército no protege únicamente al país, también protege sus regímenes". Por ello, ve muy difícil convencer a un solo país de reducir gastos militares. "Es una decisión que debe estar coordinada entre muchos de ellos, si no nadie se atreverá a ponerse en desventaja".

La copresidenta del IPB, que actualmente trabaja por la paz desde el Consejo Nacional de la UNESCO, es tajante con la idea de que las partidas militares no se pueden recortar porque dan puestos de trabajo. "Hay puestos útiles y otros que no. Porque además este puesto, de media, cuesta tres veces más que otro trabajo convencional". La investigadora asume que el desarmamento "nunca" se ha debatido con rotunidad en el mundo y denuncia las presiones de la OTAN para que se aumenten los gastos. "¿Por qué en lugar de reclamar que cada miembro tenga en materia militar un 2% de su PIB no estigmatizamos de una vez a los países con cabezas nucleares? Los países fuertes son los que logran seguridad a través de medios no militares".

Desmontando el gasto español

Desde el Centre Delàs -entidad nacida en 1999 que investiga asuntos relacionados con el desarmamento y la paz- se calcula en 130.000 millones de euros el presupuesto destinado desde que comenzó la crisis en 2008 a mantener las estructuras de carácter militar en España. En 2014 nuestro país fue el quinto de la Europa Occidental en gasto militar según datos del SIPRI, unos datos que Ortega, presidente del Centre Delàs, cuestiona en su intervención. "Cuando el estado asegura que dedicamos pocos recursos, miente". Según los datos del gobierno español, el Ministerio de Defensa ha reducido sus gastos un 32% en el tramo 2008-2015. Pero para Ortega, el descenso solo ha sido del 18%. Esto ocurre porque, según él, "el gasto militar es el doble del que dice el gobierno", al no computar en en el ministerio de Defensa partidas en materia de seguridad que se destinan desde otros ministerios "como Exteriores, Industria o Interior". Este trasvase, además, alimenta las mismas empresas, porque "las industrias armamentísticas proveen también materiales en seguridad". En Estados Unidos, sin ir más lejos, la inversión militar ha bajado del 47% al 37%, "pero este gasto se canaliza ahora a través de gastos en seguridad interna".

En cualquier caso, el gasto en España en esta materia es "moderado", sostiene Ortega, si bien muchas veces "se sobredimensionan" las amenazas, como las del estado islámico, "para legitimar el gasto". "Existen intereses relacionados con el lobby de las industrias armamentísticas, cuyos accionistas cuentan con la connivencia de los políticos", concluye. Existe otra paradoja. Con la crisis se han reducido presupuestos armamentísticos pero se ha promocionado la exportación de armas españolas "en países implicados en conflictos como Egipto, Turquía o Arabia Saudita". Ortega presentó hace un mes en Madrid su libro El lobby de la industria militar española. Adónde van nuestros impuestos, donde aseguró que mantener al Ejército cuesta a los españoles "17.000 millones de euros al año".

El papel del Ejército

Las jornadas se cerraron con una interesante mesa redonda, en el que participaron representantes de distintos partidos políticos catalanes a excepción de Ciudadanos y PP, que rechazaron la invitación, y Convergència, cuyo asistente tuvo que excusarse a última hora. ¿Qué modelo de defensa y seguridad es necesario en el siglo XXI? ¿Qué gasto militar?, se abordó de inicio. Para Joan Josep Nuet, de Esquerra Unida i Alternativa, el asunto es estructural e ideológico. "El capitalismo nos organiza en la idea de que la desigualdad existe y por lo tanto habrá conflictos que requerirán negocios militares", sostuvo. En este marco, romper la influencia de los lobbies "no es fácil". "Yo replantearía el papel de las fuerzas armadas a corto plazo: revisar programas de adquisición de armamento que comprometen los presupuestos", recogía Ferran Pedret, diputado del PSC. Más contundente se mostraba Marta Vilalta, de ERC. "Tenemos un ejército sobrearmado y sobredimensionado en el que sobran 90.000 miembros. Hay que prohibir que los fondos de contingencia se inviertan en gastos militares", expuso. David Fernández, exdiputado de la CUP, recordó que Catalunya votó no a la OTAN, a la que definió como "una máquina de matar, robar y mentir" y que "los 4.000 millones de euros que cuestan las últimas fragatas constituyen un agujero vergonzoso". También Nuet se sumó a la idea de "OTAN no, bases fuera".

Uno de los problemas que salieron en el debate fue el de los contratos con indemnizaciones con ciertas empresas armamentísticas, lo cual dificulta cortar de raíces ciertos negocios. "Chacón -antigua ministra de Defensa- frenó gastos en algunos programas que Pedro Morenés -ministro actual- reemprendió para evitar indemnizaciones mayores", recuerda Pedret. "Vivimos en una burbuja armamentística", recuerda Vilalta. Nuet ahonda en la cuestión: "Las estructuras de la Unión Europea defienden puntos estratégicos y económicos comunes. Esto hace que la gestión y compra del material armamentístico no dependa de cada estado, no hay soberanía real en este aspecto. Tanto aportas, tanto te repartes en los conflictos en los que cada miembro de la UE participa".

En un turno final sobre el papel que deberían jugar las fuerzas armadas en una hipotética Catalunya independiente, Fernández llamó a "exportar la paz en lugar de armas" y reconoció, con su picardía habitual, que "un ejército democrático es como una mierda suculenta: algo imposible". Desde ERC e EUiA también se avaló la idea de que un futuro estado catalán no contara con ejército. Nuet, que matizó que una República Catalana debería tener "un servicio de Acción Exterior para promover la cooperación", aprovechó para resolver una duda generada entre el público sobre la gestión del espacio aéreo en Catalunya si esta saliera de la OTAN: "La gestión pasaría a ser civil, no militar". Precisamente entre las voces de los asistentes emergió la del economista Arcadi Oliveres para pedir "la detención de José María Aznar por crímenes de guerra".

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